“Clan-clan”... como un martillo que golpea la cabeza
Los malos hábitos en el estilo de vida pueden ser parte de las causas que originan las cefaleas. Estas mejorarán según la decisión de cambios que tome el paciente
ALIANA ABADÍ
Casi nadie se salva de ese dolor agudo y sensación de martilleo en la cabeza. Según las estadísticas, 9 de cada 10 adultos consulta a su médico por este motivo, que no es otro que una cefalea mejor conocida como “dolor de cabeza”, sobre todo cuando su magnitud y el impacto en la vida diaria ya no son tolerables.
Lo primero que se debe saber es que el cerebro no duele y es casi imposible tener dolor por estimulación cerebral. Duelen los grandes senos venosos, las meninges próximas, las arterias de la duramadre y base del cráneo, así como el resto de estructuras extracerebrales.
La doctora María Isabel Rodelo, médico internista del Hospital de Clínicas Caracas, indicó que un dolor de cabeza puede ser sordo y punzante o agudo y preciso. Los principales tipos son: por tensión, migraña y en racimo.
Los dolores de cabeza por tensión son uno de los tipos más comunes. Están causados por una opresión de los músculos del cuello y del cuero cabelludo. Por migraña se diferencia en que el dolor se restringe a un lado de la cabeza y empeora con el tiempo, a su vez, los pacientes presentan sensibilidad a la luz y al ruido, náusea y vómitos.
Por racimo es el más intenso, padeciéndolo más los hombres que las mujeres. Está asociado con activación anormal de nervios en el cerebro.
Lo recomendable es que pueda identificar el suyo para así prevenirlo. Además, es importante diferenciar los padecimientos que produce esta molestia para descartar que sea una consecuencia de otra enfermedad, señaló Rodelo.
El tratamiento para las cefaleas que no están asociadas a ningún otro malestar se basa en el control del dolor con medicamentos como analgésicos y profilácticos o preventivos, así como modificaciones del estilo de vida para evitar los malos hábitos que generen los dolores de cabeza, entre los que se destacan: estrés, no respetar las horas de sueño, ayuno prolongado, ingesta de alcohol o café, ruido excesivo, sobresaturación tecnológica, malas posturas, automedicación y cambios hormonales.
Este es un problema muy frecuente que afecta las actividades cotidianas y las emociones, pero, al mantener buenos hábitos de salud puede prevenirse.