“La observación es un arte moribundo”
Ciertamente, existe un gran trecho entre ver y observar, esta última es esencial para los fotógrafos, debido a que implica un proceso mental donde el pensamiento y lo visual convergen
Hace poco, conversando con un colega fotógrafo, abordamos el tema sobre lo que significa observar. Congeniamos en que, vivimos tiempos donde constantemente estamos consumiendo contenido visual; sobre todo por las redes sociales donde literalmente navegamos en un mar de información visual. ¿Cómo hacer para depurar y filtrar lo que vemos para no intoxicarnos? Una parte muy importante de la fotografía es la observación, por supuesto, va mucho más allá de simplemente ver.
Para algunos la fotografía es un arte o una carrera, para otros puede ser un pasatiempo o una manera de documentar su propia vida. Los fotógrafos profesionales se pueden ocupar de distintos campos, desde el periodismo hasta la publicidad. Indistintamente el ámbito donde labore, la observación, especialmente en la fotografía, es la mayor habilidad que desea tener cualquier fotógrafo. Esto requerirá mucho esfuerzo y práctica, el resultado final se verá en una foto buena o una imagen impactante que le comunica al espectador de la manera más audible.
Ciertamente, existe un gran trecho entre ver y observar, esta última es esencial para los fotógrafos, debido a que implica un proceso mental donde el pensamiento y lo visual convergen. De hecho, Elliott Erwintt menciona que “la fotografía es un arte de observación. Tiene poco que ver con las cosas que ves y mucho que ver con la forma en que ves”.
Por lo general, la observación parte de un punto de estar conscientes, requiere de tranquilidad para analizar el entorno y las experiencias que se van adquiriendo aportan habilidades para lograr ser un excelente fotógrafo. Podría decir que el observar es una práctica que requiere tiempo, claro es fácil, pero requiere dedicación. Es conocido que los grandes fotógrafos, por ejemplo, de paisajes y fauna se toman su tiempo para conseguir la foto deseada. Recuerdo al fotógrafo español Joan Vendrell que comentaba, que para capturar cierta imagen tuvo que ir varias veces al mismo lugar y, no solo eso, sino que también debió permanecer muchas horas quieto, esperando el momento preciso.
De hecho, a comienzos de la pandemia y el resguardo en nuestros hogares, algunos fotógrafos giraron sus cámaras con el fin de hacer trabajos más íntimos, retrospectivos o personales. Esto significó observar y analizar el entorno personal, ese lugar llamado hogar que tanto pensamos que conocíamos, pero que con el confinamiento terminamos descubriendo rincones y a nosotros mismos, lo que se convirtió en historias visuales que contar. Nos dedicamos a observarnos con paciencia y a cuestionar el porqué de las cosas.
Y es que la fotografía callejera es la escuela para ser buenos observadores. No se trata únicamente de capturar elementos arquitectónicos, sino también emociones y personas. De aquí radica el arte de la fotografía callejera, observar el espacio público, lo cotidiano, los transeúntes o individuos, las vitrinas de los negocios, los cafés, los niños jugando, la moda, el mercado, el mecánico, el pasajero; es capturar y contar la historia a través de la observación.
Juancho Domínguez, narrador visual enfocado en la fotografía de calle, es un buen ejemplo de lo antes dicho. Cuando tenía 70 años de edad se inició en la fotografía, él comenta: “me compré una camarita y empecé a salir a la calle con mi camarita, (…) cuando yo estaba con esa cámara, todo me parecía nuevo”. La cámara de Juancho fue la ventana a un nuevo mundo, siempre estuvo ahí, esperando por él. En este oficio, la cámara ideal debe ser pequeña y discreta, así podrá pasar desapercibido. Además, otro dato clave es tomarse el tiempo suficiente para analizar el lugar, aunque sea de rutina diaria. Al final, si al mirar la foto, puedes sentir y oler la calle, entonces es una excelente foto callejera.
El observar va acompañado con lo que ocurre en nuestra vida, el escritor estadounidense Truman Capote lo plantea como “Hay que aprender mucho y de tantas fuentes: no solo de los libros, sino también de la música, de la pintura e incluso de la simple observación de la vida cotidiana”. En el caso de Domínguez, que no tiene mucho más de 5 años fotografiando, su experiencia como profesor universitario jubilado y músico retirado, aportó conocimientos generales e importantes, en el campo de la observación como nuevo practicante de la fotografía callejera. Lo puede comprobar al ver su trabajo en su cuenta de Instagram @juanchodominguez12.
El observar no es solo quedarse quieto y mirar. Significa mucho más, observar es creatividad y experimentar. A través de la luz, en un factor único y primordial en la fotografía, es posible tantas técnicas, perspectivas, ángulos, distancias focales, tiempos de exposiciones, entre otros. Que pueden reforzar la narrativa de la imagen y comunicar de manera poderosa al lector lo que deseas decir.
En conclusión, como observadores destacamos en nuestras fotografías lo que es importante y digno de admiración. Para Stanley Kubrick “La observación es un arte moribundo”, no dejemos que muera, practícala.
artepupo@gmail.com
Instagram: @monica.pupo / Twitter: pupo_monica
monicapupo.com
Para algunos la fotografía es un arte o una carrera, para otros puede ser un pasatiempo o una manera de documentar su propia vida. Los fotógrafos profesionales se pueden ocupar de distintos campos, desde el periodismo hasta la publicidad. Indistintamente el ámbito donde labore, la observación, especialmente en la fotografía, es la mayor habilidad que desea tener cualquier fotógrafo. Esto requerirá mucho esfuerzo y práctica, el resultado final se verá en una foto buena o una imagen impactante que le comunica al espectador de la manera más audible.
Ciertamente, existe un gran trecho entre ver y observar, esta última es esencial para los fotógrafos, debido a que implica un proceso mental donde el pensamiento y lo visual convergen. De hecho, Elliott Erwintt menciona que “la fotografía es un arte de observación. Tiene poco que ver con las cosas que ves y mucho que ver con la forma en que ves”.
Por lo general, la observación parte de un punto de estar conscientes, requiere de tranquilidad para analizar el entorno y las experiencias que se van adquiriendo aportan habilidades para lograr ser un excelente fotógrafo. Podría decir que el observar es una práctica que requiere tiempo, claro es fácil, pero requiere dedicación. Es conocido que los grandes fotógrafos, por ejemplo, de paisajes y fauna se toman su tiempo para conseguir la foto deseada. Recuerdo al fotógrafo español Joan Vendrell que comentaba, que para capturar cierta imagen tuvo que ir varias veces al mismo lugar y, no solo eso, sino que también debió permanecer muchas horas quieto, esperando el momento preciso.
De hecho, a comienzos de la pandemia y el resguardo en nuestros hogares, algunos fotógrafos giraron sus cámaras con el fin de hacer trabajos más íntimos, retrospectivos o personales. Esto significó observar y analizar el entorno personal, ese lugar llamado hogar que tanto pensamos que conocíamos, pero que con el confinamiento terminamos descubriendo rincones y a nosotros mismos, lo que se convirtió en historias visuales que contar. Nos dedicamos a observarnos con paciencia y a cuestionar el porqué de las cosas.
Y es que la fotografía callejera es la escuela para ser buenos observadores. No se trata únicamente de capturar elementos arquitectónicos, sino también emociones y personas. De aquí radica el arte de la fotografía callejera, observar el espacio público, lo cotidiano, los transeúntes o individuos, las vitrinas de los negocios, los cafés, los niños jugando, la moda, el mercado, el mecánico, el pasajero; es capturar y contar la historia a través de la observación.
Juancho Domínguez, narrador visual enfocado en la fotografía de calle, es un buen ejemplo de lo antes dicho. Cuando tenía 70 años de edad se inició en la fotografía, él comenta: “me compré una camarita y empecé a salir a la calle con mi camarita, (…) cuando yo estaba con esa cámara, todo me parecía nuevo”. La cámara de Juancho fue la ventana a un nuevo mundo, siempre estuvo ahí, esperando por él. En este oficio, la cámara ideal debe ser pequeña y discreta, así podrá pasar desapercibido. Además, otro dato clave es tomarse el tiempo suficiente para analizar el lugar, aunque sea de rutina diaria. Al final, si al mirar la foto, puedes sentir y oler la calle, entonces es una excelente foto callejera.
El observar va acompañado con lo que ocurre en nuestra vida, el escritor estadounidense Truman Capote lo plantea como “Hay que aprender mucho y de tantas fuentes: no solo de los libros, sino también de la música, de la pintura e incluso de la simple observación de la vida cotidiana”. En el caso de Domínguez, que no tiene mucho más de 5 años fotografiando, su experiencia como profesor universitario jubilado y músico retirado, aportó conocimientos generales e importantes, en el campo de la observación como nuevo practicante de la fotografía callejera. Lo puede comprobar al ver su trabajo en su cuenta de Instagram @juanchodominguez12.
El observar no es solo quedarse quieto y mirar. Significa mucho más, observar es creatividad y experimentar. A través de la luz, en un factor único y primordial en la fotografía, es posible tantas técnicas, perspectivas, ángulos, distancias focales, tiempos de exposiciones, entre otros. Que pueden reforzar la narrativa de la imagen y comunicar de manera poderosa al lector lo que deseas decir.
En conclusión, como observadores destacamos en nuestras fotografías lo que es importante y digno de admiración. Para Stanley Kubrick “La observación es un arte moribundo”, no dejemos que muera, practícala.
artepupo@gmail.com
Instagram: @monica.pupo / Twitter: pupo_monica
monicapupo.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones