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A control remoto

Un afortunado debut

“Homecoming”, la serie que marca la incursión de Julia Roberts como protagonista de un drama televisivo, está llena de atractivos elementos diferenciadores

  • AQUILINO JOSÉ MATA

18/01/2019 01:00 am

La superproducción Jack Ryan, la premiadísima La maravillosa señora Maisel y la prestigiosa The Looming Tower, unido a la próxima emisión en directo de eventos deportivos, están convirtiendo a la plataforma de videos de Amazon en una seria rival para HBO y Netflix, sus aventajadas competidoras, pues su catálogo de opciones en streaming es cada vez más atractivo. Su más reciente suceso es Homecoming, la nueva serie de Sam Esmail (el mismo creador de la laureada Mr.Robot), que ha visto recompensada su calidad al ser nominada a tres Globos de Oro: mejor drama, actriz (Julia Roberts) y actor (Stephan James).

Adaptación del drama radial homónimo, creado en 2016 por Micah Bloomberg y Eli Horowitz (guionistas también de la serie), Homecoming es un estimulante relato de misterio y discurso antibelicista, articulado alrededor de temas como la reinserción en la vida civil de los soldados tras volver del frente, los peligros de poner en manos inexpertas los servicios públicos y las nuevas formas de explotación laboral, donde el empleado está disponible a través de su teléfono celular las 24 horas del día. La historia se divide en dos líneas temporales: el presente, en 2018, y el futuro, en 2022. Cada una está rodada en un formato distinto: panorámico la primera y cuadrado la segunda. Es una forma eficaz de transmitir la sensación de claustrofobia, opresión y estrechez de memoria y conciencia que sufren los personajes. Cuando en el episodio ocho, Sam Esmail –director de los diez episodios- revela cierta información al espectador, el formato cuadrado se expande. Este recurso, unido a las constantes referencias estéticas a Hitchcock, especialmente a Vértigo, así como su fotografía de colores tenues, uso del zoom y la utilización del plano secuencia, hacen de Homecoming una de las series visualmente mejor diseñadas y atractivas del momento.

Otro de sus aciertos es su evocadora banda sonora, elaborada con fragmentos del thriller del Hollywood de los setenta, tomados de películas como La conversación (1974), Todos los hombres del Presidente (1976) y Marathon Man (1976), un afortunado recurso para crear atmósferas y modular los sentimientos de los personajes. Elemento igualmente distintivo es que su protagonista es una cincuentona. No parece casualidad que la primera serie estelarizada por Julia Roberts esté producida también por ella. Los buenos papeles protagónicos para estrellas de su edad no abundan, por lo cual decidió meterse de cabeza en el proyecto, empeño que le ha permitido hacer una de las mejores interpretaciones de su carrera. 

Sam Esmail ha salido también airoso de una apuesta arriesgada: darle a cada capítulo una duración de media hora, algo más típico de la ligereza de las series de comedia televisiva que con el ritmo y la densidad de los relatos dramáticos. En este sentido Homecoming es sumamente consistente: no le falta ni le sobra nada. Su narrativa es directa, contundente y eficaz. Todo lo expuesto se ha erigido como argumento más que de peso para anunciar una segunda temporada. Sin duda, una muy buena noticia. 
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