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Madre María de San José: A 27 años de su Beatificación en Roma

Su cuerpo permanece incorrupto en un Santuario en el centro de Maracay

  • Diario El Universal

07/05/2022 02:15 pm

Hace 27 años las banderas de Venezuela se ondearon por primera vez en la Plaza San Pedro, en El Vaticano. Por derecho canónico de ese entonces, las beatificaciones se daban en Roma, Italia, y no en el país de origen, como ahora sucede.

Ha sido la primera y única vez en la que ha figurado la imagen de una venezolana en los balcones de aquella Basílica. Se trata de Madre María de San José, beatificada por el Papa Juan Pablo II un 07 de mayo de 1995.

“Es la venezolana que abrió el santoral”, señala la hermana Gracelia Molina, encargada de la Causa de Canonización de esta religiosa a quien se le comprobó un milagro de Dios bajo su intercesión, en 1993.

La recuperación instantánea e irreversible de la hermana Teresa Silva, que había estado por años invalidada por una osteoporósis, cumplió la profecía que en vida Madre María de San José le había hecho: “cuando cumplas 50 años, sanarás”. Así ocurrió y tal hecho, debidamente estudiado en Caracas y en Roma, fue lo que llevó a los altares a esta venezolana.

La ceremonia, transmitida a las 4:00am en Venezuela, ocupó el titular de todos los periódicos y fue motivo de júbilo y gozo espiritual para el país.

“María de San José fue una mujer que se dejó enamorar de Dios y que de su amor contagió a muchas mujeres que siguen en su congregación y también laicos que siguen su ejemplo: la Eucaristía, la oración, el silencio y la ayuda a los más pobres”, señala Fray Juan Carlos Fernández, miembro de la Orden Agustinos Recoletos.

En ello coincide tanto la hermana Nicolasa Valero como la hermana Rosaura Meneses, quienes conocieron en vida a la Madre María de San José. A la primera, la beata le colocó el velo; y a la segunda, la recibió cuando llegó de Antioquia, Colombia.

“Ella era muy caritativa. Una bella persona pero también muy estricta en sus cosas porque como Madre Superiora tenía que tener carácter”, dice Meneses, mientras que Valero reitera: “La Madre María ayudó mucho, mucho. Yo aprendí de ella y de mi mamá”.

Ejemplo de amor y entrega

Conocer la historia de Madre María de San José es colocarle el rostro a la bondad y al amor. Nació un 25 de abril de 1875, en Choroní, estado Aragua, bajo el nombre de Laura Evangelista Alvarado Cardozo. Su vida, desde muy pequeña, la dedicó a Dios.

“Ella desde niña aprendió a orar y amar a la Santísima Virgen. De pequeña tenía colgado en su cuello un cristo y por eso la llamaban ‘La niña del Cristo’, recuerda Valero.

Siendo adolescente cuidó de los enfermos y fue consagrada como hermana hospitalaria agustina, bajo el nombre de Sor María de San José, a inicios de 1901, cuando el sacerdote Justo Vicente López Aveledo creó la Congregación Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, de la que fue su primera Superiora.

En una Venezuela Rural, fundó 38 casas hogares. Con apenas 1 metro 47 centímetros de estatura, la beata era grande en espíritu.

“Ella se desgastaba por los desdichados, por los que nada tienen, por aquellos que son despreciados”, resalta la hermana Liliana Chacón, miembro de la Congregación.

Varios de los entrevistados refieren que Madre María de San José fue bendecida por virtudes excepcionales, propias de los que viven en santidad, como la profecía y la bilocación. También por la levitación.

Fueron 91 años de vida y de entrega, hasta que partió a la casa del Señor un 2 de abril de 1967, en su natal Maracay, en compañía de sus religiosas.

Hoy día, su cuerpo permanece incorrupto en un Santuario ubicado en la avenida Bolívar de Maracay, estado Aragua, donde sus devotos la veneran y claman su intercesión.

Un SOS para su conservación

Aunque en principio sus restos mortales permanecían en una capilla, muy cerca del Santísimo (como lo había solicitado, en vida), fue justamente el Decreto de su Beatificación lo que obligó a la Congregación a retirar su tumba para exhumar sus restos y poder enviar la reliquia de primer grado al Vaticano, como se exige en estos casos.

Fue en ese momento cuando, para su sorpresa, encontraron una urna devastada por la humedad pero con un cuerpo intacto, luego de 27 años de su muerte. Se trata de un hecho sin precedentes.

“Ella tiene todos sus órganos. No hay fluidos líquidos pero ella tiene piel, huesos, órganos. Es increíble ver cómo después de 27 años de enterrada permaneció su cuerpo incorrupto”, dice Molina.

“Lo que nosotras hemos podido estudiar es que ella tuvo otro don que es la inedia, que es un ayuno prolongado más allá de las fuerzas naturales. Nuestra madre estuvo 10 años (desde los 26 hasta los 36 años) donde no ingirió ningún tipo de alimento sólido, sino solamente la Comunión de cada día. El trocito de pan, de hostia consagrada, que es una oblea muy pequeña de unos 4 centímetros que la mantuvo viva 10 años y que humanamente eso no se explica. Además, en una actividad titánica muy fuerte, en unas circunstancias económicas y sociales difíciles, andado en mula. Y estar en esa actividad y mantenerse viva por 10 años, solo con la Comunión, nos da la certeza de que en ella existía ese don sobrenatural como es la inedia (que, por lo general, suele dar como consecuencia la incorruptibilidad)”, explica Molina.

Madre María de San José solo ha tenido dos procesos de conservación. Pese a que es el único cuerpo incorrupto de una beata en el país, la encargada del Santuario de Madre María de San José advierte que está en riesgo, debido a la falta de condiciones, a consecuencia de la delincuencia.

“El Santuario tiene 10 aires acondicionados de 10 toneladas, de las cuales desmantelaron 8. ¿Qué pedimos? Seguir colaborando para mantenerlos operativos. Se requieren aires nuevos porque la Madre María de San José debe tener siempre un ambiente como el subsuelo: frío. No solo el lugar donde ella está, sino todo el recinto porque eso va a garantizar que su cuerpo se mantenga en el tiempo. No es un lujo; es una necesidad”, sentencia la hermana Eukare Moreno.

Aunque han transcurrido casi tres décadas desde que se creó el santuario, éste sigue siendo epicentro espiritual para aquellos que, aún en pandemia, le agradecen su intercesión, no solo en favores de salud, estudios, empleos sino también como madre espiritual, al ser fuente de consuelo, luz, paz y tranquilidad.

La hermana Molina, por su parte, también hace la referencia que el corazón de esta beata permanece en la Casa Generalicia de la Congregación, ubicada en Los Teques, estado Miranda. “Ahí está un relicario que nos ha donado la Orden Agustinos Recoletos, desde la Curia Generalicia de Roma, con un símbolo eucarístico y los símbolos agustinianos. Y ahí está ese corazón que podemos venerar cualquier día del año, adorando a Jesús Eucaristía expuesto las 24 horas”, comenta.

Tanto en Miranda como en Maracay, miles de devotos de todas partes del país se acercan a darle gracias.

“Realmente hay una devoción tremenda por nuestra madre. Ha intercedido por mí por muchos favores que le he pedido”, asegura el devoto Oswaldo Torrealba.

A un paso de la santidad

El camino de la santidad de Madre María de San José inició en 1983 cuando se abrió su Causa de Beatificación. A 27 años de aquél episodio histórico, solo un paso la separa de la santidad. Se requiere comprobar un segundo presunto milagro, bajo su intercesión, para que reciba el título de Santa y tenga culto público universal. Por ello, la Congregación se mantiene atenta y receptiva a recoger los testimonios de fe de sus devotos.

“Hasta los momentos, seguimos en estudio. No hemos presentado ningún caso, de manera formal, ante la Santa Sede”, explica Molina y reitera que el hecho debe haberse dado después de la Beatificación, de forma instantánea e irreversible, debe tener soporte médico y resultar inexplicable a la ciencia.

Quienes deseen testificar a favor de la Causa, pueden acercarse al Santuario de Madre María de San José, en Maracay o colocarse en contacto con las religiosas a través de su página web: agustinasrecoletas.com

Para muchos, la obra y legado de Madre María de San José sigue vigente y presente en la actualidad.

“Son 27 años de gracia y de bendiciones para Venezuela. Esta mujer nuestra, criollita, venezolana, maracayera, sigue caminando con nosotros y sigue intercediendo por cada una de nuestras necesidades”, concluye Molina.


Información: ReporteCatólicoLaico (RCL)

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