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Historias de la violencia venezolana: La muerte de Lorena

Entre un suicidio y un asesinato, la muerte de una joven sacudió la política venezolana en los años 90

  • CARLOS D' HOY

07/08/2022 05:00 am

El poder es el mayor afrodisíaco, decía Henry Kissinger ex secretario de Estados Unidos y uno de los hombres más importantes del siglo pasado. Pero además de esa característica, el poder abre puertas, multiplica millones, borra expedientes, y convierte asesinatos...

Hay casos que se hacen emblemáticos, marcan una época y con los años son recordados. La mayoría de las veces el efecto es causado por la notoriedad de sus protagonistas, en otros por empatía y solidaridad y en algunos más por las circunstancias que rodean el hecho.

A inicios de la década de los 90 la muerte de Lorena Márquez fue uno de esos casos. Marcó al centro del país, especialmente a la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua, donde uno de sus protagonistas, Manasés Capriles, era dueño de quizá el principal medio de comunicación local. Además de ser un reconocido empresario, fue uno de los financistas de la campaña electoral que llevó a la gobernación a su candidato, Carlos Tablante.

Una historia en la que la principal protagonista era una joven de 23 años, cuyo cadáver fue localizado en una habitación de su residencia el martes 18 de junio de 1991. El cuerpo estaba boca abajo, vestía un short negro y una bata y estaba descalza, en sus pies se veían manchas negras.

Según el informe elaborado por los funcionarios que llegaron al lugar del hecho, el balazo que la mató fue un proyectil calibre 38, que ingresó en la zona mamaria izquierda y tuvo orificio de salida por el intercostal derecho. Un detalle es que el cuerpo no presentaba el denominado tatuaje de pólvora que se origina tras un disparo a corta distancia, además se encontró el arma de fuego en el sitio y un orificio de bala en una de las paredes de la habitación.

Uno de los hechos que hizo levantar sospechas entre los funcionarios que acudieron al levantamiento del cuerpo fue la escasa cantidad de sangre encontrada en el lugar, así como la ubicación del cadáver, que dejaban dudas sobre la tesis del suicidio, además del hecho de que en el lugar habían muchas personas, lo que hacía presumir que la escena había sido contaminada y posiblemente alterada.

Tras llegar al lugar y tras revisar el área donde ocurrió el hecho, el comisario Víctor Amram esgrimió la tesis del asesinato, pero fue separados del caso y el mismo fue entregado al jefe de Homicidios de la PTJ, el comisario Alexis Bolívar quien, tras continuar la investigación, llegó a la misma conclusión. El principal sospechoso era el esposo de la víctima, pero pocas horas más tarde, la tesis cambió por la de un “suicidio atípico”, lo que terminó de enrarecer el clima alrededor de la investigación.

Vale destacar que en el caso, los familiares lograron que la Guardia Nacional realizara una investigación paralela, que habría determinado que se trató de un caso de homicidio y no de suicidio.

El padrastro de la víctima, el publicista y columnista Andrés Galdó, inicia una intensa campaña mediática señalando que la joven no se había suicidado, que trataban de ocultar el asesinato y así el caso llegó a los tribunales locales. En una primera decisión se declara que Lorena Márquez se había quitado la vida.

De esa manera pasaron varios años de denuncias y juicios, hasta que finalmente se declaró el caso como un homicidio, pero nunca nadie fue juzgado, ya que el presunto homicida, Capriles, huyó del país. 
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