Apóstol
Apóstol decodifica las antiguas tarjetas de votación de los pequeños partidos políticos que han ido desapareciendo desde la otrora democracia hasta extinguirse por completo en esta otra
Aunque se trata de un artista, no deja de ser un predicador de la imagen y la palabra de su particular dios: El Arte. Alexander Apóstol pertenece a la diáspora venezolana, cuya obra visual ha pisado las galerías y museos más importantes del mundo civilizado, libre y democrático.
Cuando expuso, años ha, en el MACCSI su primera exposición fotográfica de gran formato en blanco&negro nos madrugó, con su lectura y mirada atrevida, arriesgada, turbadora de lo expuesto tanto por parte del Apóstol como de la incitadora Sofía Ímber. Apóstol y yo ya nos conocíamos desde los platós de cine y reconocía su impromtus Dadá de ruptura y parodia en los cruces de la foto-fija.
Cuando expuso, años ha, en el MACCSI su primera exposición fotográfica de gran formato en blanco&negro nos madrugó, con su lectura y mirada atrevida, arriesgada, turbadora de lo expuesto tanto por parte del Apóstol como de la incitadora Sofía Ímber. Apóstol y yo ya nos conocíamos desde los platós de cine y reconocía su impromtus Dadá de ruptura y parodia en los cruces de la foto-fija.
Ya entrado el milenio, Apóstol me cita a una reunión para invitarme a una de las más exóticas aventuras, esta vez, editorial. Me propone, junto a una pléyade de escritores, desarrollar un guión de uno de los capítulos del polémico y trascendental ensayo de Carlos Rangel: Del buen salvaje al buen revolucionario. La idea no dejaba de ser excitante, arriscado. Se trataba de una revisitación a través del medio más popular y latinoamericano: la telenovela. ¡Muy posmo!
El libro se editó en Puerto Rico y conservo el ejemplar 13/500 de su casi incunable, por lo accidentada y artesanal producción, al decir del compilador. Apóstol concilió un escritor por capítulo. Escritores que de alguna manera estuvimos cercanos al cine y la T.V. y por consecuencia a la escritura visual. Cada escritor con su estilo e inclinación desarrolló un guión audiovisual.
La Salvaje Revolucionaria en horario estelar, es el título del libro en cuestión donde participamos, a saber: Julio César Mármol, Carolina Espada, Elio Palencia, Luis Zelkowicz, Xiomara Moreno, Alberto Barrera, Adriana Bertorelli, Lupe Gehrenbeck, Iraida Tapias y Boris Izaguirre bajo la concepción gráfica del galardonado Álvaro Sotillo.
Por estos días en la Beatriz Gil Galería se está exhibiendo lo más reciente de la producción visual de Apóstol. Se trata de dos propuestas que, entre sí, se distancian a diez años la una de la otra. Una, la fotográfica, a mi impresionista entender, es una deconstrucción del artista plástico Centeno Vallenilla, quien con su anacrónico academicismo, representó la estética fascista de los tiempos del dictador Marcos Pérez Jiménez que en nuestro actual contexto encaja en el gusto y regusto por el figurativismo proselitista a la vista de cualquier urbanismo o entrada vial a los 23 estados nacionales, contando bocas de túneles, esculturas y vallas.
La otra propuesta es más abstracta y paradójicamente más política, si es que la otra tiene poco. Apóstol decodifica las antiguas tarjetas de votación de los pequeños partidos políticos que han ido desapareciendo desde la otrora democracia hasta extinguirse por completo en esta otra. Una especie de pentimento donde el color del cuadro pareciera pintar encima del color inicial que simbolizaba una ideología, una tendencia.
40 modelos políticos pintados en la pared es una puesta en escena antifascista estéticamente pulcra y comprometida.
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