Pensar en la ciudad
Las ciudades no son solamente estructuras, calles, edificios, objetos, las ciudades deben ser ambiente, servicios, innovación, creatividad, seguridad, manejo de conflictos y acción colectiva
Cuando examinamos las ciudades modernas y pensamos en las mejores formas de estructurarlas y desarrollarlas para que ellas cumplan el fin principal de ser habitables, inteligentes, sostenibles, como actualmente lo son las más desarrolladas del mundo, debemos evaluar las nuestras en América Latina para determinar todo lo que nos falta por hacer.
Al analizar la planificación y evolución que se ejecutó desde las primeras décadas del siglo pasado en ciudades como Paris, Madrid, New York, Berlín, entre otras, comprendemos el por qué en las mismas, no obstante su evidente complejidad y el número de habitantes que disponen, en términos de ambiente, servicios, espacios, normativas y organización, han alcanzado un nivel superior en el mundo contemporáneo.
Estas reflexiones las realizo al conocer una serie de interesantes estudios de alta calidad técnica que fueron promovidos por la Sociedad de las Naciones bajo el título: “Concours D' Architecture”, en el que se publicaron importantes trabajos en materia de urbanismo que fueron adoptados en capitales que hoy en el siglo XXI destacan por la calidad de sus espacios y servicios, así como por la conducta de sus ciudadanos.
Otro de los trabajos principales en la materia a comienzos del siglo XX fue el elaborado por Tony Garnier titulado: “Une Cité Industrielle” que incorpora proyectos para la construcción de las urbes en los cuales se concibe la circulación de las personas y vehículos; los espacios para la cultura; los servicios públicos; las bibliotecas, etc., organizadas de tal forma que armoniza con la vida en general.
Las ciudades no son solamente estructuras, calles, edificios, objetos, las ciudades deben ser ambiente, servicios, innovación, creatividad, seguridad, manejo de conflictos y acción colectiva.
Una ciudad como Caracas y otras del interior de Venezuela resaltaron una vez por lo agradable de sus espacios, edificios, modo de vida de sus habitantes. Hoy esto no es así: calles rotas, sin señales, sin rallados para los peatones, sin tecnología para la seguridad, sin limpieza, sin cultura urbana que las vigile y sustente.
Necesitamos un concepto de gobernabilidad urbana y adoptar las decisiones que son indispensables para recuperar a las ciudades en el orden material y moral. Ciudades que tengan memoria de sí mismas; que sus ciudadanos se involucren; donde puedan vivir sus habitantes con buenos servicios y se desarrolle una cultura de convivencia y bienestar.
Existe una realidad evidente: ahora tenemos al interior abandonado y a Caracas deteriorada igualmente.
Las ciudades no pueden crecer en desmedro del bienestar de sus habitantes.
Jfd599@gmail.com
Al analizar la planificación y evolución que se ejecutó desde las primeras décadas del siglo pasado en ciudades como Paris, Madrid, New York, Berlín, entre otras, comprendemos el por qué en las mismas, no obstante su evidente complejidad y el número de habitantes que disponen, en términos de ambiente, servicios, espacios, normativas y organización, han alcanzado un nivel superior en el mundo contemporáneo.
Estas reflexiones las realizo al conocer una serie de interesantes estudios de alta calidad técnica que fueron promovidos por la Sociedad de las Naciones bajo el título: “Concours D' Architecture”, en el que se publicaron importantes trabajos en materia de urbanismo que fueron adoptados en capitales que hoy en el siglo XXI destacan por la calidad de sus espacios y servicios, así como por la conducta de sus ciudadanos.
Otro de los trabajos principales en la materia a comienzos del siglo XX fue el elaborado por Tony Garnier titulado: “Une Cité Industrielle” que incorpora proyectos para la construcción de las urbes en los cuales se concibe la circulación de las personas y vehículos; los espacios para la cultura; los servicios públicos; las bibliotecas, etc., organizadas de tal forma que armoniza con la vida en general.
Las ciudades no son solamente estructuras, calles, edificios, objetos, las ciudades deben ser ambiente, servicios, innovación, creatividad, seguridad, manejo de conflictos y acción colectiva.
Una ciudad como Caracas y otras del interior de Venezuela resaltaron una vez por lo agradable de sus espacios, edificios, modo de vida de sus habitantes. Hoy esto no es así: calles rotas, sin señales, sin rallados para los peatones, sin tecnología para la seguridad, sin limpieza, sin cultura urbana que las vigile y sustente.
Necesitamos un concepto de gobernabilidad urbana y adoptar las decisiones que son indispensables para recuperar a las ciudades en el orden material y moral. Ciudades que tengan memoria de sí mismas; que sus ciudadanos se involucren; donde puedan vivir sus habitantes con buenos servicios y se desarrolle una cultura de convivencia y bienestar.
Existe una realidad evidente: ahora tenemos al interior abandonado y a Caracas deteriorada igualmente.
Las ciudades no pueden crecer en desmedro del bienestar de sus habitantes.
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