Las autoridades deben educarse en gestión de riesgos para evitar desastres
El impacto generado por eventos naturales depende de los modelos de desarrollo El impacto generado por eventos naturales depende de los modelos de desarrollo
Sofía Torres
Especial El Universal
El geógrafo Jesús Delgado, miembro de la Red de estudios de desastres de América Latina y de la Red de educadores de Latinoamérica y el Caribe para la reducción de riesgos de emergencias y desastres (Redulac), sostuvo que es necesaria y prioritaria la formación de autoridades nacionales, regionales y municipales en materia ambiental para conocer con mayor propiedad el lugar en el que llevan adelante su gestión.
Como política pública, el también profesor de la UCV, sugirió que para ejercer un cargo de elección popular en localidades, cuyos territorios están expuestos a amenazas naturales, se tiene que contar con un mínimo de instrucción para conocer qué eventualidades se puedan enfrentar. “No es lo mismo ser alcalde en Cumaná que serlo en Mérida, son realidades distintas, con problemas diferentes”, puntualizó.
Un desastre responde a un problema de desarrollo y de desconocimiento del suelo donde se reporta. La falta de planificación y mitigación aumenta la exposición a las amenazas, advierten especialistas relacionados con el tema.
Sensibilización
La profesora de la Universidad Simón Bolívar, Luisa Páez, quien imparte Análisis del medio físico en urbanismo y un estudio general, denominado “Asumir lo inevitable”, manifestó que cuando se hace planificación hay que pensar en todas las amenazas, pues “el riesgo no respeta sexo, ni edad, ni profesión; por ello todos deberíamos saber de él”.
Páez, geógrafo especialista en desarrollo y ambiente, confesó que cree en la educación como herramienta de resolución y en que las comunidades deben apropiarse del conocimiento. Por eso también lleva adelante un programa de servicio comunitario en colegios públicos, que persigue la sensibilización frente al tema de riesgo.
Cambio climático
El profesor Delgado informó que el 80% de la población de Venezuela ocupa zonas sísmicas y vulnerables a deslizamientos por las lluvias. Eso se debe, explicó, a que la colonización incidió en la implementación de un modelo de desarrollo en función de la agricultura y el acceso al agua; por tanto, el poblamiento se dio muy cerca de los ríos.
El también integrante de la Comisión de mitigación de riesgos de la UCV (Comir), señaló que Caracas y otras grandes ciudades del país embaularon las quebradas y ríos, como el Guaire, que recibe aguas negras y agua de lluvia y ahora crece “muy fuerte” por lo menos una vez al año.
Entretanto, Páez se refirió a la inminencia del cambio climático que ha conducido en Venezuela al descarte de la prevención y a optar por la adaptación: “sabemos que crecerán los ríos, habrá aludes torrenciales y lo asumimos con resignación. La adaptación es resignación”.
Procesos naturales
Páez diagnosticó, luego de elaborar el documento país en gestión de riesgo para el país, en el año 2014, que la mayoría de los estados son inundables. En ese sentido, destacó que es de vital importancia la definición de medidas estructurales, porque las inundaciones son prevenibles.
La profesora, miembro del grupo Vida urbana y ambiente (VUA), explicó que el reciente desbordamiento del río Orinoco corresponde al cumplimiento de su periodo de retorno, es decir, al regreso de su cauce. “Sabemos que cada 10 o 25 años crece en grandes magnitudes. Los periodos se hacen acumulativos pueden ser de 50 y hasta 100 años, que es cuando se registran las crecidas más fuertes, como la que ocurrió en Vargas”, remarcó.
Al respecto, agregó que cualquier persona que conoce de geografía sabe que se trata de un proceso natural de la tierra y cuándo puede suceder, “pero como es una probabilidad se le resta atención”.
Territorio incomprendido
“El tema gira en torno a cómo nosotros no entendimos el territorio”, precisó el doctor Delgado, quien recordó la tragedia de Vargas en el año 99. “Es una zona donde se sabía, desde el siglo XVIII, que se producían aludes torrenciales y no se debía construir; y luego del desastre se volvieron a levantar urbanizaciones en los sectores devastados”, apuntó.
Por su parte, Páez citó el caso de Japón, un país en el que frecuentemente hay terremotos, pero no sufre consecuencias lamentables porque tiene normas que cumple.
“Nosotros tenemos una excelente norma de sismoresistencia que algunas alcaldías obligan a cumplir, pero muchas veces ese cumplimiento depende del gestor que esté de turno”, señaló la experta en ambiente y desarrollo, al tiempo que insistió en que un temblor no tiene por qué afectar una estructura.
Recalcó que el país cuenta con la ventaja de una microzonificación sísmica hecha por Funvisis, que evidencia que se conocen las respuestas del suelo.
Abordaje económico
Según Delgado, la población en Venezuela no ha sido educada para entender que debe asumir el costo que se deriva de la reconstrucción de un lugar de riesgo
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