Trump cerca de victoria en la Corte Suprema en última semana de campaña electoral
Este éxito de Trump, que complacerá a los votantes de la derecha religiosa, está empañado sin embargo por un mayor deterioro de la crisis sanitaria en el país, que sigue impactando en su campaña de reelección para el 3 de noviembre
Washington.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para celebrar este lunes la esperada confirmación de su candidata a la Corte Suprema, pero ocho días antes de las elecciones sigue enfrentando acusaciones de que está abandonando la lucha contra la pandemia.
Salvo sorpresa, el Senado debe dar luz verde esta noche al ingreso de Amy Coney Barrett, una católica ferviente opuesta al aborto, al máximo tribunal de justicia del país, que contará así con seis jueces conservadores de nueve, tres de ellos nombrados por el mandatario republicano, destacó AFP.
Este éxito de Trump, que complacerá a los votantes de la derecha religiosa, está empañado sin embargo por un mayor deterioro de la crisis sanitaria en el país, que sigue impactando en su campaña de reelección para el 3 de noviembre.
En una recorrida por Pensilvania, Trump negó haber capitulado ante el virus. "Definitivamente estamos pasando la página", aseguró a periodistas.
El domingo, las declaraciones del jefe de gabinete de la Casa Blanca reforzaron la sensación de un gobierno impotente. "No vamos a controlar la pandemia. Vamos a controlar el hecho de recibir vacunas, tratamientos y otras mitigaciones", dijo Mark Meadows en CNN.
El candidato demócrata aprovechó estos comentarios para acusar al mandatario republicano de darse por vencido ante un virus que ha matado a más de 225.000 estadounidenses e infectado a más de 8,6 millones, incluidos casi 90.000 el sábado, un récord.
"Fue un reconocimiento sincero de cuál ha sido claramente la estrategia del presidente Trump desde el comienzo de esta crisis: ondear la bandera blanca de la derrota y esperar que, al ignorarlo, el virus simplemente desaparezca", dijo Biden en un comunicado.
Trump respondió el lunes tachando a Biden de "candidato patético". "Ha ondeado la bandera blanca en la vida. No sale de su sótano", replicó.
El presidente, que lleva meses rezagado en los sondeos de intención de voto, viaja por el país a ritmo frenético, en contraste con la campaña más acotada de Biden, a quien el mandatario acusa habitualmente de usar la pandemia como excusa para no exponerse al fragor político.
Trump, de 74 años, suele decir que Biden, de 77, está senil. El lunes volvió a cuestionar la capacidad mental del exvicepresidente, quien en una aparición pública pareció haberse olvidado del nombre del mandatario.
"Cuatro años más de George", dijo Biden el domingo durante un evento virtual en apoyo a su campaña. "Nos encontraremos en una posición en la que, si Trump es reelegido, estaremos en un mundo diferente", continuó después de que su esposa Jill Biden, sentada a su lado, pareciera susurrarle algo.
"No podía recordar mi nombre", tuiteó el lunes Trump, quien apodó a su oponente "Joe el Dormido".
Biden es conocido por sus repetidos lapsus. Dice haber superado su tartamudez, pero asume un defecto del habla. Hasta ahora, sin embargo, ni sus deslices ni su silenciosa campaña le han impedido liderar en las encuestas.
Para el lunes, más de 60,5 millones de estadounidenses ya habían votado de manera anticipada, superando todos los sufragios emitidos en 2016 antes del día de la elección.
A pesar de los esfuerzos de Trump por recuperar terreno, la confianza parece estar erosionándose entre los republicanos.
Uno de sus más fuertes aliados, Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, advirtió del riesgo de una derrota en la Casa Blanca y el Congreso.
"Muchas de las cosas que hemos hecho en los últimos cuatro años van a quedar deshechas más temprano que tarde tras la próxima elección", dijo.
"Pero sobre este punto, no van a poder hacer nada durante mucho tiempo", agregó, en alusión a la Corte Suprema, cuyos miembros son nombrados de por vida.
Con solo 48 años, Barrett tendría un futuro promisorio allí. Pero primero debe ser aprobada por el Senado en una votación solemne en sesión plenaria programada para este lunes después de las 19H00 (23H00 GMT). La nominación quedará en firme con una mayoría simple de 51 votos y los republicanos cuentan con 53 escaños.
La Casa Blanca, que ha avanzado a gran velocidad desde la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg el 18 de septiembre, ya se preparaba para organizar la ceremonia de juramento de Barrett.
La magistrada podría participar en su primera audiencia a partir del 2 de noviembre, la víspera de las elecciones presidenciales. Por lo tanto, teóricamente actuará en caso de que se examinen posibles apelaciones contra los resultados de la votación.
La Corte Suprema decide en Estados Unidos sobre los debates sociales más espinosos, desde el aborto hasta el porte de armas pasando por los derechos de las minorías sexuales. Durante la audiencia de confirmación, la jueza Barrett se cuidó de no revelar sus puntos de vista sobre estos temas candentes.
Salvo sorpresa, el Senado debe dar luz verde esta noche al ingreso de Amy Coney Barrett, una católica ferviente opuesta al aborto, al máximo tribunal de justicia del país, que contará así con seis jueces conservadores de nueve, tres de ellos nombrados por el mandatario republicano, destacó AFP.
Este éxito de Trump, que complacerá a los votantes de la derecha religiosa, está empañado sin embargo por un mayor deterioro de la crisis sanitaria en el país, que sigue impactando en su campaña de reelección para el 3 de noviembre.
En una recorrida por Pensilvania, Trump negó haber capitulado ante el virus. "Definitivamente estamos pasando la página", aseguró a periodistas.
El domingo, las declaraciones del jefe de gabinete de la Casa Blanca reforzaron la sensación de un gobierno impotente. "No vamos a controlar la pandemia. Vamos a controlar el hecho de recibir vacunas, tratamientos y otras mitigaciones", dijo Mark Meadows en CNN.
El candidato demócrata aprovechó estos comentarios para acusar al mandatario republicano de darse por vencido ante un virus que ha matado a más de 225.000 estadounidenses e infectado a más de 8,6 millones, incluidos casi 90.000 el sábado, un récord.
"Patético"
"Fue un reconocimiento sincero de cuál ha sido claramente la estrategia del presidente Trump desde el comienzo de esta crisis: ondear la bandera blanca de la derrota y esperar que, al ignorarlo, el virus simplemente desaparezca", dijo Biden en un comunicado.
Trump respondió el lunes tachando a Biden de "candidato patético". "Ha ondeado la bandera blanca en la vida. No sale de su sótano", replicó.
El presidente, que lleva meses rezagado en los sondeos de intención de voto, viaja por el país a ritmo frenético, en contraste con la campaña más acotada de Biden, a quien el mandatario acusa habitualmente de usar la pandemia como excusa para no exponerse al fragor político.
Trump, de 74 años, suele decir que Biden, de 77, está senil. El lunes volvió a cuestionar la capacidad mental del exvicepresidente, quien en una aparición pública pareció haberse olvidado del nombre del mandatario.
"Cuatro años más de George", dijo Biden el domingo durante un evento virtual en apoyo a su campaña. "Nos encontraremos en una posición en la que, si Trump es reelegido, estaremos en un mundo diferente", continuó después de que su esposa Jill Biden, sentada a su lado, pareciera susurrarle algo.
"No podía recordar mi nombre", tuiteó el lunes Trump, quien apodó a su oponente "Joe el Dormido".
Biden es conocido por sus repetidos lapsus. Dice haber superado su tartamudez, pero asume un defecto del habla. Hasta ahora, sin embargo, ni sus deslices ni su silenciosa campaña le han impedido liderar en las encuestas.
Para el lunes, más de 60,5 millones de estadounidenses ya habían votado de manera anticipada, superando todos los sufragios emitidos en 2016 antes del día de la elección.
"Deshechas"
A pesar de los esfuerzos de Trump por recuperar terreno, la confianza parece estar erosionándose entre los republicanos.
Uno de sus más fuertes aliados, Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, advirtió del riesgo de una derrota en la Casa Blanca y el Congreso.
"Muchas de las cosas que hemos hecho en los últimos cuatro años van a quedar deshechas más temprano que tarde tras la próxima elección", dijo.
"Pero sobre este punto, no van a poder hacer nada durante mucho tiempo", agregó, en alusión a la Corte Suprema, cuyos miembros son nombrados de por vida.
Con solo 48 años, Barrett tendría un futuro promisorio allí. Pero primero debe ser aprobada por el Senado en una votación solemne en sesión plenaria programada para este lunes después de las 19H00 (23H00 GMT). La nominación quedará en firme con una mayoría simple de 51 votos y los republicanos cuentan con 53 escaños.
La Casa Blanca, que ha avanzado a gran velocidad desde la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg el 18 de septiembre, ya se preparaba para organizar la ceremonia de juramento de Barrett.
La magistrada podría participar en su primera audiencia a partir del 2 de noviembre, la víspera de las elecciones presidenciales. Por lo tanto, teóricamente actuará en caso de que se examinen posibles apelaciones contra los resultados de la votación.
La Corte Suprema decide en Estados Unidos sobre los debates sociales más espinosos, desde el aborto hasta el porte de armas pasando por los derechos de las minorías sexuales. Durante la audiencia de confirmación, la jueza Barrett se cuidó de no revelar sus puntos de vista sobre estos temas candentes.
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