Transmitir amor a través de creaciones culinarias, deleitar a los clientes con fusiones innovadoras e inspirar a los comensales evocando bellos recuerdos, son parte de las intensiones que exponen algunos chefs al momento de elaborar sus platos. Sentir la brisa salada del mar al golpear mis mejillas, inhalar el aire puro mientras me lleno de energía con los rayos del sol que recibo al reposar en la orilla del mar, son algunos de los tantos recuerdos que vienen a mi mente al saborear un cálido y cristalino hervido de pescado. 

En mi reciente viaje a Margarita, después de un día de playa me detuve en el restaurante Pola en la avenida José María Vargas de Pampatar, donde viví parte de mi infancia; ahí probé un delicioso hervido de pescado carite con grandes trozos de verduras. Recordé momentos maravillosos en compañía de mis padres y hermanos cuando comíamos en Pampatar mientras nos bañábamos en la playa y disfrutábamos la vista panorámica con el Farallón de fondo.  

 Su cocinera Marianela Marcano me explicó que la razón del tamaño de las porciones de las verduras y del pescado es darle más sabor a la sopa. Marcano me habló de otras delicias solicitadas por los comensales, como el pastel de chucho que no es preparado como pasticho sino con la mezcla de los ingredientes. 

  Pola cuenta con dos ambientes, una terraza con vista al mar y un salón con aire acondicionado. Le dieron este nombre por el apodo de una sus fundadoras. Sus especialidades son los mariscos y la pesca del día. Además de los pescados como carite, sierra, catalana y parguito , en la carta también ofrecen diferentes pastas y pollo. 

 El gerente del restaurante Jesús Luna expresa que el deseo del equipo es destacar las bondades de la comida tradicional. "Nuestro lema es dignificar lo que es la comida margariteña hecha por margariteños. Aprovechamos el beneficio de estar cerca del mar para ofrecer productos frescos".