Los turistas viajan de todas partes del mundo para las celebraciones del día de los muertos en la ciudad de México, una festividad que con el pasar de los años se ha convertido en una tradición para honrar a los difuntos. 

Cada 1° de noviembre la iglesia católica dedica un día en especial a los santos. Esta festividad fue iniciativa del papa Gregorio III (731-741) cuando decidió consagrar una capilla de la basílica de San Pedro en honor a todos los santos el día 1° de noviembre. "Años más tarde, el papa Gregorio IV (827-844) extendió dicha celebración a todas las iglesias católicas y a todos los santos en un mismo día, canonizados o no, que gozan de la vida eterna, en paz y cuyos actos de fe y vida han sido ejemplos de los valores religiosos". En concepto de la iglesia católica con respecto al día de todos los santos, no es solo festejar en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados en un día especial, también en recordar a quienes están en los altares de Dios. Estas fechas se celebran en casi toda latinoamérica con significado eminentemente religioso. No se debe confundir el Día de Todos los Santos con el Día de Todos los Muertos o Día de los Difuntos. 

Este se celebra el 2 de noviembre y es muy popular en México por sus tradiciones culturales. Es de hacer notar cómo en México el día de los muertos es una de las tradiciones culturales más populares del país. Su objetivo principal es orar y recordar a los difuntos que han pasado a otro plano no terrenal. Años atrás diversas culturas indígenas consideraban a la muerte un momento relevante que generaba ritos y tradiciones emblemáticos. Su veneración de honrarla, espantarla y burlarse de ella. La vida y la muerte es uno de los principales aspectos de la identidad de México, un país rico en culturas y tradiciones, con fe en las creencias que giran a su alrededor. 

Esta manifestación cultural folclórica ha llamado tanto la atención a La Unesco que en 2008 declaró esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de México. Debido a la relevancia internacional de esta festividad, ha sido llevada al cine con las exitosas películas El Libro de la Vida y Coco.

En cada rincón de México, en las ciudades, pueblos, casas, plazas y cementerios se ensamblan y visten altares decorados con diferentes elementos multicolores: los arcos (la puerta de entrada de los muertos al mundo de los vivos); flores (la flor cempasúchil de color amarillo, caracterizada por el aroma que desprende y con el color que evoca al sol en la tradición azteca); velas (colocadas en forma de cruz que representan los cuatro puntos cardinales según la tradición prehispánica, además de iluminar el camino hasta el mundo de los vivos); calaveras ( los esqueletos son imágenes que nos recuerdan que la muerte forma parte de la vida y lo importante de su aceptación); agua (saciar la sed en su viaje); papel picado, cigarrillos encendidos, (en caso de que el difunto le gustaba fumar) y alimentos (con su famoso pan del muerto). Los altares tienen diferentes niveles, que pueden variar con el fin de representar lo celestial, el mundo terrenal y el inframundo.

La imagen de calavera más conocida o famosa es La Calavera Garbancera, de José Guadalupe Posada. Haciendo algo de historia sobre esta calavera conocida como "La Catrina, un grabado en metal publicado en 1873, es una ilustración original del grabador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), en la cual es representada la imagen de una calavera ataviada con un sombrero de plumas a la moda europea de entonces. Posteriormente fue rebautizada como "Catrina" por el famoso muralista Diego Rivera". 

El mensaje positivo de esta festividad es de ver a la muerte como algo normal y no extraño o ajeno a la vida. 

Celebremos y honremos a nuestros difuntos con alegría... 

! Recuérdame de Coco!

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