El deseo sexual femenino, el gran desconocido
El deseo femenino es más emocional y se influencia de diversos factores, mientras que el masculino es más directo y visual
El deseo sexual se describe como una fase de apetito o impulso previo a la excitación producido por la activación de un sistema neural específico del cerebro. “Mientras la excitación y el orgasmo afectan a los órganos genitales, el deseo sexual constituye la fase de estimulación interna, por pensamientos y fantasías, y externas, por ejemplo, la visión de una pareja atractiva, que desencadena la respuesta sexual”, explica la médico de atención primaria Mª José Tijeras.
Comúnmente se concibe el deseo al inicio de la actividad sexual. La especialista rompe con esta concepción y aclara que “actualmente se sabe que la libido se sustenta en todas las fases”. Es decir, el deseo no sólo invita a comenzar una actividad sexual, sino que como explica la doctora en EFE Salud, puede aparecer tras la excitación o tras el orgasmo.
El deseo sexual depende de cada persona y de cada circunstancia, pero en líneas generales se pueden distinguir tres tipos de deseos:
Deseo de descarga de la tensión sexual. Relacionado con la hormona testosterona. Típicamente masculino. Suele inhibirse por enfermedad o hastío.
Deseo de ser deseado. Surge de la necesidad de autoafirmación. Está relacionado con los neurotransmisores y las alteraciones de autoestima. Es propio de un perfil más femenino.
Deseo de encuentro mutuo. Cuando existe contacto y sincronía en situaciones de intimidad. Se inhibe por desavenencias y problemas de comunicación.
Además de al inicio de la actividad sexual, el deseo está relacionado con otros factores motivadores esenciales: la necesidad de unirse, abrazar, de amar y ser amado, de sentirse seguro, de sentirse dominado, de realizar una conquista, etc.
La libido se sustenta en todas las fases de la actividad sexual (Cortesía)
El deseo sexual en hombres y mujeres
Las diferencias de deseo sexual existen tanto a nivel interpersonal como de género. “La respuesta de hombres y mujeres es distinta, aunque puede que la vivencia del orgasmo sea similar, pero no ocurre lo mismo con la excitabilidad y el deseo”.
La experta explica que el deseo del varón es finalista. “La mayoría de las veces el hombre persigue el coito y la penetración, mientras que las mujeres presentan un amplio abanico de posibilidades”.
El deseo femenino es más emocional y se influencia de diversos factores, mientras que el masculino es más directo y visual
“Hasta ahora se ha entendido la respuesta sexual humana desde una perspectiva erótica fundamentalmente masculina, donde lo esencial es el logro del orgasmo”. De ahí que se haya entendido que la sexualidad deba seguir un modelo lineal típicamente masculino, mientras que la respuesta femenina tiende a seguir un modelo circular en que intervienen aspectos físicos, emocionales y cognitivos.
De acuerdo con los resultados de estudios recientes, más del 50% de las mujeres con una sexualidad satisfactoria nunca o rara vez piensa en el sexo. “Estas mujeres a menudo adoptan una postura neutral, sin deseo previo, y si en la situación de intimidad los estímulos son adecuados puede aparecer la excitación y el deseo”. Todo esto hace que se incremente la satisfacción con la pareja y se cierre el ciclo.
La falta de deseo sexual en la pareja tiene múltiples causas (Cortesía)
El déficit de deseo sexual
El deseo sexual hipoactivo se define como la deficiencia de pensamientos relacionados con el sexo y/o ausencia recurrente de apetito de mantener relaciones sexuales.
Según la doctora Tijeras, para que exista un diagnóstico clínico, la situación debe persistir al menos seis meses y estar asociada a ansiedad, angustia y dificultad en las relaciones interpersonales. “La desaparición de deseo espontáneo no siempre es patológica”.
La especialista insiste en que el deseo se altera en determinados momentos de la vida: las enfermedades, el estrés, las disputas entre las parejas, las desaprobación de ciertas prácticas sexuales…
También insiste en que es importante no obsesionarse con la frecuencia de las relaciones sexuales, lo que según la doctora suele ser motivo habitual de consulta en sexología.
Aunque existe una gran discrepancia de cifras, se considera que la proporción de mujeres afectadas por un cuadro de trastorno de interés y excitación sexual femenino (TIE) oscila entre el 20 y el 40%. Este porcentaje es más elevado en mujeres menopáusicas.
En buena parte, el deseo sexual está condicionado por la edad. En este sentido, la experta subraya cómo las mujeres pueden verse afectadas por cambios hormonales, anatómicos o fisiológicos a lo largo de su vida. “Durante el primer trimestre del embarazo, el deseo sexual disminuye en entre un 35 y un 40% de los casos”.
La disminución de hormonas (estrógenos y progesterona) y la sequedad vaginal también es la causa de la disminución de la líbido en el 87% de las mujeres postmenopáusicas y el 78% de las mujeres perimenopáusicas.
“Es importante remarcar que, aunque tanto los cambios anatómicos como los cambios fisiológicos ocurren de forma universal, no tienen la misma relevancia en todas las mujeres”.
La médico destaca cómo los problemas de sexualidad suelen estar detrás de importantes enfermedades (cardiovasculares, neurológicas, ginecológicas…).
“Las personas que tienen problemas cardiovasculares empiezan a tener problemas en el endotelio del pene o de la vagina como único síntoma hasta 36 meses antes que en corazón”, subraya.
“La pareja es fundamental en el proceso, tanto de diagnóstico como de tratamiento”.
Mª José Tijeras señala la ansiedad que se crea en la pareja del paciente con disfunción sexual. ¿Habrá terceras personas? ¿Ya no le atraigo? ¿Lo estoy haciendo bien? “A la pareja es necesario informarle de que la falta de excitabilidad de la compañera no significa que haya perdido el interés por la relación”, e insiste, “hay que tener a la pareja de aliada en el tratamiento”.
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