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La universalidad de la infamia

La nueva exposición de José Vivenes inaugura este sábado en D'museo

  • CATHERINE MEDINA MARYS

11/05/2018 12:00 am

El espacio vacío de la galería D'Museo ha sido tomado por dibujos y grabados que, a simple vista, parecieran una burla mordaz de las pinturas costumbristas que colorean el recibidor de las casas de nuestras abuelas. El retrato del cerdo Napoleón, figura clave del imaginario orwelliano, es acompañado por dibujos de ratas y cerdos cuyo estilo se asemeja al ukiyo-e japonés. 

En el centro hay una mesa de café y una silla con asiento y espaldar de fino mimbre. No hay duda: es el recibidor de un megalómano que ha transformado su infamia en objeto de culto y orgullo.

La obra de José Vivenes (Monagas, 1977) no da lugar a equívocos. Su iconografía es clara, y concisa. Sus símbolos mordaces, enraizados en un país y sus circunstancias

El discurso plástico que comenzó con Basta de falsos héroes (2016 ), y se profundizó con Actuante (20179, continúa con la Historia de una infamia, muestra que inaugura este sábado 12 de mayo a las 11:00 am en la galería D'Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, en Los Chorros.

Sobre Historia de una infamia, el historiador Elías Pino Iturrieta afirma en el texto expositivo que el artista "se toma en serio la contestación de las efigies tradicionales, relacionadas con los creadores de la nacionalidad, para referir los perjuicios que acarrea su uso desconsiderado y desmedido".

Vívenes, influenciado por la obra pictórica que ofrecen artistas nativos como Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Armando Reverón y Jacobo Borges, presenta Historia de una infamia como cierre y apertura de una investigación de larga data.

Si en Actuante se enfocó en el estudio del salvajismo y la animalidad, en esta oportunidad genera un discurso irónico a partir de la realidad. Una propuesta clásica en cuanto a la forma, pero actual en su planteamiento.

La Historia de una infamia encuentra su idea primigenia en la Historia universal de la infamia publicada por Jorge Luis Borges en 1935, con claras referencias al autoritarismo inmortalizado por George Orwell en Rebelión en la granja. En la muestra conviven óleos y lienzos con dibujos realizados en tinta gráfica y tinta china, inspirados a su vez en el arte oriental. 

Si bien la grandilocuencia de la palabra "poder" podría impregnarlo de una connotación abstracta, Vívenes concentra el concepto en símbolos físicos y atemporales: caponas, botas, cúpulas y bozales están presentes en las pinturas y grabados que componen la exposición.

Pero la infamia no se cuenta sola. Alberto Asprino está a cargo de la museografía y la curaduría lleva la firma de Nicomedes Febres. "La infamia es un tema crónico, permanente. Y suele ser un rasgo característico de los poderosos", explica el curador sobre la línea argumental de las obras que dialogan en esta muestra. 

"Si en oportunidades anteriores criticaba el culto a la imagen, en esta oportunidad coloco la imagen como culto", explica Vivenes

Historia de una infamia no habla de circunstancias específicas, ni de hechos concretos. Ni siquiera se refiere a un período delimitado en el tiempo. Simplemente recoge símbolos de una historia condenada a repetirse en el tiempo.

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