Manuel Rangel se reinventa en el confinamiento
El destacado músico venezolano amplía sus fronteras y hace gala de su versatilidad en los proyectos que prepara para este año y el que viene
Manuel Rangel, el músico que emprendiera una gira con su método académico de maracas “5 movimientos son la clave” a finales del año pasado y que lo llevara por Francia y reconocidas instituciones de Estados Unidos, se reconecta con su creativad en esta cuarentena por la pandemia de coronavirus para impulsarse en proyectos que incluyen artes visuales y nuevos manuales que buscan llevar nuestra tradición musical a varias partes del mundo.
Para Rangel esta reciente gira significó uno de los viajes más importantes de su carrera a nivel académico.
Siendo su objetivo principal llegar a instituciones de música en Europa y Norteamérica, el venezolano se paseó por varias ciudades del país norteamericano, que incluyen la Universidad de Berklee, en Boston, Michigan y la Universidad de Nashville, donde tuvo una importante participación en un concierto homenaje a nuestro país, llevado a cabo por músicos estadounidenses que interpretaron junto a Rangel un repertorio totalmente venezolano.
-¿Podría hacer un balance de lo que fue el recibimiento de la gira “5 movimientos son la clave”?
-Estados Unidos y Francia son lugares con gran cantidad de universidades y conservatorios. Precisamente el año pasado fue cuando tuve la oportunidad de trabajar con distintas instituciones de educación superior, específicamente en la Universidad de Nashville presenté mi libro e hice un taller en la cátedra de percusión de la escuela, donde también se hizo un concierto en homenaje a Venezuela, con un repertorio únicamente venezolano… Fue una experiencia fabulosa porque ver a tantos músicos norteamericanos que ya son de un nivel alto interpretar la música venezolana, es realmente emocionante.
"A su vez -agrega-, fue un reto enorme porque los integrantes de percusión de la orquesta tenían sólo un mes para aprender a tocar maracas y elaborar la interpretación final que teníamos pautada, por lo que me sorprendió cuando fui a Europa y regresé a Nashville ver lo mucho que habían avanzado los muchachos con el material que les había dejado; fue, digamos, ver el resultado rápido de una metodología que permite al que no conoce la tradición poder acercarse lo más posible a ese instrumento, a ese lenguaje".
“En Boston la experiencia fue igualmente bonita porque la ultima vez que había visitado esa ciudad no dominaba muy bien el inglés y mi intención era regresar para hacer algo mejor, y así fue: hicimos un taller junto a Leo Blanco, un profesor venezolano de piano en la Universidad de Berklee; él hizo todo lo necesario para poder presentar el libro en esta institución que cuenta con un pensum bastante exigente, y es gratificante saber que el objetivo, que es que estas universidades tengan este método disponible para los estudiantes, se esté cumpliendo”, comenta Rangel.
Para Rangel esta reciente gira significó uno de los viajes más importantes de su carrera a nivel académico.
Siendo su objetivo principal llegar a instituciones de música en Europa y Norteamérica, el venezolano se paseó por varias ciudades del país norteamericano, que incluyen la Universidad de Berklee, en Boston, Michigan y la Universidad de Nashville, donde tuvo una importante participación en un concierto homenaje a nuestro país, llevado a cabo por músicos estadounidenses que interpretaron junto a Rangel un repertorio totalmente venezolano.
-¿Podría hacer un balance de lo que fue el recibimiento de la gira “5 movimientos son la clave”?
-Estados Unidos y Francia son lugares con gran cantidad de universidades y conservatorios. Precisamente el año pasado fue cuando tuve la oportunidad de trabajar con distintas instituciones de educación superior, específicamente en la Universidad de Nashville presenté mi libro e hice un taller en la cátedra de percusión de la escuela, donde también se hizo un concierto en homenaje a Venezuela, con un repertorio únicamente venezolano… Fue una experiencia fabulosa porque ver a tantos músicos norteamericanos que ya son de un nivel alto interpretar la música venezolana, es realmente emocionante.
"A su vez -agrega-, fue un reto enorme porque los integrantes de percusión de la orquesta tenían sólo un mes para aprender a tocar maracas y elaborar la interpretación final que teníamos pautada, por lo que me sorprendió cuando fui a Europa y regresé a Nashville ver lo mucho que habían avanzado los muchachos con el material que les había dejado; fue, digamos, ver el resultado rápido de una metodología que permite al que no conoce la tradición poder acercarse lo más posible a ese instrumento, a ese lenguaje".
“En Boston la experiencia fue igualmente bonita porque la ultima vez que había visitado esa ciudad no dominaba muy bien el inglés y mi intención era regresar para hacer algo mejor, y así fue: hicimos un taller junto a Leo Blanco, un profesor venezolano de piano en la Universidad de Berklee; él hizo todo lo necesario para poder presentar el libro en esta institución que cuenta con un pensum bastante exigente, y es gratificante saber que el objetivo, que es que estas universidades tengan este método disponible para los estudiantes, se esté cumpliendo”, comenta Rangel.
Mientras en Europa, el músico cuenta que se mantuvo en una gira con un proyecto llamado “AA’IN”, que se centró en promocionar la música colombiana y venezolana, que lo llevó tanto a conciertos como a festivales en diferentes ciudades de Francia, donde también participó otro paisano, Jorge Glem.
Actualmente “el maraquero” se encuentra trabajando en proyectos que apuntan hacia 2021, entre los que destaca una composición musical para la obra de la artista visual francesa Nadine Marchal.
Hilos es el proyecto en cuestión, que surge como iniciativa de conectar los sentidos de los espectadores de la pieza artística con su historia, que se sumerge en las tradiciones del tejido de las etnias indígenas. A raíz de ello, Rangel quiso ahondar en la temática y buscar conectar el pueblo indígena venezolano Ye’kuana para incorporar a la obra la rica tradición que poseen en esa habilidad, a través de las melodías que se esparcen en la composición de 12 minutos que pronto acompañará la pieza en los museos europeos.
“A raíz de toda una conversación con Nadine sobre un proyecto donde ella hiciese una pieza artística tejida y yo compusiese la música que la identificara, decidimos llamarlo Hilos, no sólo porque es el principal elemento que se usa al tejer y realizar la obra, sino también por la acción de hilar, de conectar y comunicar… La idea es contar una historia orgánica de las partículas de la naturaleza que luego se transforman... De todo lo que comienza, se materializa y finalmente se inmortaliza al convertirse en una obra de arte”, explica el músico.
Para Rangel, este arte y la simbología que lo compone lo llevan a representar melodías rítmicas afrovenezolanas conectadas con la tierra, elemento que se enlaza con los tambores tradicionales de la cultura de nuestro país, por lo que se hacen muy presentes en su composición, así como el canto de las guacamayas típicas de Caracas y la textura de la voz de Betzaida Machado, representante de la música de Barlovento, sin dejar de lado la esencia de la tejedora y el sonido de su máquina que para él, “teje las notas musicales”.
Si bien el primer libro de Rangel es un instrumento dirigido a las personas que no tienen conocimientos básicos de las maracas y ha servido para aquellos que desean empezar de cero con el instrumento y fundirse en su tradición, el músico siente que aún debe buscar una alternativa para mostrar los métodos de enseñanza que ha ido desarrollando; por ello planea expandir este lenguaje de manera que ahora sea el solista o maraquero quien pueda ampliar su repertorio. Para alcanzar esta meta piensa incluir a varios maestros nacionales del instrumento.
Además, promueve la nueva versión de Pataruco, pieza compuesta por el maestro venezolano Ricardo Lorenz, original para orquesta, y que Rangel ha transcrito para banda de vientos en la nueva versión grabada en la Universidad Estatal de Michigan, con la Wind Symphony.
Actualmente “el maraquero” se encuentra trabajando en proyectos que apuntan hacia 2021, entre los que destaca una composición musical para la obra de la artista visual francesa Nadine Marchal.
Hilos es el proyecto en cuestión, que surge como iniciativa de conectar los sentidos de los espectadores de la pieza artística con su historia, que se sumerge en las tradiciones del tejido de las etnias indígenas. A raíz de ello, Rangel quiso ahondar en la temática y buscar conectar el pueblo indígena venezolano Ye’kuana para incorporar a la obra la rica tradición que poseen en esa habilidad, a través de las melodías que se esparcen en la composición de 12 minutos que pronto acompañará la pieza en los museos europeos.
“A raíz de toda una conversación con Nadine sobre un proyecto donde ella hiciese una pieza artística tejida y yo compusiese la música que la identificara, decidimos llamarlo Hilos, no sólo porque es el principal elemento que se usa al tejer y realizar la obra, sino también por la acción de hilar, de conectar y comunicar… La idea es contar una historia orgánica de las partículas de la naturaleza que luego se transforman... De todo lo que comienza, se materializa y finalmente se inmortaliza al convertirse en una obra de arte”, explica el músico.
Para Rangel, este arte y la simbología que lo compone lo llevan a representar melodías rítmicas afrovenezolanas conectadas con la tierra, elemento que se enlaza con los tambores tradicionales de la cultura de nuestro país, por lo que se hacen muy presentes en su composición, así como el canto de las guacamayas típicas de Caracas y la textura de la voz de Betzaida Machado, representante de la música de Barlovento, sin dejar de lado la esencia de la tejedora y el sonido de su máquina que para él, “teje las notas musicales”.
Si bien el primer libro de Rangel es un instrumento dirigido a las personas que no tienen conocimientos básicos de las maracas y ha servido para aquellos que desean empezar de cero con el instrumento y fundirse en su tradición, el músico siente que aún debe buscar una alternativa para mostrar los métodos de enseñanza que ha ido desarrollando; por ello planea expandir este lenguaje de manera que ahora sea el solista o maraquero quien pueda ampliar su repertorio. Para alcanzar esta meta piensa incluir a varios maestros nacionales del instrumento.
Además, promueve la nueva versión de Pataruco, pieza compuesta por el maestro venezolano Ricardo Lorenz, original para orquesta, y que Rangel ha transcrito para banda de vientos en la nueva versión grabada en la Universidad Estatal de Michigan, con la Wind Symphony.
@LuRoj
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