La Orquesta Porfi Jiménez celebra 55 años haciendo bailar a Venezuela
La agrupación del desaparecido maestro dominicano despide hoy el Año Viejo en la Casa Portuguesa de Maracay
El hotel Tamanaco era uno de los centros más famosos para las despedidas del Año Viejo. Allí, en el Salón Naiguatá, debuta en 1963 Porfi Jiménez con su orquesta.
“Ese año -recuerda el historiador musical Luis Ugueto- su nombre se había escuchado muy seguido con el LP de Estelita del Llano, que trajo el clásico Tú sabes. Después, su participación en el programa “Yo invito”, animado por El “pavo” Alfredo Ledezma en RCTV, los arreglos para el segundo álbum de Pirela en 1964, y la producción Hambre, en 1965, de Blanca Rosa Gil, convirtieron a Porfi en el músico de moda”.
Directo al Casablanca
Animado por el timbalero venezolano Frank Hernández, Porfi Jiménez llegó a Venezuela en los carnavales de 1954, directo del aeropuerto al club Casablanca, como primer trompeta de la orquesta de Tata Minaya. Poco después pasa por las agrupaciones de Pedro José Belisario, Los Peniques y la Billo Caracas Boys.
Paralelamente, su preparación como arreglista va abriéndole puertas en ese campo como director musical de Discos Velvet, donde son reconocidos los trabajos que realiza para los cantantes del momento: Felipe Pirela, “el bolerista de América”, los cubanos Rolando La Serie y Blanca Rosa Gil y la puertorriqueña, así como Mirla Castellanos, el Trío Venezuela, Cherry Navarro, Miguel Itriago y Estelita del Llano, entre tantos otros.
Más tarde, Porfi asume la dirección de las orquestas de Radio Caracas Televisión y luego suple a Arnoldo Nali en la de Venevisión, hasta 1963, cuando debuta con su propia agrupación.
Estilo y calidad
Porfi Jiménez, que entonces tenía 34 años, llama la atención desde el principio por su estilo ágil como un director, que combinaba el canto, la dirección, el baile y los solos de trompeta, como por la calidad de su sonido, que le mereció el calificativo de la crítica como “la orquesta más afinada de Venezuela”.
“Romance y ritmo”, el primer disco, contó con la participación de los cantantes Kiko Mendive y Felipe Pirela, quien se ofreció espontáneamente a cantar los boleros.
En 1974, Porfi es escogido para constituir y dirigir la agrupación nacional que alternaría con las Estrellas de Fania, en su debut en Venezuela. Coco Ortega, Chico Salas y Carlin Rodríguez fueron los cantantes. “Fue la primera big band que se formó en Venezuela”, afirmaría Carlin más tarde.
De la salsa al merengue
Luego vino la emergencia de los nuevos ritmos –pop, rock, blues-, y las orquestas bailables sufrieron un revés. Pero al llegar los 80, el merengue, desde Nueva York, permite que las agrupaciones latinas reconquisten su lugar en el gusto del público de salón.
En esos años cuando Porfi renace con nuevas composiciones en el género, entre las cuales destaca Culucucú, que le reportó dos discos de Oro y uno de Platino, o Se hunde el barco, hoy en día emblemático en la pelea Caracas-Magallanes.
El jazz y la ONU
Se puede decir que, a lo largo de su historia, la orquesta de Porfi conoció sucesivos triunfos en cada década, coronando el nuevo siglo con la realización de su gran sueño: la creación de la Porfi Jiménez Jazz Big Band, que lo convierte en pionero en el rescate de la tradición de las grandes bandas de jazz en Venezuela.
También en este campo aporta composiciones que constituyen hoy un importante legado en el repertorio del género en Venezuela, lo que le mereció en 2007 el reconocimiento internacional en el seno de las Naciones Unidas.
“Con mi orquesta de jazz quiero que escuchen mi sonoridad, mi capacidad de arreglista. Mientras que con la música bailable quiero transmitir la alegría de esos ritmos”, declaró el artista.
Reconocimientos
La Orquesta de Porfi Jiménez recibió el segundo lugar en el primer y único Festival de Orquestas realizado en Venezuela en 1975, y el reconocimiento de países como Colombia –donde le otorgan el Congo de Oro en los carnavales del 67-, Islas Canarias, Panamá, Curazao, Estados Unidos y Puerto Rico –donde la califican en 1968 como la mejor agrupación venezolana que se había presentado en la isla. En 1984 recibe un Disco de Oro por “Se hunde el barco” y “Dolores”, y en 1986/87, con más de 500 mil copias vendidas, “Culucú” recibió dos Discos de Oro y uno de Platino.
Tras la desaparición física de su creador, los integrantes de su orquesta decidieron mantener su legado. Algunos se han ido, impulsados por la crisis del país, pero igualmente sus integrantes siguen haciendo bailar a Venezuela con la misma calidad de sonido que los identificó.
“A pesar de la crisis y de la diáspora que nos afecta, la orquesta continúa, bajo los mismos niveles de exigencia que caracterizaron siempre al maestro”, afirma Myriam Williams, gerente de la agrupación que esta noche, en la Casa Portuguesa de Maracay celebra su aniversario y, una vez más, la despedida de otro Viejo Año.
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