El poeta que hizo canciones, no poesía, vive en un lago en el cielo
"El Universal" ofrece un retrato humano de Gustavo Cerati, leyenda del rock latinoamericano, a diez años de su muerte
Vamos despacio
para encontrarnos.
El tiempo es arena es mi manos.
Un lago en el cielo
es mi regalo
para olvidar lo que hiciste.
Y sentir algo que nunca sentiste.
Y hacerte sentir
algo que nunca sentiste
(Canción Lago en el cielo, del álbum Ahí vamos, 2006)
Gustavo Cerati (11 de agosto de 1959 / 4 septiembre de 2014). Qué se puede decir de él que ya no se haya dicho, qué no se sepa. Lo curioso con Cerati es cómo con el pasar de los años a su desaparición física se ha convertido en una leyenda del rock y también en un personaje de ficción. Más allá del halo de idealización que rodea a los artistas cuando parten temprano, su muerte ha provocado miles de leyendas urbanas y asignado un carácter profético a sus temas. Lo único cierto es que el 15 de mayo de 2010, el último paisaje que vio Cerati fue el de Caracas, su última canción Lago en el cielo, sus últimas palabras “Chao Venezuela, hasta la próxima”. Nadie imaginó que esa noche realmente era el último concierto de Cerati, que no habría un próximo encuentro. Después de cuatro años en coma, por un accidente cerebro vascular, sus ojos celestes partieron para ser el verdadero lago en el cielo.
La estrella de rock
que venció su ego
Si bien su acercamiento a la música fue desde niño, cuando aprendió a tocar guitarra, al igual que para muchos, para él el arte fue una forma de acercarse al amor, a esas primeras conquistas. Sin embargo, el éxito arrollador y de popularidad de Soda Stereo en los años ochenta, junto a Héctor “Zeta” Bosio y Charly Alberti, tanto en Argentina, su país natal, como en toda Latinoamérica, convirtieron a Cerati en una estrella, y como tal su forma de vida fue muy al estilo rock y punk. Los excesos no se hicieron esperar y la dulce fama hizo estragos:
“No sé cuántos grupos estuvieron tanto tiempo en la cima. Y sobre todo siendo un grupo de rock, no siendo Menudo. Estábamos acostumbrados a que miles de pibes se quedaran día y noche en la puerta de los hoteles. Al principio nos divertíamos mucho, pero después de un tiempo se convirtió en algo más pesado... Sumado a que vivís de giras, tomando drogas, se agiganta la paranoia y te desbibujás”. (Rolling Stone, marzo, 2003).
Por su sentido autocritico, Cerati reconoció que el ego lo destruyó y que su vida iría por un mal rumbo si no tomaba el control: “Perdí la brújula, pensarse uno como personaje, con Soda Stereo, cuando estábamos en la cima de la popularidad, te pierdes. Un día te encuentras solo, te das cuenta que hiciste desastres, te casaste y separaste a los dos días… En un momento, se te cae la ficha y te tienen que juntar con cucharita. Todavía estoy juntando los pedazos”. (Entrevista con Mariana Arias, 2006).
Esa fama hizo que la década de los noventa fuera decisiva en su vida: Soda Stereo se separa, muere de su padre, se mudó a Chile con su pareja Cecilia Amenábar y tienen dos hijos, Benito y Lisa. Sin buscarlo, Cerati encontró al verdadero músico, la necesidad de hacer mejor música y dedicarse a su familia. Fue precisamente su obra solista, Amor amarillo (1993), Bocanada (1999), 11 episodios sinfónicos (2001), Siempre es hoy (2002), Ahí vamos (2006) y Fuerza Natural (2009), la que lo hizo ser respetado en la industria y ser admirado por sus ídolos Luis Alberto Spinetta y Charly García; nombrado por la revista estadounidense Billboard como el mejor cantante de rock en español.
Su obra es hoy un referente en la historia el rock latinoamericano, aunque el propio Cerati confesara en vida que no era consciente de dejar un legado, sencillamente que la admiración del público hacia sus canciones era una forma de amor.
El creador
Un documento valioso y que quizás ha pasado desapercibido es el documental Un hombre alado (2020), del cineasta colombiano Felipe Restrepo, cuyo título hace referencia a uno de los grandes éxitos de Soda Stereo, En la ciudad de la furia, y que trata de descubrir el proceso creativo de Cerati, no a la estrella ni sus grandes hits.
Las influencias musicales de Cerati surgieron del rock británico y argentino, años después de la electrónica, también reconoció en varias entrevistas concedidas a lo largo de su carrera que en su proceso era primero la melodía, la música y después la letra, que definía como un desglose de emociones y paisajes, de ahí que aunque buscara la belleza poética nunca se consideró poeta porque no era un lector apasionado: “Yo hago canciones, no hago poesía”.
Cerati en sus composiciones habla de todo: sexo, amor, drogas, revelaciones sobre la vida, Dios o vivencias autobiográficas, todas las miradas son absolutamente válidas porque justamente era lo que quería con sus letras ambiguas.
El artista argentino nunca se preocupó por ser un mito o convertir su vida en un espectáculo, se mostró como una persona reservada, que sufría altibajos, se preocupó por ser fiel a sí mismo y parece que lo logró: “Todos brillamos, todos somos estrellas en nuestro mundo. De alguna manera, yo tengo la posibilidad de que la luz que puedo irradiar pegue en una cantidad de gente. Hay momentos que no me siento una estrella, me siento simplemente un trabajador de la música”. (De Un hombre alado).
@DulceMRamosR
para encontrarnos.
El tiempo es arena es mi manos.
Un lago en el cielo
es mi regalo
para olvidar lo que hiciste.
Y sentir algo que nunca sentiste.
Y hacerte sentir
algo que nunca sentiste
(Canción Lago en el cielo, del álbum Ahí vamos, 2006)
Gustavo Cerati (11 de agosto de 1959 / 4 septiembre de 2014). Qué se puede decir de él que ya no se haya dicho, qué no se sepa. Lo curioso con Cerati es cómo con el pasar de los años a su desaparición física se ha convertido en una leyenda del rock y también en un personaje de ficción. Más allá del halo de idealización que rodea a los artistas cuando parten temprano, su muerte ha provocado miles de leyendas urbanas y asignado un carácter profético a sus temas. Lo único cierto es que el 15 de mayo de 2010, el último paisaje que vio Cerati fue el de Caracas, su última canción Lago en el cielo, sus últimas palabras “Chao Venezuela, hasta la próxima”. Nadie imaginó que esa noche realmente era el último concierto de Cerati, que no habría un próximo encuentro. Después de cuatro años en coma, por un accidente cerebro vascular, sus ojos celestes partieron para ser el verdadero lago en el cielo.
La estrella de rock
que venció su ego
Si bien su acercamiento a la música fue desde niño, cuando aprendió a tocar guitarra, al igual que para muchos, para él el arte fue una forma de acercarse al amor, a esas primeras conquistas. Sin embargo, el éxito arrollador y de popularidad de Soda Stereo en los años ochenta, junto a Héctor “Zeta” Bosio y Charly Alberti, tanto en Argentina, su país natal, como en toda Latinoamérica, convirtieron a Cerati en una estrella, y como tal su forma de vida fue muy al estilo rock y punk. Los excesos no se hicieron esperar y la dulce fama hizo estragos:
“No sé cuántos grupos estuvieron tanto tiempo en la cima. Y sobre todo siendo un grupo de rock, no siendo Menudo. Estábamos acostumbrados a que miles de pibes se quedaran día y noche en la puerta de los hoteles. Al principio nos divertíamos mucho, pero después de un tiempo se convirtió en algo más pesado... Sumado a que vivís de giras, tomando drogas, se agiganta la paranoia y te desbibujás”. (Rolling Stone, marzo, 2003).
Por su sentido autocritico, Cerati reconoció que el ego lo destruyó y que su vida iría por un mal rumbo si no tomaba el control: “Perdí la brújula, pensarse uno como personaje, con Soda Stereo, cuando estábamos en la cima de la popularidad, te pierdes. Un día te encuentras solo, te das cuenta que hiciste desastres, te casaste y separaste a los dos días… En un momento, se te cae la ficha y te tienen que juntar con cucharita. Todavía estoy juntando los pedazos”. (Entrevista con Mariana Arias, 2006).
Esa fama hizo que la década de los noventa fuera decisiva en su vida: Soda Stereo se separa, muere de su padre, se mudó a Chile con su pareja Cecilia Amenábar y tienen dos hijos, Benito y Lisa. Sin buscarlo, Cerati encontró al verdadero músico, la necesidad de hacer mejor música y dedicarse a su familia. Fue precisamente su obra solista, Amor amarillo (1993), Bocanada (1999), 11 episodios sinfónicos (2001), Siempre es hoy (2002), Ahí vamos (2006) y Fuerza Natural (2009), la que lo hizo ser respetado en la industria y ser admirado por sus ídolos Luis Alberto Spinetta y Charly García; nombrado por la revista estadounidense Billboard como el mejor cantante de rock en español.
Su obra es hoy un referente en la historia el rock latinoamericano, aunque el propio Cerati confesara en vida que no era consciente de dejar un legado, sencillamente que la admiración del público hacia sus canciones era una forma de amor.
El creador
Un documento valioso y que quizás ha pasado desapercibido es el documental Un hombre alado (2020), del cineasta colombiano Felipe Restrepo, cuyo título hace referencia a uno de los grandes éxitos de Soda Stereo, En la ciudad de la furia, y que trata de descubrir el proceso creativo de Cerati, no a la estrella ni sus grandes hits.
Las influencias musicales de Cerati surgieron del rock británico y argentino, años después de la electrónica, también reconoció en varias entrevistas concedidas a lo largo de su carrera que en su proceso era primero la melodía, la música y después la letra, que definía como un desglose de emociones y paisajes, de ahí que aunque buscara la belleza poética nunca se consideró poeta porque no era un lector apasionado: “Yo hago canciones, no hago poesía”.
Cerati en sus composiciones habla de todo: sexo, amor, drogas, revelaciones sobre la vida, Dios o vivencias autobiográficas, todas las miradas son absolutamente válidas porque justamente era lo que quería con sus letras ambiguas.
El artista argentino nunca se preocupó por ser un mito o convertir su vida en un espectáculo, se mostró como una persona reservada, que sufría altibajos, se preocupó por ser fiel a sí mismo y parece que lo logró: “Todos brillamos, todos somos estrellas en nuestro mundo. De alguna manera, yo tengo la posibilidad de que la luz que puedo irradiar pegue en una cantidad de gente. Hay momentos que no me siento una estrella, me siento simplemente un trabajador de la música”. (De Un hombre alado).
@DulceMRamosR
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