A CONTROL REMOTO
Madres de telenovela para recordar
En la ficción de este género, cada vez más en vías de extinción, surgieron para la posteridad madres que fueron garantía de alto rating, aunque no siempre buenas y abnegadas, sino también inescrupulosas y malvadas
Históricamente el cada vez más caduco género telenovela tuvo en las madres un ingrediente fundamental. En la época de esplendor de estos melodramas de la pequeña pantalla, muchas de ellas no siempre eran un dechado de virtud, sino también de perniciosa maldad. La más maternal de todas quizás haya sido María Teresa Acosta. Todavía la recordamos como Mamá Gina en La Usurpadora, cuando Marina Baura, en su doble papel de buena y mala, la emborrachaba para que no descubriera sus más terribles juegos. También fue madre de Doris Wells en La señora de Cárdenas y de la misma Marina Baura en Natalia de 8 a 9. Como Dionisia Bello personificó a la primera amante del Benemérito en la miniserie Gómez, de José Ignacio Cabrujas. Ella, con su hijo José Vicente, presuntamente planificaron el asesinato de Juancho, el hermano del dictador. Una vez consumado el crimen, son descubiertos y enviados a un exilio dorado de por vida en París. Como Dionisia, esta notable actriz hizo uno de sus grandes papeles, que rivaliza con su excepcional interpretación de la esclava negra Juana Bautista en Sangre azul.
En Estefanía, que transcurría en la época del perezjimenismo, el dictador persiguió a El Guácharo, seudónimo que utilizaba el personaje de José Luis Rodríguez como líder de la resistencia, y mandó a torturar hasta la muerte a su hermana liceísta, interpretada por Zulay García. Ambos eran hijos de una muy sufrida madre, solventemente interpretada por Agustina Martín. Mamá Dolores (Zulma Sady) y Albertico Limonta (Raúl Amundaray) tenían en El derecho de nacer una ejemplar y entrañable relación, aunque en realidad no eran madre e hijo, ya que él era blanco y ella la negra que lo crió devotamente. A su verdadera madre la conocería muchos años después, ya graduado de médico, y no era otra que la anteriormente mencionada Agustina Martín, cuyo padre, de clase social alta, había entregado a la criatura al nacer por ser su hija soltera.
¿Y cómo olvidar a Mayra Alejandra, convertida en madre por obra y gracia de una violación en Leonela? ¿O Grecia Colmenares en la interminable Topacio? En esta última telenovela también se lució Chony Fuentes, como la trepadora social que lleva al suicidio a su hija Yolandita (Jeanette Rodríguez). Pero la madre más malvada y erótica debe haber sido Lupita Ferrer en Doña Perfecta, en la versión que de la obra de Benito Pérez Galdós hizo el Canal 8 en sus mejores tiempos. Allí no solamente intentó robarle el novio su hija, sino que, estremecida por la pasión, cambió el luto para vestirse de un rojo intenso con grandes escotes. Muy atrás quedaron las ingenuas Esmeralda y La Zulianita, así como la humilde criada soltera que abandonó a su hija recién nacida en Cristal para convertirse con los años en la acaudalada diseñadora de modas Victoria Ascanio. En todos estos roles, Lupita demostró más que nunca que madres, como ella, solo hay una.
Y a las madres que no son de la ficción, les deseamos muchas felicidades en su día.
En Estefanía, que transcurría en la época del perezjimenismo, el dictador persiguió a El Guácharo, seudónimo que utilizaba el personaje de José Luis Rodríguez como líder de la resistencia, y mandó a torturar hasta la muerte a su hermana liceísta, interpretada por Zulay García. Ambos eran hijos de una muy sufrida madre, solventemente interpretada por Agustina Martín. Mamá Dolores (Zulma Sady) y Albertico Limonta (Raúl Amundaray) tenían en El derecho de nacer una ejemplar y entrañable relación, aunque en realidad no eran madre e hijo, ya que él era blanco y ella la negra que lo crió devotamente. A su verdadera madre la conocería muchos años después, ya graduado de médico, y no era otra que la anteriormente mencionada Agustina Martín, cuyo padre, de clase social alta, había entregado a la criatura al nacer por ser su hija soltera.
¿Y cómo olvidar a Mayra Alejandra, convertida en madre por obra y gracia de una violación en Leonela? ¿O Grecia Colmenares en la interminable Topacio? En esta última telenovela también se lució Chony Fuentes, como la trepadora social que lleva al suicidio a su hija Yolandita (Jeanette Rodríguez). Pero la madre más malvada y erótica debe haber sido Lupita Ferrer en Doña Perfecta, en la versión que de la obra de Benito Pérez Galdós hizo el Canal 8 en sus mejores tiempos. Allí no solamente intentó robarle el novio su hija, sino que, estremecida por la pasión, cambió el luto para vestirse de un rojo intenso con grandes escotes. Muy atrás quedaron las ingenuas Esmeralda y La Zulianita, así como la humilde criada soltera que abandonó a su hija recién nacida en Cristal para convertirse con los años en la acaudalada diseñadora de modas Victoria Ascanio. En todos estos roles, Lupita demostró más que nunca que madres, como ella, solo hay una.
Y a las madres que no son de la ficción, les deseamos muchas felicidades en su día.
@aquilinojmata
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