Para quienes han escuchado una canción que se llama Amapolas o han visto su cara en alguna red social, Leo Rizzi resulta familiar, sin olvidar el tono peculiar de su voz y una presencia que recuerda a las grandes leyendas del pop y el rock. Pronto presentará su primer álbum; sin embargo, este año ha sacado varios sencillos Mi maná, Cielo violeta y el clásico Digan lo que digan al lado de Raphael.
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En un domingo soleado, Leo Rizzi recibió a El Universal en Bogotá, ciudad donde cerró su primera gira Latinoamérica que le permitió recorrer México, Uruguay, Argentina y Chile. El artista reflexionó sobre su carrera y recordó que parte de su infancia y su adolescencia la vivió en Uruguay, la tierra de su padre, donde los juegos y la música estuvieron presentes. “Siempre he sido muy familiar, de estar en casa. De mi hermana Carmen recibí toda mi influencia musical. Recuerdo que tenía 7 años, ella 14 y formaba parte de un grupo de punk, escuchaba música muy diversa que compartía conmigo”, rememora.
-Artísticamente refleja la fusión de dos miradas distintas del mundo.
-El vivir en España y Uruguay es algo que agradezco mucho. Al principio fue duro irme con quince años de Uruguay para volver a empezar otra vida, pero me dio muchas herramientas para seguir adelante y un bagaje cultural que reflejo en mi música.
-En la actualidad está culminando sus estudios de Artes.
-Tenía el típico miedo de meterme en la carrera de música y perder la pasión. No sé por qué me rondaba ese pensamiento por la cabeza. Bellas Artes engloba muchas disciplinas y me ha ayudado a desarrollar otra parte de la faceta artística y creativa: mi imagen, el concepto de mi proyecto, cosas que quizás uno no se plantea cuando le gusta la música y que son súper importantes.
-De hecho en su imagen y videos se evidencia esa evolución en imagen y concepto, además de ciertos referentes: David Bowie, Mick Jagger…
-Los referentes fueron apareciendo por el camino. Por ejemplo, de David Bowie tomé su forma de expresar y desafiar a esa sociedad de los años setenta y ochenta. Creo que me llevo de todos esos artistas su carácter y su personalidad, no solo cosas estéticas, claro también el rock and roll: hacer tu camino sin importar lo que piense la gente.
-Una vez Rosa Montero le preguntó a Joaquín Sabina si estaba preparado para el fracaso.
-El fracaso es parte de nuestras vidas, los golpes de suerte son momentos de luz, pero uno está consciente de que esto es complicado, que el fracaso es más normal que el éxito. Tienes que seguir adelante y hacer la música que te guste, desde el mismo lugar que hiciste aquella canción que pegó, desde el interior de uno mismo.
-Cuando se presentó este año como artista invitado en el Benidorm Fest, en redes sociales pedían su presencia en Eurovisión.
-Te hace mucha ilusión cuando la gente reclama tu nombre para representar a España en un certamen tan importante como Eurovisión. Ahora estoy en un punto en mi carrera de consolidarme y seguir dando pasos por mi cuenta. Estoy meditándolo porque es una decisión muy importante.
-De hecho usted pudo formar parte de Operación Triunfo OT, sin embargo está tomando el camino más largo, ¿no?
-Eso tiene sus pros y sus contras. Desde que empecé, un consejo que me dio José Manuel Moles, un productor con el que trabajé, fue que hay dos caminos: el largo y el corto. Puedes alcanzar la fama eligiendo el camino corto, pero es muy efímero porque no se consolida, no tiene base. Prefiero elegir los pasos más detenidos, con más consciencia porque la gente nota cuando algo es honesto y creo que lo importante en la música es que sea de verdad, como en toda la vida. También el ejercicio de agradecer a las personas que te escuchan, sean cien o mil, porque ese público al final va a ser como tu familia. Ahora en la industria pensamos solo en los números, pero hay que ponerles caras a las personas.
-Ya finalizada su primera gira en Latinoamérica, ¿Cuál ha sido el balance?
-No se puede pensar que Latinoamérica como una unidad, cada país tiene una esencia propia y cada show ha sido muy distinto. Ver cómo reacciona el público ha sido para mí muy revelador. Conocer a tus fans te ayuda a entender mejor tu proyecto y esto parece una paradoja, pero es cierto: uno no sabe lo que está provocando tu música en el otro hasta que lo vives en un concierto, porque las redes sociales son números, likes y algún comentario hasta de haters.
-En relación a lo que comenta, ¿Cómo ha sentido su proceso como cantautor?
-Han pasado tres años de las primeras canciones. He asimilado nuevas técnicas de composición a nivel armónico y rítmico, aprendí a producir, a compartir con otros artistas. También siento que he podido mejorar la forma de comunicar lo que siento, antes tenía miedo, hoy soy más libre de compartir mis experiencias y lo que quiero decir.
-Sé que está trabajando en su primer álbum.
-No voy a hablar mucho del álbum porque quiero que sea un poco sorpresa, pero es algo que he ido construyendo conjuntamente con la carrera de Bellas Artes, es muy conceptual. Las canciones son inéditas con referencias literarias de obras que he leído en este tiempo. Es un álbum muy cuidado.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Leo Rizzi?
-Ahora mismo llena de color, muy abierta, receptiva. Con estos viajes con una mirada más extensa.
@DulceMRamosR
En un domingo soleado, Leo Rizzi recibió a El Universal en Bogotá, ciudad donde cerró su primera gira Latinoamérica que le permitió recorrer México, Uruguay, Argentina y Chile. El artista reflexionó sobre su carrera y recordó que parte de su infancia y su adolescencia la vivió en Uruguay, la tierra de su padre, donde los juegos y la música estuvieron presentes. “Siempre he sido muy familiar, de estar en casa. De mi hermana Carmen recibí toda mi influencia musical. Recuerdo que tenía 7 años, ella 14 y formaba parte de un grupo de punk, escuchaba música muy diversa que compartía conmigo”, rememora.
-Artísticamente refleja la fusión de dos miradas distintas del mundo.
-El vivir en España y Uruguay es algo que agradezco mucho. Al principio fue duro irme con quince años de Uruguay para volver a empezar otra vida, pero me dio muchas herramientas para seguir adelante y un bagaje cultural que reflejo en mi música.
-En la actualidad está culminando sus estudios de Artes.
-Tenía el típico miedo de meterme en la carrera de música y perder la pasión. No sé por qué me rondaba ese pensamiento por la cabeza. Bellas Artes engloba muchas disciplinas y me ha ayudado a desarrollar otra parte de la faceta artística y creativa: mi imagen, el concepto de mi proyecto, cosas que quizás uno no se plantea cuando le gusta la música y que son súper importantes.
-De hecho en su imagen y videos se evidencia esa evolución en imagen y concepto, además de ciertos referentes: David Bowie, Mick Jagger…
-Los referentes fueron apareciendo por el camino. Por ejemplo, de David Bowie tomé su forma de expresar y desafiar a esa sociedad de los años setenta y ochenta. Creo que me llevo de todos esos artistas su carácter y su personalidad, no solo cosas estéticas, claro también el rock and roll: hacer tu camino sin importar lo que piense la gente.
-Una vez Rosa Montero le preguntó a Joaquín Sabina si estaba preparado para el fracaso.
-El fracaso es parte de nuestras vidas, los golpes de suerte son momentos de luz, pero uno está consciente de que esto es complicado, que el fracaso es más normal que el éxito. Tienes que seguir adelante y hacer la música que te guste, desde el mismo lugar que hiciste aquella canción que pegó, desde el interior de uno mismo.
-Cuando se presentó este año como artista invitado en el Benidorm Fest, en redes sociales pedían su presencia en Eurovisión.
-Te hace mucha ilusión cuando la gente reclama tu nombre para representar a España en un certamen tan importante como Eurovisión. Ahora estoy en un punto en mi carrera de consolidarme y seguir dando pasos por mi cuenta. Estoy meditándolo porque es una decisión muy importante.
-De hecho usted pudo formar parte de Operación Triunfo OT, sin embargo está tomando el camino más largo, ¿no?
-Eso tiene sus pros y sus contras. Desde que empecé, un consejo que me dio José Manuel Moles, un productor con el que trabajé, fue que hay dos caminos: el largo y el corto. Puedes alcanzar la fama eligiendo el camino corto, pero es muy efímero porque no se consolida, no tiene base. Prefiero elegir los pasos más detenidos, con más consciencia porque la gente nota cuando algo es honesto y creo que lo importante en la música es que sea de verdad, como en toda la vida. También el ejercicio de agradecer a las personas que te escuchan, sean cien o mil, porque ese público al final va a ser como tu familia. Ahora en la industria pensamos solo en los números, pero hay que ponerles caras a las personas.
-Ya finalizada su primera gira en Latinoamérica, ¿Cuál ha sido el balance?
-No se puede pensar que Latinoamérica como una unidad, cada país tiene una esencia propia y cada show ha sido muy distinto. Ver cómo reacciona el público ha sido para mí muy revelador. Conocer a tus fans te ayuda a entender mejor tu proyecto y esto parece una paradoja, pero es cierto: uno no sabe lo que está provocando tu música en el otro hasta que lo vives en un concierto, porque las redes sociales son números, likes y algún comentario hasta de haters.
-En relación a lo que comenta, ¿Cómo ha sentido su proceso como cantautor?
-Han pasado tres años de las primeras canciones. He asimilado nuevas técnicas de composición a nivel armónico y rítmico, aprendí a producir, a compartir con otros artistas. También siento que he podido mejorar la forma de comunicar lo que siento, antes tenía miedo, hoy soy más libre de compartir mis experiencias y lo que quiero decir.
-Sé que está trabajando en su primer álbum.
-No voy a hablar mucho del álbum porque quiero que sea un poco sorpresa, pero es algo que he ido construyendo conjuntamente con la carrera de Bellas Artes, es muy conceptual. Las canciones son inéditas con referencias literarias de obras que he leído en este tiempo. Es un álbum muy cuidado.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Leo Rizzi?
-Ahora mismo llena de color, muy abierta, receptiva. Con estos viajes con una mirada más extensa.
@DulceMRamosR
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