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Melissa Tovar Guerrero: “Uno no puede subestimar a sus lectores”

La escritora colombiana habla en su primera novela "Los desprendimientos", sobre desapariciones voluntarias

  • SONIBERTH JIMÉNEZ

05/02/2023 01:00 am

Johatsu es un término japonés podría traducirse como "persona evaporada". La persona desaparece, y aunque no se evapora físicamente, la metáfora se hace porque al irse, no deja ningún rastro. Aunque no hay cifras oficiales de este fenómeno, en Japón cada año miles de personas desaparecen de manera voluntaria. El tema sirvió de inspiración para la escritora colombiana Melissa Tovar Guerrero.

En la novela Los desprendimientos de Tovar Guerrero, Emmeline Wilde es una mujer que decide desaparecer del mundo tal y como lo conoce, dejar atrás sus problemas, y abrir así una oportunidad para finalmente alcanzar la felicidad, o al menos no vivir tan atormentada. Pero las cosas no siempre resultan como se planea.

-¿Por qué en Los desprendimientos los personajes femeninos tienen tanta relevancia?
-En la búsqueda de los personajes de Los desprendimientos, mi intención de plantear un mundo más femenino tiene que ver con que quería desmitificar muchos imaginarios de la maternidad. Nos han puesto una carga tan grande a las mujeres como si el fin de las mujeres fuera ser madre solamente. Y resulta que después uno empieza a escuchar a las mamás decir, si son mamás honestas, que la maternidad es tenaz y requiere de muchos sacrificios. Desde la escritura creativa, a mí me interesa abordar la vida porque yo entiendo la literatura como la vida.

-¿Por qué le pareció pertinente desmitificar la maternidad?
-Hay que desmitificar estos imaginarios que se han hecho en torno a la maternidad; lo que exploran estas madres en Los desprendimientos es que la maternidad no lo es todo, que los hijos no lo solucionan todo, no responden a todas las necesidades de las mujeres que son madres y también los hijos encuentran que sus padres no lo resuelven todo, no son la solución a todo. Creo que la literatura también ayuda a aterrizar las expectativas que tenemos en el mundo. Porque las películas nos venden el trabajo perfecto, el título perfecto, como que fueran a generar estatus y felicidad permanente… Me parece que la literatura también funciona como mecanismo para aterrizar la existencia.

-¿Cómo fue el proceso creativo de Los desprendimientos?
-Me sorprendió mucho cómo estaba naciendo esta historia porque desde el comienzo estaban claras estas voces de las protagonistas, el nombre de la novela, que iba a ser contada por capítulos, que cada capítulo iba a estar contado en primera persona, solamente hay un capítulo que tiene un narrador omnisciente y tiene un sentido muy pertinente. Yo iba escribiendo pero no avanzaba la historia porque no había trama. Hasta que llegué a una investigación de la BBC que habla sobre los Johatsu, que son las personas evaporadas. Y de una industria en Japón conocida como mercado de la ocultación, donde la gente les paga a esas empresas para que las ayude a desaparecer. En el contexto colombiano estamos habituados a asociar la desaparición con la guerra, la desaparición forzada. Separar el concepto de la desaparición con la guerra, y que hay desapariciones voluntarias, eso a mí me voló la cabeza. Empecé a investigar. De personas que deciden desaparecer, nunca más se vuelve a saber nada. Ahí fue donde encontré la trama.

-En términos generales, el latinoamericano es muy cercano a su familia. ¿Resulta creíble la desaparición voluntaria en este lado del mundo?
-Yo necesitaba argumentarle literariamente eso al lector, porque además el lector es muy riguroso. Uno no puede subestimar a sus lectores. ¿Cómo se arraiga esta idea de desaparecer de Emmeline? Ella se obsesiona con la idea que tiene que desaparecer aun cuando es madre y aun cuando es hija. Yo tenía que demostrarle al lector por qué. Me valí de un recurso que es muy tradicional en literatura, pero no porque sea clásico deja de resultar efectivo, y es el mecanismo de los diarios. En la novela, hay unas entradas de los diarios de Emmeline, donde el lector entiende cómo se va desarrollando su necesidad de desaparecer.

-¿Realmente es posible desaparecer para empezar de cero?
-El desprendimiento tiene que ver con el ego. Lo primero que hace un evaporado es quitarse su identidad. A primera vista parece que está renunciando a su ego. Se quita el nombre, su historia, abandona su mundo conocido, deja a sus seres amados, pero si uno indaga un poco, hay mucho ego en querer buscar un nuevo comienzo sin importar el daño y el dolor que se deje a su paso. Parte de la metamorfosis de los evaporados es que también cambian de nombre. En Los desprendimientos, Emmeline tiene que reconocer que lo de desaparecer y evaporarse no es tan bonito como se lo habían prometido en el mercado de la ocultación. Después se da cuenta que su ego está añorando su pasado, el mismo pasado del que ella voluntariamente quiso desaparecer.

-Los evaporados son los que se van, pero también habla en el libro de los que se quedan…
-Estaba tan fascinada con la idea de los evaporados, o las personas que desaparecen, que creí que allí estaba todo el acento narrativo. Después, trabajando en la escritura, me di cuenta que tenía que equilibrar el mundo narrativo. Cuando entendí que también tenía que responderles a los lectores qué pasa con los que se quedan, fue que logré condensar y darle sentido integral a Los desprendimientos. El tema con la desaparición voluntaria es que los que se quedan no pueden cerrar el ciclo. No hay un cuerpo. No hay un final. No hay despedida. No hay razones. Entonces es muy tenaz. Es muy desgarrador continuar para las personas que se quedan. El desprendimiento del evaporado termina alterándole la vida al que abandona. Hay que entender cómo estos personajes, en medio de su tragedia, deciden volver a continuar.
@Soniberth



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