El libro Al son que nos toquen “es un reportaje que cuenta la historia de la danza contemporánea en Venezuela a través de sus protagonistas”, según describe su escritora, la periodista venezolana Marcy Rangel.

Después de más de una década, la comunicadora social, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, pudo cumplir uno de sus sueños: publicar un libro. “Fue mi tesis de periodismo en la UCAB hace diez años y yo siempre quise publicarla pero nunca había tenido la oportunidad, hasta ahora. Sabía que ese libro era importante, porque me parece que es un aporte a la memoria de la danza en el país, un aporte para que en los escenarios de Venezuela no se termine de bajar el telón, como un aporte también para ayudar a reactivar la industria cultural en nuestro país”, asegura Marcy Rangel.

La autora de Al son que nos toquen asegura que no existe en Venezuela un libro similar desde hace varias décadas. “No hay un libro así desde los años 80, cuando una bailarina -que ocupó cargos públicos-, Andreína Womutt, publicó un libro que se llama Movimiento perpetuo. Ese fue el último libro que apareció donde se contaba la historia de la danza. Obviamente ha habido otros libros, libros de entrevistas, libros de fotos bellísimas de danza, pero no hay uno que cuente toda la historia”, enfatiza.

Para la periodista venezolana y promotora cultural, que desde hace cinco años vive en la ciudad de Bogotá, se puede hacer un paralelismo de la historia de Venezuela con la historia de danza en el país. Un ejemplo de ello, según la autora, es que “en los años 80 no solamente tuvimos un boom petrolero, sino que mucha gente que estudió afuera, regresó a Venezuela, fundó sus propias compañías de danza y hasta fueron modelo de gerencia cultural como fue el caso de Danza Hoy en el Teatro Teresa Carreño durante veinte años de residencia”, indica.

En relación a las imágenes de su primer libro, Marcy Rangel explica que las fotos son de Roland Streuli. “Nosotros hicimos un acuerdo por el uso de las fotos. Además con todo lo de los NFT’s, que son estos activos digitales, volvimos a hablar. Las fotos están en el libro, pero también vamos a subirlas a la web, las convertimos en NFT’s y decidimos que con las ventas de esas fotos se van a hacer becas para estudiantes de danza en Caracas. Esto se convirtió en la segunda fase del proyecto”.

-¿Por qué escribir sobre danza?
-Yo bailo desde los tres años. Cuando empecé la universidad estaba segura que quería ser periodista, pero no quería dedicarme a cubrir política. Sentía que la fuente cultural estaba abandonada y desde que fui pasante, me dieron la oportunidad de cubrir artes escénicas. Ahí ahondé un poco más en ese oficio que hacía como hobby, pero que fui descubriendo que sí hay mucha gente que se dedica a la danza de manera profesional.

-De la tesis al libro pasaron más de 10 años. ¿Hay datos actualizados en el libro?
-Son testimonios de directores de compañías activas en Venezuela. Algunos emigraron, algunos siguen en Venezuela, otros se han dedicado al yoga o a los pilates porque es lo que les da para vivir. Son crónicas que hice en ese momento y las actualicé, ajusté algunos datos, pero la esencia es la misma porque también me di cuenta que desde 2011, el movimiento de la danza en Venezuela no ha cambiado mucho.

-¿Por qué lanzar un libro impreso en la época de redes sociales como el TikTok?
-Es una rareza. Ahora lo vintage está de moda, y tener un libro físico en la era digital es muy gratificante. Además a mí las redes sociales me han servido para poder acercarme a mi comunidad de una manera muy orgánica.

-Ha comentado que este proyecto tiene varias etapas. ¿Cuál será la próxima?
-El año que viene quisiera organizar talleres de creatividad dirigidos a artistas y bailarines, donde ellos tengan la oportunidad de aprender herramientas y cómo hacer que sus ideas estén bien ensambladas y sean sustentables, y cómo presentarlas a patrocinantes.
@Soniberth