Ana Luísa Amaral: "También se resiste a la barbarie hablando de la belleza"
La poeta portuguesa, autora de obras como "Qué hay en un nombre ", fue reconocida recientemente con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2021
Se rasgó la soledad y /mi consuelo: /en esta mesa, soy musa /de mi misma //Al desear /sombrías mariposas, /marqué mi /destino //Vuelan de noche ahora, /las alas negras /al encuentro de mi deseo /(un destino menor: /ser palabras y ellas)
Poema Mariposas en la noche
Ana Luísa Amaral (1956) es una de las voces más representativas de la lengua portuguesa en la actualidad junto a Lídia Jorge. Creció en la dictadura de António de Oliveira Salazar (1932-1968) y se educó en un colegio de monjas, donde recibió una de sus primeras enseñanzas: una mujer debe aprender a cocinar bien porque si no su esposo la deja. Hoy valora la libertad y cree en la lucha feminista. A lo largo de su carrera ha publicado más de treinta libros en distintos géneros; además, es reconocida por sus traducciones de Emily Dickinson, William Shakespeare y John Updike.
Su obra ha sido editada y traducida a varios idiomas, en español se pueden encontrar en Venezuela: Antología Poética (2012), publicada por Monte Ávila Editores con traducción de Nidia Hernández; en Colombia, Entre otras noches (2013), por Taller de Edición Roca, y la antología Qué hay en un nombre (2020), por Ediciones Vestigio bajo la traducción de Pedro Rapoula. Por último, en México y España, What´s in a Name (2020), por Sexto Piso traducido por Paula Abramo, y Oscuro (2016), con la editorial Olifante y la traducción de Luis María Marina.
Con un largo día de entrevistas y a través de una videollamada por WhastApp, conversamos con la Ana Luísa Amaral, quien nos atendió desde su casa en Portugal, hablando en perfecto español. El pasado 31 de mayo se anunció que era la ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
-Usted ha sido la séptima mujer en obtener el premio, ¿cuál es su posición al respecto?
-Es el resultado de muchos años de lucha y de una generación muy joven que plantea un feminismo diferente que se preocupa no solo por los derechos de las mujeres, también por los derechos de las minorías y el planeta. Hoy el feminismo se piensa en una forma más holística e intenta que los derechos de las mujeres no se queden en una lucha individual.
-Pero aún hoy ser mujer, ya sea en la sociedad occidental u oriental, es difícil.
-Recuerdo cuando creé la disciplina de estudios feministas y queer en la universidad, se reían de mí. Aún es necesario mostrar que el mundo para las mujeres sigue siendo más difícil que para los hombres y que no hay razones para ello. Por eso el feminismo debe ser visto más allá del género o del sexo. El feminismo es para toda la sociedad y también para los hombres.
-¿Para usted la poesía es una forma para entender el mundo?
-Es una forma de vivir porque yo no sé vivir sin poesía. Yo no sé vivir sin escribir. Yo soy feminista, pero mi poesía no es necesariamente feminista. Mi poesía es poesía y escribo lo que necesito, lo que me dé pasión. Cuando uno escribe lo hace para sí mismo.
-Si para usted la poesía es una forma de vivir, ¿cómo ha sido vivirla en pandemia?
-Ha sido muy complicado y confuso, especialmente los primeros meses. Nadie sabía lo que iba a pasar. En los primeros seis meses yo no conseguía escribir nada, no podía y cuando lo hacía salían cosas horribles. De repente pasó algo muy extraño, es como si se hubiese caído una cortina y empecé a escribir mi nuevo libro Mundo, que saldrá en octubre con Assírio & Alvim.
-¿Toca el tema de la pandemia?
-No habla de pandemia; es decir, ahí está la pandemia sin estar nunca, sin que la palabra entre. Están las preocupaciones, la fuerza que puede tener el amor y el afecto, la belleza del mundo.
-Uno de los temas que le preocupan son los migrantes, ¿cómo ha visto la situación en Portugal con los venezolanos?
-Es muy complicada, en Venezuela hay muchos portugueses y con la crisis muchos han regresado. Las personas se olvidan que todos somos inmigrantes. No existe la pureza racial, todos somos inmigrantes y todos estamos mezclados, eso es maravilloso. En mi caso, mi tatarabuela era africana, de Angola, y la familia de mi abuelo era judía. No hay pureza, no hay razas puras, no hay perfección, por eso existe el arte, que intenta conseguir o buscar la perfección, pero nunca la consigue.
-Hace un par de años usted y la poeta uruguaya Ida Vitale, también ganadora del Premio Reina Sofía (2015), estaban compartiendo eventos en el Hay Festival Cartagena.
-Fue maravilloso, nos hicimos amigas. La poesía aunque sea tan variada al mismo tiempo tiene algo en común: el lenguaje. La poesía no tiene nacionalidad, es una pasión y un trabajo de subversión y transgresión de la lengua.
-La poeta Ana Blandiana dijo que “el escritor no es un creador, sino testigo del mundo en que vive”. ¿Le ha gustado el mundo que le tocó ver y vivir?
-Sí claro, mucho más que si me hubiera tocado ser mujer en los años cuarenta o cincuenta. Hace años dije que la poesía para mí es una tierra de nadie con gente dentro, hoy digo que es una tierra de nadie con gente y el mundo dentro porque todo está en la poesía, no solamente la gente, está el mundo en toda su dimensión, también mi perra (Emily Dickinson), también su gata (Maluma).
-Una vez afirmó que “la poesía es un antídoto para la barbarie y el odio”.
-El arte de escribir sobre lo que pasa en el mundo es una forma de resistencia. ¿Por qué los poetas y los escritores van a prisión? Solo tienen un lápiz. También se resiste a la barbarie hablando de la belleza.
-¿A qué le teme un poeta?
-Para mí, a dejar de escribir.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Ana Luísa Amaral?
-Los humanos ante el universo tenemos la misma actitud que una mosca. Cuando una mosca se estrella con una ventana es porque ella piensa que puede pasar; eso nos pasa a nosotros, pensamos que podemos entender y sabemos muy poco.
@DulceMRamosR
Poema Mariposas en la noche
Ana Luísa Amaral (1956) es una de las voces más representativas de la lengua portuguesa en la actualidad junto a Lídia Jorge. Creció en la dictadura de António de Oliveira Salazar (1932-1968) y se educó en un colegio de monjas, donde recibió una de sus primeras enseñanzas: una mujer debe aprender a cocinar bien porque si no su esposo la deja. Hoy valora la libertad y cree en la lucha feminista. A lo largo de su carrera ha publicado más de treinta libros en distintos géneros; además, es reconocida por sus traducciones de Emily Dickinson, William Shakespeare y John Updike.
Su obra ha sido editada y traducida a varios idiomas, en español se pueden encontrar en Venezuela: Antología Poética (2012), publicada por Monte Ávila Editores con traducción de Nidia Hernández; en Colombia, Entre otras noches (2013), por Taller de Edición Roca, y la antología Qué hay en un nombre (2020), por Ediciones Vestigio bajo la traducción de Pedro Rapoula. Por último, en México y España, What´s in a Name (2020), por Sexto Piso traducido por Paula Abramo, y Oscuro (2016), con la editorial Olifante y la traducción de Luis María Marina.
Con un largo día de entrevistas y a través de una videollamada por WhastApp, conversamos con la Ana Luísa Amaral, quien nos atendió desde su casa en Portugal, hablando en perfecto español. El pasado 31 de mayo se anunció que era la ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
-Usted ha sido la séptima mujer en obtener el premio, ¿cuál es su posición al respecto?
-Es el resultado de muchos años de lucha y de una generación muy joven que plantea un feminismo diferente que se preocupa no solo por los derechos de las mujeres, también por los derechos de las minorías y el planeta. Hoy el feminismo se piensa en una forma más holística e intenta que los derechos de las mujeres no se queden en una lucha individual.
-Pero aún hoy ser mujer, ya sea en la sociedad occidental u oriental, es difícil.
-Recuerdo cuando creé la disciplina de estudios feministas y queer en la universidad, se reían de mí. Aún es necesario mostrar que el mundo para las mujeres sigue siendo más difícil que para los hombres y que no hay razones para ello. Por eso el feminismo debe ser visto más allá del género o del sexo. El feminismo es para toda la sociedad y también para los hombres.
-¿Para usted la poesía es una forma para entender el mundo?
-Es una forma de vivir porque yo no sé vivir sin poesía. Yo no sé vivir sin escribir. Yo soy feminista, pero mi poesía no es necesariamente feminista. Mi poesía es poesía y escribo lo que necesito, lo que me dé pasión. Cuando uno escribe lo hace para sí mismo.
-Si para usted la poesía es una forma de vivir, ¿cómo ha sido vivirla en pandemia?
-Ha sido muy complicado y confuso, especialmente los primeros meses. Nadie sabía lo que iba a pasar. En los primeros seis meses yo no conseguía escribir nada, no podía y cuando lo hacía salían cosas horribles. De repente pasó algo muy extraño, es como si se hubiese caído una cortina y empecé a escribir mi nuevo libro Mundo, que saldrá en octubre con Assírio & Alvim.
-¿Toca el tema de la pandemia?
-No habla de pandemia; es decir, ahí está la pandemia sin estar nunca, sin que la palabra entre. Están las preocupaciones, la fuerza que puede tener el amor y el afecto, la belleza del mundo.
-Uno de los temas que le preocupan son los migrantes, ¿cómo ha visto la situación en Portugal con los venezolanos?
-Es muy complicada, en Venezuela hay muchos portugueses y con la crisis muchos han regresado. Las personas se olvidan que todos somos inmigrantes. No existe la pureza racial, todos somos inmigrantes y todos estamos mezclados, eso es maravilloso. En mi caso, mi tatarabuela era africana, de Angola, y la familia de mi abuelo era judía. No hay pureza, no hay razas puras, no hay perfección, por eso existe el arte, que intenta conseguir o buscar la perfección, pero nunca la consigue.
-Hace un par de años usted y la poeta uruguaya Ida Vitale, también ganadora del Premio Reina Sofía (2015), estaban compartiendo eventos en el Hay Festival Cartagena.
-Fue maravilloso, nos hicimos amigas. La poesía aunque sea tan variada al mismo tiempo tiene algo en común: el lenguaje. La poesía no tiene nacionalidad, es una pasión y un trabajo de subversión y transgresión de la lengua.
-La poeta Ana Blandiana dijo que “el escritor no es un creador, sino testigo del mundo en que vive”. ¿Le ha gustado el mundo que le tocó ver y vivir?
-Sí claro, mucho más que si me hubiera tocado ser mujer en los años cuarenta o cincuenta. Hace años dije que la poesía para mí es una tierra de nadie con gente dentro, hoy digo que es una tierra de nadie con gente y el mundo dentro porque todo está en la poesía, no solamente la gente, está el mundo en toda su dimensión, también mi perra (Emily Dickinson), también su gata (Maluma).
-Una vez afirmó que “la poesía es un antídoto para la barbarie y el odio”.
-El arte de escribir sobre lo que pasa en el mundo es una forma de resistencia. ¿Por qué los poetas y los escritores van a prisión? Solo tienen un lápiz. También se resiste a la barbarie hablando de la belleza.
-¿A qué le teme un poeta?
-Para mí, a dejar de escribir.
-Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Ana Luísa Amaral?
-Los humanos ante el universo tenemos la misma actitud que una mosca. Cuando una mosca se estrella con una ventana es porque ella piensa que puede pasar; eso nos pasa a nosotros, pensamos que podemos entender y sabemos muy poco.
@DulceMRamosR
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