El Estado, en su afán de regular y controlar todos los aspectos de la vida de los venezolanos y los sectores de la economía, ha cometido varios errores.

La semana pasada dimos un ejemplo claro y es lo que pasa con Movilnet. Pero, ese no es el único caso.

Tenemos a las empresas de televisión por cable. No es que el Estado tenga una de esas empresas, el hecho es que ha decidido regular sus taridas y las consecuencias ya se están viendo.

A finales de marzo llegaron las facturas de una de las cableras y si, llegaron rebajadas. Pero, sin embargo, el servicio está más deficiente que antes que el tema llegara a la Sundde y a la Asamblea Nacional.

Aclaramos que no desmeritamos el propósito del Ejecutivo y de la AN de velar por que haya buenos servicios.

Pero, los servicios de calidad no se producen por arte de magia, se necesitan inversiones y, por ende, estímulos, para que las empresas, sean del ramo que sean, puedan dar calidad a cambio de un precio que pague esa calidad.

Lamentablemente, en el país, en este momento, las empresas de servicios reguladas están prácticamente perdidas.

El problema no son los precios son los ingresos y es el Estado el responsable por su intervencionismo.

Desde hace años, porque llevamos años de controles, en el ramo de las telecomunicaciones, por mencionar alguno, se pedían estímulos para invertir en equipos y en consecuencia asegurar la calidad, como ocurre en otros países.

Pero, con los controles, lamentablemente esa calidad se pierde y el cliente que paga por ella, termina recibiendo un servicio a medias.

En otros países, la velocidad de Internet es envidiable, la señal de telefonía celular llega a todas partes, la TV por suscripción es también de calidad y todo se debe a que los Estados no intervienen.

El mercado rige estos negocios, se pagan los precios que son y los clientes, contentos, reciben un servicio de calidad.

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