Día de la Madre
Con las videollamadas y las lágrimas llenas de ternura que superan distancias. Con la fortaleza de la madre que se sobrepone y bendice, levanta y da valor. Día de la Madre en cada rincón de nuestra geografía. La madre zuliana con su temple y su fuerza, la madre venezolana, valiente y luchadora, cuyo amor se esparce por los hijos de la patria. Madre es fidelidad y consecuencia
El venezolano se sobrepone con la energía de la unión y el afecto a las más grandes dificultades. Puertas adentro de cada hogar venezolano transcurren los encuentros caseros para el compartir familiar. Para la manifestación de los afectos, especialmente en fechas como el Día de la Madre.
Con las videollamadas y las lágrimas llenas de ternura que superan distancias. Con la fortaleza de la madre que se sobrepone y bendice, levanta y da valor. Día de la Madre en cada rincón de nuestra geografía. La madre zuliana con su temple y su fuerza, la madre venezolana, valiente y luchadora, cuyo amor se esparce por los hijos de la patria.
Madre es fidelidad y consecuencia. Es generosidad y esperanza. Ejemplo de la madre latinoamericana es Dolores Vargas de Urdaneta, integradora de la patria neogranadina y venezolana, fidelidad y consecuencia con el Brillante, último presidente de la Unión Colombiana indetenible, cargando con sus hijos y atendiendo a su esposo, entre batalla y batalla, madre ejemplo como cada una de las nuestras.
A los hombres nos corresponde acompañarlas con mucho trabajo y mucha dedicación. Mucha consecuencia en las tareas que vienen. Trabajo consecuente de todos los sectores, animados en el más sagrado de los amores, el de la madre biológica y el de la madre que nos acobija y nos necesita ahora más que nunca laboriosos, creativos, para construir La Paz y El Progreso.
Una verdadera honra al origen sublime del Día de la Madre es luchar por la paz. Recordemos que la primera celebración pública con este motivo se realizó en 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe, militante pacifista, quien reunió en una manifestación pública y religiosa a las madres de familia víctimas de la guerra. Fue un grito de parto y de dolor por los hijos caídos en batalla, fue una exigencia de los corazones valientes: el cese de la violencia y de la guerra.
Dios bendiga a nuestras madres y bendiga sus manos, su vientre y haga realidad sus anhelos y deseos de paz y de dicha para todos los hijos del mundo.
fariascardenas@gmail.com