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Tender puentes

Cuando atravesamos por pesares y aflicciones, nos colocamos en una posición mucho más efectiva para establecer puentes genuinos hacia otras personas

  • AGUSTIN ALBORNOZ S.

29/11/2020 05:00 am

Finalizando el mes de noviembre estamos casi entrando en Navidad. Es una época entrañable para quienes hemos decidido reconocer y honrar el significado más profundo de ella. Por esto hablaremos de un tema muy acorde con esta época aunque de suma trascendencia en cualquier ocasión. Y más aún en un mundo confuso y muy dividido por la decisión de muchas personas. Se refiere dentro del Modo Construir, a la gran importancia de construir diversos tipos de puentes entre los seres humanos.

Hoy día se habla de que mucha gente se siente sola, que la soledad es una circunstancia común en el mundo de hoy. Lo que no se dice tanto es que muchos se sienten solos porque construyen muros en vez de puentes en sus relaciones con los demás, lo cual es ¡una gran verdad!

La mayoría tendemos a ser un poco egoístas. Es parte de la naturaleza humana darse prioridad a uno mismo antes que a otros, anteponer necesidades y deseos propios a los de los demás, al mismo tiempo que concentrarnos cada uno en nuestra propia vida y nuestros propios problemas. Solo que cuando hacemos eso ocurre que nos complicamos la existencia, ya que así evitamos nuestro encuentro con muchas de las cosas maravillosas que tiene la vida.
Ante esa tendencia natural, tenemos dos opciones: 1. La reafirmamos al levantar muros que nos separen aún más de los demás, con los consiguientes problemas que eso ocasionará; 2. O hacemos un esfuerzo para construir puentes que beneficiarán nuestras interacciones con los demás. Esta última opción al comienzo podrá causar complicaciones y conflictos, pero el esfuerzo perseverante y la paciencia bien valdrán la pena, pues a la larga también generarán armonía, amistad, conciliación, y aportarán muchos beneficios más.

Es vital destacar que los puentes no se tenderán solos, tendrán que venir de una decisión intencional de parte nuestra, y esto es importante para que seamos más conscientes de los resultados de tender dichos puentes. En especial cuando algunas personas inicialmente no vean con muy buenos ojos que los tendamos en dirección a ellas. También debemos tomar en cuenta que si todos fuésemos muy egocéntricos, no construiríamos sino solo muros, y de esa forma el mundo sería un laberinto horriblemente solitario.

Para que aprendamos a tender puentes, tendremos que empezar por aprender a amar y comprender de verdad a nuestros semejantes, y a hacer los cambios que precisemos para ello. Al ponernos en los zapatos de ellos, entenderemos mejor lo que necesitan y quieren, y así habremos puesto la primera piedra del puente. A partir de ahí, poco a poco el puente se irá afianzando cada vez que demos un paso hacia personas que se nos hagan difíciles, como por ejemplo aquellas que piensan diferente de nosotros. Al inicio hará falta algo de coraje para cruzar el puente por primera vez, sobre todo cuando no sabemos si del otro lado nos van a recibir bien. Aunque si lo intentamos al final comprobaremos que valió más que la pena, y así aprenderemos también que la vida tiende a beneficiar cada acto desinteresado de nuestra parte, más aún cuando estamos en medio de conflictos serios y reiterados con otras personas.

Tenemos dos ejemplos de lo relevante de tender puentes, uno a nivel colectivo y otro individual: 1. En el artículo Mejor puentes que muros describimos algo que ocurrió en la ciudad de Mostar, en Bosnia-Herzegovina, donde existe una réplica del puente Stari Most. El original luego de 400 años se desplomó en dos días en 1993 por los bombardeos, durante las guerras que al final disolvieron a la antigua Yugoslavia. La réplica, que se inauguró el 23 de julio de 2004, se construyó como un símbolo de la reunificación de una población dividida por conflictos étnicos; 2. Una anécdota de una persona que se mudó a una comunidad donde vivía un vecino muy odioso y hostil. Al informársele al hombre sobre el carácter de su vecino, respondió: Si me llega a molestar, lo mataré. Este comentario llegó a oídos del vecino peleón, el cual se esforzaba por atormentar al recién llegado. Pero cada ofensa suya era respondida con un gesto de bondad hasta que por fin el agresivo vecino quedó abrumado. Me habían dicho que me mataría, pero no sabía que lo haría de esta manera.

Por último es importante destacar que cuando atravesamos por pesares y aflicciones, nos colocamos en una posición mucho más efectiva para establecer puentes genuinos hacia otras personas que cuando estamos bien en líneas generales, o no tenemos mayores problemas. Cuando las cosas van bien con frecuencia tendemos a ponernos más orgullosos, tanto que muchas veces hasta nos creemos mejores que los demás, mientras que en las dificultades es más factible que nos percatemos de lo frágiles que somos en realidad, y de esta manera es más probable que asumamos una postura de más humildad ante la vida y ante los demás. Ese solo detalle con cierta facilidad generará puentes entre nosotros y las demás personas que están en esa misma condición.

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