¿Cuánto durará la pandemia?
Cualquier predicción se basa en modelos matemáticos o históricos y no son bolas de cristal, pero los especialistas en modelos epidemiológicos coinciden en que Covid-19 llegó para quedarse
Después de ocho meses y 1,2 millones de muertes por la Covid-19, la gente alrededor del mundo anhela el fin de la pandemia. El deterioro económico será considerable mientras más nos retrasemos en eliminar los obstáculos para el adecuado funcionamiento de nuestras economías. Aunque globalmente la gente sufre la llamada “fatiga de la pandemia”, cada vez hay menos dudas de que tenemos que encontrar una manera de vivir con esta situación hasta por lo menos el tercer o cuarto trimestre del año 2021.
Como ejemplo histórico tenemos que la mal llamada “Gripe española” de 1918 tardó dos años en detenerse. Durante dos años y tres oleadas de enfermos, la pandemia infectó a 500 millones y mató a entre 50 y 100 millones. Terminó solo cuando las infecciones naturales conferían inmunidad a quienes se recuperaban. Pero la pandemia 1918 no tenía el 30% de las personas infectadas asintomáticas que no lo sabían, es este carácter sigiloso lo que hace que el manejo del Covid-19 sea más difícil.
Cualquier predicción se basa en modelos matemáticos o históricos y no son bolas de cristal, pero los especialistas en modelos epidemiológicos coinciden en que Covid-19 llegó para quedarse y su comportamiento dependerá del tiempo que dure la inmunidad después de recuperarse de la infección, de la conducta de los individuos en relación a las decisiones que implementan los gobiernos, de la llegada de una vacuna y de cuánto tiempo el sistema inmunológico se mantenga protector después de la vacunación. El tiempo que tardará en distribuirse en forma lo suficientemente amplia una vacuna eficaz es vital para detener la propagación del Covid-19, la cual se estima para el segundo semestre del 2021.
El desarrollo de la pandemia no es igual de una región a otra. El comportamiento de la población puede marcar una diferencia significativa en la transmisión de enfermedades como esta. Hay que encontrar el equilibrio entre lo que realmente es una estrategia que la gente tolere y una que contenga la epidemia.
Lamentablemente, las escuelas de salud pública sugieren que todavía queda un tedioso camino por transitar. Para que el Covid-ID-19 “termine”, o para que la tasa de infección sea muy baja, necesitamos suficientes personas para ser inmunes al SARS- COV-2.
Un informe que toma en cuenta el comportamiento de ocho pandemias de gripe (influenza), pronostica una presencia de la Covid-19 por lo menos en los próximos 16 a 20 meses. Está por ver si en forma de varios picos y valles alternados o sin un patrón de claro de transmisión.
Estas proyecciones sobre cómo se comportará la Covid-19 son especulativas, pero el final involucrará una combinación de todo lo que controló las pandemias pasadas: medidas continuas de “Cordón sanitario”, novedosas drogas antivirales entre otras terapias y finalmente una vacuna.
El fin de la epidemia podría retrasarse más si las vacunas de primera generación presentan problemas de eficacia o seguridad después de ser aprobadas, o si su distribución en masa y la adherencia de la población a cumplir con su aplicación son lentas.
Algunos expertos nos dicen que es posible que el Covid-19 nunca desaparezca del todo, aun con el hallazgo de una vacuna útil y un tratamiento efectivo. También las infecciones podrían continuar sin control en otros países. Las enfermedades infecciosas una vez que aparecen rara vez se van del todo. La única enfermedad que la humanidad ha eliminado mediante la vacunación es la viruela.
La transición a la siguiente normalidad, en cualquier forma que adopte, llegará gradualmente cuando las personas tengan la confianza de que pueden hacer lo que solían hacer sin ponerse en peligro a sí mismas ni a los demás. Cuando se restablezca la confianza, la gente volverá a llenar los restaurantes, teatros y eventos deportivos a plena capacidad; los viajes en avión y recibir atención médica de rutina a niveles similares a los observados antes de la pandemia. Para llegar a un punto en el que se puede estar en espacios interiores con una gran cantidad de personas y sin mascarillas como en el pasado, tal vez pasen hasta un par de años.
Las pandemias siempre terminan. El profundo y duradero impacto del coronavirus en la forma en que vivimos es inevitable, pero tarde o temprano nos habremos recuperado del impacto psicológico, social y económico del choque biológico y epidemiológico más importante de los últimos 100 años.
@santiagobacci
Como ejemplo histórico tenemos que la mal llamada “Gripe española” de 1918 tardó dos años en detenerse. Durante dos años y tres oleadas de enfermos, la pandemia infectó a 500 millones y mató a entre 50 y 100 millones. Terminó solo cuando las infecciones naturales conferían inmunidad a quienes se recuperaban. Pero la pandemia 1918 no tenía el 30% de las personas infectadas asintomáticas que no lo sabían, es este carácter sigiloso lo que hace que el manejo del Covid-19 sea más difícil.
Cualquier predicción se basa en modelos matemáticos o históricos y no son bolas de cristal, pero los especialistas en modelos epidemiológicos coinciden en que Covid-19 llegó para quedarse y su comportamiento dependerá del tiempo que dure la inmunidad después de recuperarse de la infección, de la conducta de los individuos en relación a las decisiones que implementan los gobiernos, de la llegada de una vacuna y de cuánto tiempo el sistema inmunológico se mantenga protector después de la vacunación. El tiempo que tardará en distribuirse en forma lo suficientemente amplia una vacuna eficaz es vital para detener la propagación del Covid-19, la cual se estima para el segundo semestre del 2021.
El desarrollo de la pandemia no es igual de una región a otra. El comportamiento de la población puede marcar una diferencia significativa en la transmisión de enfermedades como esta. Hay que encontrar el equilibrio entre lo que realmente es una estrategia que la gente tolere y una que contenga la epidemia.
Lamentablemente, las escuelas de salud pública sugieren que todavía queda un tedioso camino por transitar. Para que el Covid-ID-19 “termine”, o para que la tasa de infección sea muy baja, necesitamos suficientes personas para ser inmunes al SARS- COV-2.
Un informe que toma en cuenta el comportamiento de ocho pandemias de gripe (influenza), pronostica una presencia de la Covid-19 por lo menos en los próximos 16 a 20 meses. Está por ver si en forma de varios picos y valles alternados o sin un patrón de claro de transmisión.
Estas proyecciones sobre cómo se comportará la Covid-19 son especulativas, pero el final involucrará una combinación de todo lo que controló las pandemias pasadas: medidas continuas de “Cordón sanitario”, novedosas drogas antivirales entre otras terapias y finalmente una vacuna.
El fin de la epidemia podría retrasarse más si las vacunas de primera generación presentan problemas de eficacia o seguridad después de ser aprobadas, o si su distribución en masa y la adherencia de la población a cumplir con su aplicación son lentas.
Algunos expertos nos dicen que es posible que el Covid-19 nunca desaparezca del todo, aun con el hallazgo de una vacuna útil y un tratamiento efectivo. También las infecciones podrían continuar sin control en otros países. Las enfermedades infecciosas una vez que aparecen rara vez se van del todo. La única enfermedad que la humanidad ha eliminado mediante la vacunación es la viruela.
La transición a la siguiente normalidad, en cualquier forma que adopte, llegará gradualmente cuando las personas tengan la confianza de que pueden hacer lo que solían hacer sin ponerse en peligro a sí mismas ni a los demás. Cuando se restablezca la confianza, la gente volverá a llenar los restaurantes, teatros y eventos deportivos a plena capacidad; los viajes en avión y recibir atención médica de rutina a niveles similares a los observados antes de la pandemia. Para llegar a un punto en el que se puede estar en espacios interiores con una gran cantidad de personas y sin mascarillas como en el pasado, tal vez pasen hasta un par de años.
Las pandemias siempre terminan. El profundo y duradero impacto del coronavirus en la forma en que vivimos es inevitable, pero tarde o temprano nos habremos recuperado del impacto psicológico, social y económico del choque biológico y epidemiológico más importante de los últimos 100 años.
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