Al conmemorarse recientemente el cuarenta aniversario del fallecimiento del diplomático español Ángel Sanz Briz, conocido como "el ángel de Budapest", no podemos dejar pasar la oportunidad para recordarlo, destacando su valiente actuación en pro de la humanidad en los tiempos más oscuros de la historia.
Durante la Segunda Guerra Mundial se perpetró el asesinato mejor planificado y organizado de 6 millones de personas. Eso no fue una regresión a la barbarie medieval. Se trató del acontecimiento central de la historia moderna que fue posible gracias a la ciencia más avanzada en el marco de una sociedad sin responsabilidad ética, donde los “buenos” no solo no hicieron nada para impedirlo, sino que miraron hacia otra parte.
Con el monstruo nazi presionando en toda Europa y en las condiciones más adversas, Ángel Sanz Briz, un diplomático español acreditado en Budapest -desafiando al sistema español y a los nazis-,logró salvarles la vida a más de 5.500 judíos húngaros, otorgándoles documentos para viajar a España y reconociéndoles su condición de sefardíes, a pesar de que muchos de ellos no lo eran.
Con el ingenio de una artimaña diplomática y poniendo en riesgo su vida y la de su familia, sin esperar recompensa alguna, optó por ponerse del lado de los perseguidos, cuyo único pecado era haber nacido judíos.
La historia del Holocausto no es sólo la de los verdugos y sus víctimas, sino también la de sus héroes: Sanz Briz fue uno de los que no quisieron ser espectadores pasivos de la tragedia y, sintiéndose interpelado por su conciencia, decidió involucrarse y, consecuentemente actuar.
"El ángel de Budapest" logró superar la Guerra, ejerciendo luego una carrera diplomática intachable. Pasó por Estados Unidos, China (siendo el primer embajador Español en ese país), la Santa Sede, Lima, Berna, Guatemala, La Haya y Bruselas, entre otros.
Como eterno agradecimiento póstumo a su labor, Ángel Sanz Briz recibió el reconocimiento del Estado de Israel entre los “Justos entre las Naciones”, habiendo dejado grabado en su esposa e hijos los sentimientos más nobles de lo que representa un ser humano extraordinario.
"Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo. Lo contrario del amor no es odio, es la indiferencia".
Elie Wiesel
Durante la Segunda Guerra Mundial se perpetró el asesinato mejor planificado y organizado de 6 millones de personas. Eso no fue una regresión a la barbarie medieval. Se trató del acontecimiento central de la historia moderna que fue posible gracias a la ciencia más avanzada en el marco de una sociedad sin responsabilidad ética, donde los “buenos” no solo no hicieron nada para impedirlo, sino que miraron hacia otra parte.
Con el monstruo nazi presionando en toda Europa y en las condiciones más adversas, Ángel Sanz Briz, un diplomático español acreditado en Budapest -desafiando al sistema español y a los nazis-,logró salvarles la vida a más de 5.500 judíos húngaros, otorgándoles documentos para viajar a España y reconociéndoles su condición de sefardíes, a pesar de que muchos de ellos no lo eran.
Con el ingenio de una artimaña diplomática y poniendo en riesgo su vida y la de su familia, sin esperar recompensa alguna, optó por ponerse del lado de los perseguidos, cuyo único pecado era haber nacido judíos.
La historia del Holocausto no es sólo la de los verdugos y sus víctimas, sino también la de sus héroes: Sanz Briz fue uno de los que no quisieron ser espectadores pasivos de la tragedia y, sintiéndose interpelado por su conciencia, decidió involucrarse y, consecuentemente actuar.
"El ángel de Budapest" logró superar la Guerra, ejerciendo luego una carrera diplomática intachable. Pasó por Estados Unidos, China (siendo el primer embajador Español en ese país), la Santa Sede, Lima, Berna, Guatemala, La Haya y Bruselas, entre otros.
Como eterno agradecimiento póstumo a su labor, Ángel Sanz Briz recibió el reconocimiento del Estado de Israel entre los “Justos entre las Naciones”, habiendo dejado grabado en su esposa e hijos los sentimientos más nobles de lo que representa un ser humano extraordinario.
"Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo. Lo contrario del amor no es odio, es la indiferencia".
Elie Wiesel
davidbittanobadia@gmail.com
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