Adversidades, crisis y soluciones
Si el factor de calamidad es interno, básicamente sucede porque alguna falla, problema o situación conyuntural no fue abordada a tiempo y se hizo estructural
Planificamos para estructurar de la manera más precisa un grupo de acciones que se han de adelantar para alcanzar una meta prevista. Creamos una estrategia para diseñar un conjunto de tácticas que llevadas a cabo con acciones precisas y según los recursos disponibles nos permitan alcanzar esa meta con eficiencia y eficacia.
Aunque parezca que esto no es suficiente a la hora de evitar que adversidades, imponderables y problemas afecten nuestra planificación y estrategia, debemos hacer un ejercicio mental y tratar de imaginar cuál sería el impacto de esas situaciones negativas y como pueden afectarnos en lo publicó y privado si no hubiésemos planificado una estrategia de acción.
Lo primero que hay que decir es que sin planificación se multiplican las fragilidades y se genera así debilitamiento de las pocas oportunidades que tiene de progreso cualquier negocio, emprendimiento o plan.
Por eso es tan necesario generar una planificación que permita crear la estructura necesaria para ir construyendo sostenidamente el andamiaje del emprendimiento.
Lo fundamental es que esa idea, o sueño, debe convertirse en proyecto para materializarse. De allí vamos a definir el producto, sus atributos, características y beneficios. Todo esto nos permitirá conocer la dimensión de lo que estamos creando con sus fortalezas y debilidades a lo interno y lo externo y como debemos actuar para ir adecuándolo a las condiciones del entorno y las necesidades de nuestro mercado.
Para eso es necesario conocer a nuestro consumidor. Allí debemos interpretar, con diferentes herramientas y técnicas, cuál es nuestro mercado, segmento y generar nuestro propio nicho, además de estudiar las características reales de nuestro cliente y sus capacidades de acceso, deseo y compra.
Con estos datos preliminares ya podemos crear escenarios prospectivos y reactivos para tener protocolizado como actuar en caso de una circunstancia adversa y adecuarnos a esa situación para sobreponernos y seguir operativos, y en casos extremos, poder mantenernos sobre la línea de flotación.
Pero existen situaciones de calamidad que sobrepasan nuestras experiencias y capacidades. Generalmente son factores exógenos que con fuerza afectan el tejido social y ese impacto nos obliga a detenernos para evitar perder o minimizar la pérdida y para entender lo que sucede, el tiempo de duración y como sortear esa coyuntura para sobreponerse a ella.
Si el factor de calamidad es interno, básicamente sucede porque alguna falla, problema o situación conyuntural no fue abordada a tiempo y se hizo estructural, modificando los patrones de acción y debilitando planificación, estrategia, estructura, producto e incidiendo de manera negativa en nuestro mercado.
Según la magnitud de la situación de calamidad y analizando todas las variables Pestel y Foda, debemos generar escenarios de acción que nos permitan encontrar nichos de abordaje y grietas de las que podamos generar acciones inmediatas y eficientes para hacer frente a la calamidad.
La actual crisis global nos mostró que no estábamos preparados para una situacional excepcional de tal magnitud y que ninguna planificación, y menos estrategia, contemplaba ni remotamente una respuesta proporcional y efectiva para seguir operativos.
En una situación como la que vivimos ahora si no se actúa correctamente se puede acrecentar la perdida y permitir una descapitalización que nos impida arrancar una vez superada la coyuntura.
Por eso se hace necesario considerar acciones estratégicas básicas que alineadas con nuestros requerimientos y esquemas nos permitan superar las adversidades y hacer frente de manera organizada a los imponderables.
Para construir estos escenarios adversos hay que estudiar las vulnerabilidades del entorno, las distintas crisis -naturales, sociales, de salud o económicas- y diseñar los protocolos de respuesta desde el mayor grado de complejidad hasta el de menor intensidad.
Las acciones que desde ya podemos adelantar, una vez superada está situación y habernos puesto en marcha, nos permitirán atenuar cualquier otra situación que nos deje vulnerables, inactivos y sin margen de movimiento.
De los márgenes de ganancia e ingresos se deben incrementar los porcentajes de ahorro como primera acción e ir planificando según nuestras operaciones para medirlo en términos de días de sobrevivencia.
Revisar los nudos críticos de nuestra operación y generar inventarios de materia prima y de productos secundarios que nos permitan seguir funcionando en tanto sea posible.
Crear un fondo de emergencia que permita responder ante estás situaciones sin tocar los excedentes y el ahorro.
De igual manera establecer en nuestro presupuesto de operaciones la reinversión que nos permita estar actualizados tecnológicamente e ir poniéndonos al día con los requerimientos de nuestro mercado.
Y por último en la enumeración no menos importante es contar con ingresos diversificados de nuestra operación al agregarle a nuestra oferta servicios adicionales, generar productos secundarios que permitan ganancias adicionales y derivar directa o indirectamente en otras formas de negocio e ingreso.
La tarea no parece sencilla y más cuando ahora nos encontramos acorralados y con poco margen de maniobra. Solo la astucia, creatividad, ganas, estudio y apoyo profesional nos permitirá trabajar en coyuntura para crecer y sobreponernos y salir con los menores daños.
El aprendizaje de esta experiencia es fundamental, pero más aún la visión con la que nos enfrentemos a esta y las que pudiesen venir.
Aprende, crea y emprende.
Comunicador Social UCV
Instagram, Facebook & Twitter: leozuritave
leozurita.ve@gmail.com
Aunque parezca que esto no es suficiente a la hora de evitar que adversidades, imponderables y problemas afecten nuestra planificación y estrategia, debemos hacer un ejercicio mental y tratar de imaginar cuál sería el impacto de esas situaciones negativas y como pueden afectarnos en lo publicó y privado si no hubiésemos planificado una estrategia de acción.
Lo primero que hay que decir es que sin planificación se multiplican las fragilidades y se genera así debilitamiento de las pocas oportunidades que tiene de progreso cualquier negocio, emprendimiento o plan.
Por eso es tan necesario generar una planificación que permita crear la estructura necesaria para ir construyendo sostenidamente el andamiaje del emprendimiento.
Lo fundamental es que esa idea, o sueño, debe convertirse en proyecto para materializarse. De allí vamos a definir el producto, sus atributos, características y beneficios. Todo esto nos permitirá conocer la dimensión de lo que estamos creando con sus fortalezas y debilidades a lo interno y lo externo y como debemos actuar para ir adecuándolo a las condiciones del entorno y las necesidades de nuestro mercado.
Para eso es necesario conocer a nuestro consumidor. Allí debemos interpretar, con diferentes herramientas y técnicas, cuál es nuestro mercado, segmento y generar nuestro propio nicho, además de estudiar las características reales de nuestro cliente y sus capacidades de acceso, deseo y compra.
Con estos datos preliminares ya podemos crear escenarios prospectivos y reactivos para tener protocolizado como actuar en caso de una circunstancia adversa y adecuarnos a esa situación para sobreponernos y seguir operativos, y en casos extremos, poder mantenernos sobre la línea de flotación.
Pero existen situaciones de calamidad que sobrepasan nuestras experiencias y capacidades. Generalmente son factores exógenos que con fuerza afectan el tejido social y ese impacto nos obliga a detenernos para evitar perder o minimizar la pérdida y para entender lo que sucede, el tiempo de duración y como sortear esa coyuntura para sobreponerse a ella.
Si el factor de calamidad es interno, básicamente sucede porque alguna falla, problema o situación conyuntural no fue abordada a tiempo y se hizo estructural, modificando los patrones de acción y debilitando planificación, estrategia, estructura, producto e incidiendo de manera negativa en nuestro mercado.
Según la magnitud de la situación de calamidad y analizando todas las variables Pestel y Foda, debemos generar escenarios de acción que nos permitan encontrar nichos de abordaje y grietas de las que podamos generar acciones inmediatas y eficientes para hacer frente a la calamidad.
La actual crisis global nos mostró que no estábamos preparados para una situacional excepcional de tal magnitud y que ninguna planificación, y menos estrategia, contemplaba ni remotamente una respuesta proporcional y efectiva para seguir operativos.
En una situación como la que vivimos ahora si no se actúa correctamente se puede acrecentar la perdida y permitir una descapitalización que nos impida arrancar una vez superada la coyuntura.
Por eso se hace necesario considerar acciones estratégicas básicas que alineadas con nuestros requerimientos y esquemas nos permitan superar las adversidades y hacer frente de manera organizada a los imponderables.
Para construir estos escenarios adversos hay que estudiar las vulnerabilidades del entorno, las distintas crisis -naturales, sociales, de salud o económicas- y diseñar los protocolos de respuesta desde el mayor grado de complejidad hasta el de menor intensidad.
Las acciones que desde ya podemos adelantar, una vez superada está situación y habernos puesto en marcha, nos permitirán atenuar cualquier otra situación que nos deje vulnerables, inactivos y sin margen de movimiento.
De los márgenes de ganancia e ingresos se deben incrementar los porcentajes de ahorro como primera acción e ir planificando según nuestras operaciones para medirlo en términos de días de sobrevivencia.
Revisar los nudos críticos de nuestra operación y generar inventarios de materia prima y de productos secundarios que nos permitan seguir funcionando en tanto sea posible.
Crear un fondo de emergencia que permita responder ante estás situaciones sin tocar los excedentes y el ahorro.
De igual manera establecer en nuestro presupuesto de operaciones la reinversión que nos permita estar actualizados tecnológicamente e ir poniéndonos al día con los requerimientos de nuestro mercado.
Y por último en la enumeración no menos importante es contar con ingresos diversificados de nuestra operación al agregarle a nuestra oferta servicios adicionales, generar productos secundarios que permitan ganancias adicionales y derivar directa o indirectamente en otras formas de negocio e ingreso.
La tarea no parece sencilla y más cuando ahora nos encontramos acorralados y con poco margen de maniobra. Solo la astucia, creatividad, ganas, estudio y apoyo profesional nos permitirá trabajar en coyuntura para crecer y sobreponernos y salir con los menores daños.
El aprendizaje de esta experiencia es fundamental, pero más aún la visión con la que nos enfrentemos a esta y las que pudiesen venir.
Aprende, crea y emprende.
Comunicador Social UCV
Instagram, Facebook & Twitter: leozuritave
leozurita.ve@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones