Consabidamente, nuestra bandera tricolor que junto con el himno y el escudo representan los símbolos patrios, tal y como nos enseñaron desde la escuela primaria tradicional, flameó por primera vez el 12 de marzo de 1806, con los tres colores primarios que predominan en el Arco Iris, no en territorio venezolano, sino en la rada de Jacmel, SO de Haití, donde Miranda contaba con una ayuda ofrecida por Petión, a bordo del buque Leander, por iniciativa de su creador Generalísimo Francisco de Miranda. Él fue, en honor a la verdad, mucho más que un Precursor; el extinto profesor Alfonso Rumazo González llegó a calificarle de Protolíder; es decir, primer líder de nuestra independencia. Mucho antes de que Bolívar viniese al mundo, Miranda ya luchaba por la libertad. En la expedición a bordo de dicha nave Miranda buscaba iniciar a partir de Venezuela acciones dirigidas a promover la independencia latinoamericana.

Viene a colación la bandera española, que fue creando su propio rechazo y preferencia por la de Miranda, quien la izó por primera vez en la Vela de Coro, el 3/8 de aquel año.

Y, a partir de ahí, derivaron todas las banderas posteriores de Venezuela, hasta la actual, que nos enorgullese y encarna como nación.

Así, la bandera de tierra, cielo y fuego, viva como una llama, para alzarse por la mano de uno de los hijos de José María España el tricolor que había de pasar para no apagarse jamás de mano en mano de venezolano, con amor fiero, en el relevo de las generaciones, y se dejó oír, en grito de desafío, Gloria al Bravo Pueblo, la canción de cuna de la Patria, buena para acompañar el ritmo del trabajo creador y buena para marcar la ruta de las huestes que llevan al combate por el interés ser libres.

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