Más sobre la ciudadanía Iberoamericana
Tenemos derecho a vivir en un mundo mejor y de engrandecerlo a través de la unión de nuestros países. Hasta el Libertador Simón Bolívar se dio cuenta de ello hace siglos...
El concepto amplio de ciudadanía evoca de inmediato al ejemplo más exitoso y visible en la actualidad que es el de la Unión Europea. Con todas sus carencias o imperfecciones, el continente europeo ha dado una lección al mundo de que sí es posible avanzar para unir a los pueblos y fusionar las nacionalidades. Libre tránsito, residencia legal, estudios académicos y posibilidades de trabajo sin barreras en las zonas delimitadas, traen siempre más ventajas que desventajas.
En el caso del continente americano hay una unión cultural e idiomática mucho más aguda que en el resto del mundo, sobre todo si tomamos a Latinoamérica o a Iberoamérica como una región suficientemente homogénea en idiomas, cultura, costumbres e historia. Ese caso único no se presenta igual en África, ni en Asia, y tampoco en Europa donde las barreras idiomáticas crean una distancia de entendimiento entre un alemán y un francés, o entre un italiano y un holandés mucho mayor que el trayecto físico que los separa. Aún así y pese a haber sufrido guerras horrorosas en el pasado, los europeos pudieron crear su Unión que sigue siendo el ejemplo más claro y contundente de que sí se puede. Para nuestro continente hay precedentes interesantes que apuntan hacia la creación de una Ciudadanía Iberoamericana. En la ciudad de Salamanca en octubre del 2005 se aprobó la creación de un Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social. Una comisión formada por la Organización Iberoamericana de Seguridad Social fue encargada de elaborar un proyecto, que se llevó en noviembre de 2007 a la Cumbre de Jefes de Estado y Gobiernos en Santiago de Chile. Allí se aprobó por unanimidad y entró en el proceso de ratificación. Cuando esté implementado ese mecanismo, que incluye a 22 países de la región, millones de trabajadores estarán protegidos dentro del espacio iberoamericano con sus cotizaciones, pensiones y jubilaciones respetadas independientemente del país donde decidan vivir.
Además la idea de unir a los países que tienen como lengua vehicular (de iure o de facto) el español o el portugués, viene rondando en las tribunas y foros de la Asociación de Juristas de Iberoamérica con insistencia. El doctor Andrés Guerrero, presidente de esa asociación y profundo conocedor de Iberoamérica, defiende con erudición y entusiasmo la Declaración de Salamanca promulgada en el año 2018. Ella establece que “Iberoamérica es una Comunidad consolidada que hunde sus raíces en siglos de historia común y, sobre ella, todos tenemos, siempre, el derecho y el deber de mantenerla, reforzarla y mejorarla”. Los miembros de esta asociación expresan su deseo de unir aún más a los pueblos iberoamericanos, y de aumentar la solidaridad entre ellos, por medio de un mecanismo jurídico de cohesión. En consecuencia promueven la instauración de una Ciudadanía Iberoamericana, que represente una herramienta eficaz para permitir la libre movilidad geográfica en el ámbito de nuestros países. La proposición también incluye que sea ciudadano iberoamericano toda persona que ostente la nacionalidad de un país de la Comunidad Iberoamericana, y que los derechos y libertades fundamentales de cada uno sean reconocidos y protegidos conjuntamente por el resto del mundo.
La Ciudadanía Iberoamericana contribuiría a que nosotros, las personas que nacimos y vivimos en la región, nos beneficiáramos de mecanismos para la protección de nuestro bienestar y del futuro de nuestros hijos. Tenemos derecho a vivir en un mundo mejor y de engrandecerlo a través de la unión de nuestros países. Hasta el Libertador Simón Bolívar se dio cuenta de ello hace siglos. Apoyemos todos esta cruzada.
alvaromont@gmail.com
En el caso del continente americano hay una unión cultural e idiomática mucho más aguda que en el resto del mundo, sobre todo si tomamos a Latinoamérica o a Iberoamérica como una región suficientemente homogénea en idiomas, cultura, costumbres e historia. Ese caso único no se presenta igual en África, ni en Asia, y tampoco en Europa donde las barreras idiomáticas crean una distancia de entendimiento entre un alemán y un francés, o entre un italiano y un holandés mucho mayor que el trayecto físico que los separa. Aún así y pese a haber sufrido guerras horrorosas en el pasado, los europeos pudieron crear su Unión que sigue siendo el ejemplo más claro y contundente de que sí se puede. Para nuestro continente hay precedentes interesantes que apuntan hacia la creación de una Ciudadanía Iberoamericana. En la ciudad de Salamanca en octubre del 2005 se aprobó la creación de un Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social. Una comisión formada por la Organización Iberoamericana de Seguridad Social fue encargada de elaborar un proyecto, que se llevó en noviembre de 2007 a la Cumbre de Jefes de Estado y Gobiernos en Santiago de Chile. Allí se aprobó por unanimidad y entró en el proceso de ratificación. Cuando esté implementado ese mecanismo, que incluye a 22 países de la región, millones de trabajadores estarán protegidos dentro del espacio iberoamericano con sus cotizaciones, pensiones y jubilaciones respetadas independientemente del país donde decidan vivir.
Además la idea de unir a los países que tienen como lengua vehicular (de iure o de facto) el español o el portugués, viene rondando en las tribunas y foros de la Asociación de Juristas de Iberoamérica con insistencia. El doctor Andrés Guerrero, presidente de esa asociación y profundo conocedor de Iberoamérica, defiende con erudición y entusiasmo la Declaración de Salamanca promulgada en el año 2018. Ella establece que “Iberoamérica es una Comunidad consolidada que hunde sus raíces en siglos de historia común y, sobre ella, todos tenemos, siempre, el derecho y el deber de mantenerla, reforzarla y mejorarla”. Los miembros de esta asociación expresan su deseo de unir aún más a los pueblos iberoamericanos, y de aumentar la solidaridad entre ellos, por medio de un mecanismo jurídico de cohesión. En consecuencia promueven la instauración de una Ciudadanía Iberoamericana, que represente una herramienta eficaz para permitir la libre movilidad geográfica en el ámbito de nuestros países. La proposición también incluye que sea ciudadano iberoamericano toda persona que ostente la nacionalidad de un país de la Comunidad Iberoamericana, y que los derechos y libertades fundamentales de cada uno sean reconocidos y protegidos conjuntamente por el resto del mundo.
La Ciudadanía Iberoamericana contribuiría a que nosotros, las personas que nacimos y vivimos en la región, nos beneficiáramos de mecanismos para la protección de nuestro bienestar y del futuro de nuestros hijos. Tenemos derecho a vivir en un mundo mejor y de engrandecerlo a través de la unión de nuestros países. Hasta el Libertador Simón Bolívar se dio cuenta de ello hace siglos. Apoyemos todos esta cruzada.
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