Hace pocas semanas, la Embajada de Francia en Venezuela y el Espacio Ana Frank, representados respectivamente en las figuras de M. Romain Nadal y la exsenadora, Paulina Gamus, ofrecieron a una audiencia curiosa la proyección del documental Simone Veil, una historia francesa. La figura política de Veil no tuvo miedo en expresar vanguardia. Para muchos hacía cortocircuito el hecho de que alguien que celebrase la sobrevivencia –despojada de odio, mas no de memoria– defendiese causas como la despenalización del aborto en Francia. Una frase puede englobar su lección de vida: “El dolor es la raíz del conocimiento”. La pieza audiovisual está en montones de links de YouTube. 

Quién fue Belisario Betancur. Es importante leer enterados de la atmósfera antipolítica colombiana de los ochenta, cómo la escritora y periodista Laura Restrepo define al expresidente: “En un país envenenado contra los políticos y acostumbrado a confiar más en el diablo que en ellos, consiguió que la gente lo considerara bueno y honesto; a pesar de estar enfrentado a un pueblo resabiadamente abstencionista y marcado por la orfandad política, se las arregló para recuperar el poder para un partido minoritario, presentando una imagen acogedora y paternal. Un patriarca: eso era para los colombianos Belisario, sin el Betancur porque así era como le decía la gente; primero, porque alguien con tan inverosímil apelativo no necesitaba apellido y segundo, porque a los abuelos se los llaman así cariñosamente (...). Quiso hacer del problema de la paz el principal interés de Estado, entendiéndolo literalmente como lo que era, un asunto de vida o muerte. Como si leer las Memorias de Adriano, de su escritora de cabecera, Margueritte Yourcenar, el nuevo presidente colombiano, quien era hombre propenso a dejarse llevar por la literatura, hubiera quedado hechizado por las palabras del emperador romano: Traté de infundir a aquellas negociaciones todo el ardor que otros reservan para el campo de batalla; forcé la paz”. 

El modo avión. Un estupendo voice note me llega al WhatsApp con entrevista a la psiquiatra española, Marián Rojas Estapé. Cómo hacer que te pasen cosas buenas, es su libro con cinco ediciones agotadas. Palabras más, palabras menos, la especialista identifica y recomienda: 

-La felicidad no es lo que te pasa, sino cómo interpretas lo que te pasa. 

-Todos tenemos creencias que pueden ser limitantes. 

-La diferencia entre tu mejor versión y tu peor versión depende de tu estado de ánimo. 

-Todas las emociones vienen precedidas de un pensamiento, las emociones activan o desactivan nuestras células, torrente sanguíneo y genes. 

-Lo que hoy se sabe es que las emociones activan neuropéptidos, sustancias que activan o desactivan las membranas, entonces tenemos células contentas, tristes, resentidas o rabiosas. Eso influye en la enfermedades. 

-Somos la sociedad más avanzada de la historia, pero está profundamente enferma. 

-Ante las alarmas activamos el cortisol. Alguien que está bajo constante amenaza activa esta hormona repetidamente. La segregamos cuando las cosas nos pasan y cuando las imaginamos, da igual. 

-El cortisol suprime las defensas del cuerpo, además afecta el hipocampo, zona cerebral que se encarga de la memoria. 

Qué hacer. Lo de siempre: lo más fácil pero lo más difícil para la costumbre: ejercicio, buena alimentación y más tiempo con el celular en modo avión. 

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