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¿Ocaso o de resurgimiento energético?

No existe hoy mejor lugar en el mundo para producir energía. La clave está en reconocer y aprovechar estas oportunidades con visión clara y liderazgo audaz

  • ALEJANDRO J. SUCRE

20/04/2025 05:07 am

La narrativa predominante respecto a Venezuela plantea un inevitable ocaso, argumentando que después de más de un siglo dependiendo del petróleo, este recurso ya no podrá aportar al país lo que en su momento representó. Esta visión está fuertemente impulsada por la tendencia global hacia la descarbonización y la transición energética. Sin embargo, una mirada más cercana a la realidad energética global y las opiniones de actores clave del sector sugieren un panorama distinto y lleno de oportunidades para Venezuela.

Conversaciones recientes con empresas líderes en petróleo, gas, minería y petroquímica revelan que Venezuela podría estar en el umbral de una nueva etapa de prosperidad energética. La clave radica precisamente en las condiciones únicas que ofrece el país: reservas petroleras abundantes, costos de producción excepcionalmente bajos, y recursos gasíferos y petroquímicos capaces de abastecer no solo las necesidades nacionales, sino también demandas críticas de mercados internacionales, especialmente Estados Unidos y Europa.

Venezuela, con el petróleo más económico y abundante del hemisferio occidental, representa una alternativa estratégica para Estados Unidos. Sus recursos gasíferos ofrecen un potencial gigantesco, especialmente ante el contexto actual de inseguridad energética global debido a tensiones geopolíticas en otras regiones productoras como Medio Oriente y Rusia. La capacidad de Venezuela para suministrar de manera estable, cercana y rentable estos recursos es incomparable. La disponibilidad de recursos humanos es otro factor que convierte al país en un destino atractivo para inversiones de largo plazo en energía.

La mayoría de las refinerías en Estados Unidos están construidas específicamente para recibir petróleo venezolano. Aunque las restricciones derivadas de sanciones estadounidenses pueden limitar las operaciones tradicionales de las compañías petroleras y gasíferas, estas empresas mantienen discusiones activas con la Administración Trump para continuar operando en Venezuela.

Empresas como Chevron, Repsol, Shell, Eni, Maurel & Prom y Mitsubishi son bienvenidas en nuestro país y han mantenido su compromiso a largo plazo con sus operaciones en Venezuela, subrayando la importancia del país como proveedor clave de petróleo para Estados Unidos y Europa.
Estados Unidos y Europa enfrentan hoy un dilema energético significativo. Los venezolanos necesitan nuevas fuentes de empleo y oportunidades.

A pesar del crecimiento acelerado de energías renovables, EEUU y Europa siguen dependiendo considerablemente de combustibles fósiles para mantener la estabilidad energética, especialmente en sectores críticos como el transporte, la generación eléctrica en períodos de alta demanda, y particularmente la industria petroquímica, donde las cadenas de hidrocarburos livianos son insustituibles. La inteligencia artificial (IA) está generando un aumento significativo en la demanda energética global, especialmente en Estados Unidos, Europa, China e India, debido a su alta dependencia de infraestructuras tecnológicas intensivas en energía, como centros de datos y computación en la nube. Por lo tanto, Venezuela tiene un horizonte favorable para capitalizar su posición estratégica como proveedor clave, especialmente en gas natural, recurso crucial durante esta transición energética acelerada por la demanda tecnológica mundial

La industria petroquímica venezolana, por otro lado, es otro diamante en bruto. La demanda mundial de productos petroquímicos sigue creciendo, con pocas alternativas viables para sustituir completamente estos derivados del petróleo. Venezuela posee la materia prima y la infraestructura para convertirse en líder continental en esta área, generando ingresos y empleo sustanciales, impulsando además una diversificación productiva esencial.

Las nuevas energías, como el hidrógeno verde y la energía nuclear, podrían afectar un poco a Venezuela en diversas formas. El hidrógeno verde no reemplazará por completo al gas natural, y solo en el mediano y largo plazo podría reducir la demanda internacional de gas venezolano. La energía nuclear requiere altas inversiones iniciales y plazos largos de construcción. Por lo tanto, no representaría una amenaza inmediata para el petróleo y el gas venezolanos.

A diferencia de la visión restrictiva, una perspectiva más realista y estratégica revela que Venezuela no está frente al fin de una era, sino ante la oportunidad histórica de redefinir su papel en el panorama energético global. Mientras la transición energética mundial continúa, las energías fósiles y las renovables coexistirán por décadas. Este período ofrece a Venezuela la oportunidad de capitalizar su potencial energético único, estabilizar su economía y sentar bases firmes para el crecimiento sostenible.

En definitiva, Venezuela no está en un ocaso inevitable, sino al inicio de un capítulo prometedor. La política del oficialismo, de la oposición o de los gobiernos extranjeros nunca puede ser el de ahogar el potencial económico de Venezuela. No existe hoy mejor lugar en el mundo para producir energía. La clave está en reconocer y aprovechar estas oportunidades con visión clara y liderazgo audaz.

X: @alejandrojsucre
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