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Se busca oposición

Hoy se debaten entre “electoreros y abstencionistas”, protagonizando un espectáculo que seguramente no los conducirá a un resultado exitoso

  • JOSÉ GREGORIO RODRÍGUEZ

10/04/2025 04:59 am

Este 11 de abril se cumplen 23 años de la derrota política más importante que ha experimentado la oposición venezolana, luego de la victoria electoral de Hugo Chávez, el 6 de diciembre 1988.

Cuatro lustros después, es oportuno recordar cómo la élite que ha dirigido ese sector, ha despilfarrado varios momentos en los que estando en una importante posición de fuerza que los hubiera podido conducir al gobierno, la han despilfarrado. Vale decir, por su probada incompetencia, y por la resiliencia del chavismo en el poder.

El 11 de abril de 2002, se produjo un golpe de estado impulsado por la patronal empresarial, Fedecámaras, la central sindical más influyente de ese tiempo, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), los medios de comunicación más importantes del país, quienes actuaron colocando como fachada el nombre de la sociedad civil y, por supuesto, algunos oficiales de alto rango de las Fuerzas Armadas.

En esa oportunidad, el “elegido” para consumar la tarea, el presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, cometió muchos errores, algunos de los cuales no son suficientemente conocidos en detalle. Como por ejemplo, que el ex presidente Rafael Caldera estaba en conocimiento de la intentona y que designó a uno de sus principales colaboradores para “monitorear” el golpe, cuya primera recomendación fue el nombramiento de dos oficiales de la Armada venezolana, uno como Ministro de la Defensa, y el otro como jefe de la Casa Militar, quienes en lugar de asumir inmediatamente sus funciones, se dedicaron a declarar por los medios, especialmente el jefe de la Casa Militar, quien estuvo cerca de cuatro horas en un estudio de TV.

Entre otras cosas, no se percataron que importantes mandos militares, los cesanteados por el decreto número 1 de Carmona; diputados a la Asamblea Nacional (AN), gobernadores, alcaldes, y los titulares de los poderes del estado en general, además, de dirigentes políticos y uno que otro editor de medio de comunicación, a quienes habían comprometido a cambio de importantes posiciones, y los dejaron por fuera de ese gobierno, se activaron para revertir el golpe.

Tampoco se ocuparon de los principales líderes sociales del chavismo, quienes, con el pueblo en la calle y buena parte del mundo militar en sus cuarteles, habían resuelto restituir en el cargo al presidente constitucional, Hugo Chávez. Sólo 48 horas duró la aventura.

Luego de unos cuantos reveses obtuvieron un indiscutible triunfo en las parlamentarias de 2015, lo cual hacía presagiar un futuro de éxitos electorales, si se conducían con la sabiduría, el aplomo y la inteligencia que el momento demandaba.

En lugar de esperar las elecciones de gobernadores y alcaldes del 2016, para seguir acumulando fuerzas, escogieron el camino de la salida rápida y las consignas vacías como; “calle, calle, y más calle”, “Maduro vete ya”, y el irrealizable referendo revocatorio, para terminar en el uso de la guarimba y la violencia callejera, para, por la vía insurreccional, intentar derrocar el gobierno constitucional.

Desperdiciaron una excepcional oportunidad de repetir el éxito electoral de 2015, para acudir a las elecciones presidenciales de 2018 con una importante posición de fuerza. Decidieron apelar al recurso de la abstención y luego, no sólo desconocieron la primera reelección de Nicolás Maduro de mayo de ese año, sino que, unos meses después, el 23 de enero 2019, impulsaron la “madre de todas las equivocaciones”, la autoproclamación del entonces presidente de la AN, Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela.

La historia que sigue ustedes la conocen ampliamente; asumieron una línea política que privilegió la participación de gobiernos extranjeros, con la extravagante idea de crear condiciones económicas insoportables para un pueblo al que suponían listo para volcarse a las calles a derrocar al “régimen”. Para después, luego de largos años de “lucha insurreccional” con gobierno paralelo incluido, deciden tímidamente participar en las mega elecciones regionales y municipales de noviembre 2021.

Ya reagrupados en la PU, convocan primarias para escoger candidato presidencial, pero dejan participar un importante número de “inhabilitados”, entre ellos a quién se había propuesto liquidarlos políticamente, tarea que María Corina Machado (MCM), ha venido logrando exitosamente en los últimos tiempos, más que por su sabiduría política, por la inmensa capacidad de equivocarse de una dirección política de “todos los colores”, que ahora cuando intenta reorientarse por la ruta electoral y democrática, se encuentra de frente con la abanderada de la lucha “del bien contra el mal”, que es la principal promotora de la abstención para el 25 de mayo próximo.

Hoy se debaten entre “electoreros y abstencionistas”, protagonizando un espectáculo que seguramente no los conducirá a un resultado exitoso, hasta que algún día, ojalá no muy lejano, emerja un equipo dirigente opositor que logre reagrupar ese sector más allá de los egos y las ambiciones personales.

Definitivamente, Venezuela está urgida de una mejor oposición.

jotaerre577@gmail.com

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