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Argentina y Venezuela: Reclamos territoriales frente al Imperialismo inglés y sus nuevas expresiones

Todas las Constituciones venezolanas incluyen el territorio Esequibo dentro del espacio geográfico de nuestro país bajo el criterio de aceptar las modificaciones que han ocurrido siempre que se trate de tratados y convenios válidos

  • JULIO CÉSAR PINEDA

06/04/2025 05:06 am

El pasado 17 de febrero se cumplieron 59 años del Acuerdo de Ginebra, único marco jurídico y diplomático para el histórico diferendo sobre la Guayana Esequiba. En esa oportunidad el gobierno venezolano reafirmó su soberanía sobre el territorio en disputa que el gobierno de Guyana ha querido judicializar, dejando de lado al derecho internacional y reafirmó la vigencia de este tratado. Asimismo, señaló que Guyana estaba obligada a negociar de manera inmediata con la vigencia de ese acuerdo internacional de 1966. Igualmente, el pasado 5 de abril, vimos la intervención del gobierno argentino en el homenaje a los héroes del conflicto bélico por las Islas Malvinas frente a la ocupación ilegal de Gran Bretaña, y la histórica posición del gobierno y el pueblo por la soberanía sobre ese territorio insular. En el caso de Buenos Aires es por 12.000 km2, mientras que nuestro reclamo es por cerca 160.000km2 y la proyección al océano Atlántico. Con el tratado de Washington y con el Arbitraje de París de 1899; y el caso de las Malvinas, arrebatada por la fuerza por Londres en 1832, tienen en común el reclamo histórico de ambas naciones frente al colonialismo e imperialismo británico y sus permanentes injerencias en América Latina. En ambos casos, tanto Buenos Aires como Caracas invocan el principio del Derecho Internacional Americano del Uti Possideti Iuris, por la posesión ilegal de estos territorios y la necesidad de la negociación directa entre las partes. Hoy Caracas y Georgetown; y Buenos Aires y Londres.

Todas las Constituciones venezolanas incluyen el territorio Esequibo dentro del espacio geográfico de nuestro país bajo el criterio de aceptar las modificaciones que han ocurrido siempre que se trate de tratados y convenios válidos.

En el diferendo por el Esequibo Venezuela reclama un territorio de 159.542 km2 ocupado por Inglaterra como potencia colonial y luego por Guyana como causahabiente de Londres. Esa área geográfica nos pertenece bajo el criterio de que el Laudo de París de 1899 donde se le adjudicó, lo consideramos nulo e irrito. Para nosotros el único marco jurídico es el Acuerdo de Ginebra de 1966 firmado por Reino Unidos, Venezuela y la futura República Cooperativa de Guyana.

Desde 1811 y hasta la Constitución de 1999, para Venezuela ha sido un principio constitucional el Uti Possidetis Juris con el espacio geográfico de lo que fue la Capitanía General, con las modificaciones de Tratados y Laudos no viciados de nulidad. En 1962, Venezuela denunció ante la ONU la ocupación británica y ante la precipitada declaración de independencia de Guyana. Venezuela reconoció al nuevo Estado, pero con la salvedad del territorio ocupado. Ante esta situación, Gran Bretaña decidió negociar incluyendo a los guyaneses con el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 único instrumento jurídico para la negociación bilateral y el cual niega judicializar el diferendo.

En Argentina siempre ha estado presente el verbo malvinizar, tanto en su política interna como externa, porque lo considera una realidad histórica-geográfica-jurídica, que desde 1833, constituye un reclamo permanente de Buenos Aires, logrando en la actualidad el reconocimiento de todos los sudamericanos y también de otros Estados en el plano internacional. Siempre las Naciones Unidas ha tratado este tema dentro de su política de descolonización, y en todas las Asambleas Generales de las Naciones Unidas y ante las instituciones internacionales el reclamo argentino ha estado presente, insistiendo esa nación hermana en el deber moral y jurídico de Inglaterra de devolver este territorio a sus verdaderos dueños, como lo establece la Resolución 2.065 de la ONU, donde se llamó a la negociación a fin de encontrar una solución pacífica entre las partes.

La Constitución argentina es clara cuando establece "las Islas Malvinas, y los espacios marítimos e insulares correspondientes, son parte integrante del territorio nacional". Y en su legislación interna sobre la nacionalidad afirma que: son argentinos todos los que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuera la nacionalidad de sus padres, y declara inválida y sin ningún efecto jurídico las pérdidas o cancelaciones de la nacionalidad argentina. Por lo tanto, todos los nacidos en las Islas Malvinas son argentinos, porque estos territorios son ocupaciones ilegales e ilegitimas del Reino Unido; esto para evitar el principio de autodeterminación que la corona inglesa siempre ha aludido, y fortalecer el principio de integridad territorial del Estado.

Como la Carta Magna de Argentina (1994), la Constitución venezolana (1999) establece que "el territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los Tratados y Laudos Arbitrales no viciados de nulidad".

El Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899, donde se le quitó a Venezuela la territorialidad de 159.500 km2 es írrito y carente de toda validez, por eso el Acuerdo de Ginebra de 1966, donde se abre la discusión y la negociación sobre el Esequibo.

Los británicos, como todos los imperios, y así, ahora Estados Unidos y Rusia, han pretendido extender su influencia más allá de sus metrópolis hacia otras periferias, es el caso de Moscú en la reconstrucción de la antigua Unión Soviética y del Reino zares, como Washington con sus pretensiones sobre Canadá, México y Groenlandia. En 1822, el propio Bolívar exigía a don Pedro Gual comunicarse con el enviado plenipotenciario en Inglaterra José Rafael Revenga sobre esas pretensiones coloniales. La debilidad de Venezuela no solamente fue jurídica, sino política, por la inestabilidad de esa etapa histórica de golpes y caudillos más preocupados por el poder interno que por el destino de nuestras fronteras.

Para Venezuela, el Acuerdo de Ginebra (1966) reabrió el legítimo reclamo, que como señaló la Corte Permanente de Justicia Internacional en 1924 es "una controversia internacional o un desacuerdo sobre un punto de derecho o, de hecho, una oposición de tesis jurídicas o de intereses". Hábilmente, Gran Bretaña le dio la independencia a la Guayana Británica en 1966, pero la República Cooperativa de Guyana sigue obligada por este Acuerdo de Ginebra. Venezuela, cuando reconoció al nuevo Estado de Guyana, dejó establecido el reclamo sobre la territorialidad del Esequibo, el cual hoy afortunadamente aparece en los mapas venezolanos sin el rayado tradicional porque es territorio venezolano y genera derechos en la fachada atlántica. En un reciente referendo consultivo, las venezolanas y venezolanos expresaron su voluntad de aplicar el Acuerdo de Ginebra y evitar la judicialización del mismo, como lo ha hecho Guyana ante la Corte Internacional de Justicia, a la cual respetamos pero que en este caso no es competente y está al margen de la voluntad bilateral de las partes. Próximamente, los venezolanos dentro de la nueva legalidad e institucionalidad del país, elegiremos en comicios libres y participativos, junto a otras autoridades, al gobernador y parlamentarios del Estado Esequibo, que ya tiene su propia Constitución enmarcada en el constitucionalismo latinoamericano y dentro del respeto al derecho internacional.

Los venezolanos, como los argentinos que han malvinizado su política interna y externa, debemos continuar en la venezolanización del Esequibo, inclusive en todos los textos legales y en acciones concretas con atención especial a esos territorios y a su población. Argentina incluyó en la constitución vigente (1994), un texto referido a las Malvinas por reforma constitucional, allí se afirma que "la nación argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Malvinas… por ser parte integrante del territorio nacional... la recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía... constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino".

Venezuela como Argentina debe recurrir a todas las instancias internacionales y mantener la unidad interna con el aporte de todos los sectores y especialmente de la comunidad Latinoamericana y del Caribe, para nuestra plena integración territorial con la definición precisa de sus fronteras; como lo hizo la Unión Europea al crear un espacio geopolítico y geoeconómico con los 27 Estados independientes, pero con una soberanía compartida y una política común en lo económico, diplomático y ahora en la defensa. Como señala Hans Kelsen, cuando se trata del territorio, que es uno de los elementos esenciales del Estado, no debe dejarse en manos de terceros la decisión de cualquier controversia territorial. En nuestro caso el único marco jurídico y diplomático es el Acuerdo de Ginebra de 1966, aprobado por el Reino Unido, Venezuela y la República Cooperativa de Guyana; en el caso de Argentina, dentro de los lineamientos de las resoluciones de las Naciones Unidas, y como manifestó recientemente, el actual Presidente Javier Milei por diálogo y la negociación entre las partes. Al margen de las ideologías y modelos políticos, todos los gobiernos de Venezuela, y así lo han hecho los gobiernos argentinos, expresando la voluntad de sus pueblos, siempre han defendido su integración territorial y su soberanía.

Debemos recordar que el territorio de la República de Venezuela siempre ha sido el que le correspondió a la Capitanía General de Venezuela, dentro de la organización administrativa del Imperio español en 1777. Los procesos de independencia de América Latina y las constituciones de las nuevas Repúblicas siempre establecieron en relación a las fronteras, el principio jurídico del utis possidetis iuris. En el caso de Venezuela y todos los mapas de la época siempre la Guayana Esequiba estaba incluida en la Provincia de Guayana dentro del territorio venezolano.

Desde la declaración de la independencia de Venezuela el 19 de abril de 1810, en todas las constituciones republicanas, incluyendo la de la Gran Colombia (1819-1830) en forma taxativa se estableció que “el territorio de la república de Venezuela es el que le correspondía a la Capitanía General de Venezuela”.

Durante la Gran Colombia Gran Bretaña en 1824, reconoció a los tres países que la integraban entre ellos Venezuela, Colombia y Ecuador. Venezuela independiente 1845 fue reconocida por España en los mapas elaborados en esa época por España e Inglaterra, las grandes potencias mundiales en sus mapas atribuían a Venezuela todo el Esequibo.

Solo fue en 1648 con el Tratado de Münster cuando el Reino de España reconoció la independencia de Holanda y la posesión del territorio ubicado en el lado oriental del esequibo en una pequeña parte de Guayana, con una extensión cercana a los 40km2, conformada por las regiones llamadas Demerara, Berbice y Esequibo, que apenas estaban ocupadas por unos caseríos donde Holanda los utilizaba para el apresto en sus incursiones en esa región del Amazonas, tales ambiciones eran compartidas por los ingleses, franceses, portugueses, y españoles que tenían interés por razones estrategias y económicas en todo el continente.

La actitud beligerante e imperial de los ingleses, desde ese pequeño territorio heredado de los Holandeses, (20 millas), trataron de llegar hasta las bocas del río Orinoco y todas las salidas al Atlántico, con la intención de asegurar la explotación de minerales preciosos con permanentes incursiones armadas en contra de las misiones establecidas por la Corona española y en el territorio del Estado venezolano.

Todo esto a pesar de que el Reino Unido había reconocido a la nueva entidad de la Gran Colombia con los límites históricos de Colombia, Ecuador y Venezuela. Con la creación de la Gran Colombia oficialmente, Londres, en el caso de Venezuela en sus mapas, siempre reconocía la soberanía venezolana hasta el Esequibo. En defensa del Esequibo en 1822 el Libertador Simón Bolívar advirtió de esta injerencia británica, e instruyó a nuestros diplomáticos en Londres, por lo cual se presentó ante el gobierno inglés una protesta formal. En 1829 la enciclopedia de Londres señaló el límite entre la Guyana española y la Guyana británica siempre con el Esequibo como límite. Hay un mapa oficial de 1810 de la Corona Británica donde aparece la frontera de la provincia de Guyana como venezolana.

En la primera Constitución Republicana de 1830 los mapas de Venezuela incluían la Guyana Esequiba. En 1835, Gran Bretaña empezó a utilizar mapas adulterados en base la cartografía presentada en los trabajos del explorador austriaco Robert Hermann Schomburgk, con los mapas posteriores (1835, 1840 y 1887) este cartógrafo al servicio del imperio Inglés fue alterando en favor de Londres hasta incluir la Guyana Esequiba en la antigua Colonia Británica. Esto sirvió de base para el fraude y el dolo del todo el proceso arbitral del tratado de Washington 1897, y Laudo Arbitral de París de 1899.

La imposibilidad de una solución negociada por el territorio esequibo producto de la intransigencia de Londres y el menosprecio al poder negociador del venezolano, condujo el 20 de febrero de 1887 a que Venezuela rompiera relaciones diplomáticas con el Reino Unido.

Venezuela intentó por todos los medios llegar a una solución, incluso solicitó la mediación vaticana con Papa León XIII ante el gobierno Británico para una solución pacífica y justa, igualmente, en un tiempo en que Estados Unidos enfrentaba el colonialismo inglés, Venezuela, recurrió al gobierno de los Estados Unidos, presidente el Groover Cleveland bajo la doctrina Monroe, decidió que su administración representaría a Venezuela en las diferentes instancias internacionales para una solución definitiva de este diferendo. El método encontrado fue el de Arbitraje, el cual en esa época se utilizó para muchos conflictos territoriales.

El 2 de febrero de 1897 en Washington, no se aceptó la participación de jueces venezolanos y fue tendenciosa la designación del presidente del Tribunal, el internacionalista ruso, Frederick de Marténs, quien junto a los ingleses tenía la mayoría necesaria para la sentencia del Arbitraje favorable a Londres. Algunos señalan de un intercambio de territorios para los ingleses en la Guayana y para los rusos en la Región Oriental de su imperio (esto me lo informó personalmente el embajador de Uruguay ante la oficina europea en Ginebra, cuando desempeñábamos funciones diplomáticas). La sentencia del 3 de octubre de 1899 nos despojaba de más de 15.000 km2. Para Venezuela siempre todos los gobiernos y en las diferentes instancias ese laudo arbitral era írrito y nulo, pudiendo incluso Venezuela demandar a Reino Unido por la responsabilidad internacional en todo este proceso.

Desde 1962, después de diecisiete años de la creación de las Naciones Unidas Venezuela planteó su legítima reclamación sobre la Guayana Esequiba ante este nuevo organismo, como máximo representante de la comunidad internacional, en esos tiempos del proceso de descolonización. la ONU. atendió nuestro planteamiento y el propio Reino Unido, ante nuestro reclamo al dejar de lado el Laudo Arbitral y buscar otros mecanismos de solución practica entre las partes, negoció durante cuatro años consecutivos con el gobierno venezolano hasta llegar en 1966 al denominado Acuerdo de Ginebra. Siempre de manera bilateral, para un arreglo pacifico y beneficioso para ambas partes. Este mecanismo es el marco jurídico y diplomático en el cual debe darse la solución al diferendo territorial; sustituía este Tratado el Laudo Arbitral de París. Es lo que actualmente con el Referéndum Consultivo busca Venezuela afirmar soberanía y su integridad territorial. Venezuela nunca ha admitido ni ha dado su consentimiento para el ejercicio de la jurisdicción de la CIJ en este caso Venezuela rechaza la actitud unilateral de Guyana al judicializar el diferendo y llevarlo ante la CIJ. Seguiremos escribiendo sobre este tema.

Durante el gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1964) en vista de la nueva realidad política y jurídica que se presentaba tanto en las Naciones Unidas, así como en Londres y Caracas, la Cámara de Diputados; el 4 de abril de 1962, y el Congreso en pleno, el 13 de octubre de 1965, reafirmaron los criterios de la diplomacia venezolana sobre el Esequibo, asimismo en nuestro país los parlamentos regionales y los Consejos Municipales de los territorios federales de Amazonas y Delta Amacuro, formularon una reclamación en defensa del Esequibo el 15 de febrero de 1966. El lugar escogido fue la Guayana Venezolana, en el lugar donde se celebró el primer Congreso de Angostura (19 de febrero de 1819).

En relación a la independencia de Guyana, Reino Unido permitió ese proceso independentista, alterando la percepción de que ya el conflicto no era entre un país pequeño como Venezuela y el poderoso imperio británico que había usurpado nuestra Guayana, sino que Guyana se convertía en la “víctima” de la agresión de un gran país petrolero y rico como era Venezuela, el cual quería arrebatarle las tres cuartas partes de su territorio.

Invitamos a todos los venezolanos a la información y la formación sobre los aspectos históricos, políticos, sociales y económicos referidos a la gran territorialidad venezolana del Esequibo, tanto por las riquezas naturales que son de nuestro país como por la importante salida que tenemos al océano Atlántico. Debemos participar en las próximas elecciones donde se elegirá al primer gobernador, diputados nacionales y regionales del Estado Esequibo. Debemos presentar fórmulas unitarias que representen la voluntad general de todos los venezolanos que coincidimos en este compromiso, que más allá del gobierno es del Estado y de la Nación Bolivariana. Será un homenaje más a Miranda, Bolívar y a todos nuestros libertadores que siempre proyectaron una sola nación integrada por repúblicas independientes y soberanas.

jcpineda01@gmail.com
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