Cómo quieres que no tenga ganas de volver
Simón Díaz era un hombre con un gran sentido del humor. A lo largo de su vida, protagonizó diversas anécdotas que reflejan su ingenio y amor por la música llanera
Pocas voces han logrado capturar el alma de un pueblo como la de Simón Díaz. Más que un cantante, fue un poeta del llano, un embajador de la música venezolana, un tesoro cultural que trascendió fronteras. Sus canciones más icónicas como “Caballo Viejo”, “Tonada de Luna Llena”, “Mi Querencia” o “La Vaca Mariposa”, se convirtieron en himnos de nuestra nostalgia, de la Venezuela buena, en pura identidad nacional.
Hoy queremos rendirle homenaje a Simon Díaz, al tío Simón. Al hombre que sabía cantarle a las vacas, la luz, la voz eterna del llano, querencia en la sabana, caballo que nunca para, porque recordarlo, es huella imborrable del alma que cabalga en nuestro corazones y en nuestras memorias.
De Barbacoas al mundo. Una leyenda cultural
Simón Díaz es uno de los músicos más emblemáticos de Venezuela, cuya obra ha trascendido generaciones y fronteras. Su inconfundible voz y su capacidad para capturar la esencia del llano venezolano lo convirtieron en un ícono de la música folclórica. Más que un cantante, se hizo un símbolo que inmortalizó la tonada llanera, llevándola al mundo y conquistando el corazón de nuestro pueblo. Quiero rendirle tributo a su vida que es explorar, sus inicios artísticos, sus experiencias, su familia que es legado que es querencia de la cultura venezolana.
Simón Narciso Díaz Márquez nació el 8 de agosto de 1928 en Barbacoas, estado Aragua, Venezuela. Desde pequeño creció rodeado de música y cultura popular, influenciado por su padre, Juan Díaz, quien era músico y amante de la poesía. La muerte prematura de su padre obligó a la familia a trasladarse a San Juan de los Morros, donde Simón, aún niño, tuvo que asumir responsabilidades para ayudar en la casa. De niño-hermano de siete críos-salió a las calles a vender empanadas y dulces que su Madre María Márquez hacía para sostener el hogar.
A pesar de las dificultades económicas, su pasión por la música lo llevó a buscar oportunidades para desarrollar su talento. En 1949 decide ir a Caracas, donde su primer oficio fue de cajero del Banco Venezolano de Crédito. Estudiaba en horario vespertino en la Escuela Superior de Música de Caracas, donde recibió formación académica a lado de compañeros como el Maestro José Antonio Abreu, fundador del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela.
Simón Díaz comenzó su carrera artística en la radio en la década de 1940, interpretando canciones del folclore venezolano. Su talento y carisma lo hicieron destacar rápidamente. Con el tiempo comenzó a componer sus propias canciones. Fue un pionero en la tonada llanera, género tradicionalmente cantado por nuestros campesinos del llano venezolano, que viene acompañado de la magia de la improvisación, del verso tierno de la vaca mariposa que tuvo un terné, un becerrito lindo...
En 1963, lanzó su primer álbum de la mano del compositor y productor musical Hugo Blanco. Su canción “Caballo Viejo”, ha sido traducida a múltiples idiomas y adaptada en versiones de artistas internacionales como Julio Iglesias, Caetano Veloso y Plácido Domingo. Esta canción es una de las más importantes de la música latinoamericana. Imposible olvidar-viajando de Moscú a San Petersburgo-escuchar en un vetusto tren, Caballo Viejo. No hallaba cómo decirle a todo el vagón, que esa hermosa melodía, era de Simón Diaz, de mi tío Simón, de un paisano. Lloré emocionado.
Simón Díaz incursionó en la televisión con programas como “Contesta por Tío Simón”, donde educó a varias generaciones de niños sobre nuestra música. En el programa improvisaba caricaturas, tonadas acompañado de su cuatro y diálogos propios del buen abuelo, el buen tío. Supo cosechar la imagen de un hombre sencillo y de buen humor, manteniendo una vida familiar estable y alejada de frivolidades. Se casó con Betty Díaz, con quién tuvo varios hijos: Simon Humberto, Bettsimar Coromoto y Juan Bautista. La familia siempre fue un pilar fundamental en su vida, y su amor por Venezuela y sus raíces se reflejó en su forma de ser tanto dentro como fuera del escenario. Una leyenda cultural.
Un Embajador de la identidad venezolana. Su legado…
La obra de Simón ha sido interpretada por artistas de diversos géneros y continúa influyendo en nuevas generaciones de músicos. A pesar de su fallecimiento [19/02/2014/ 85 años], su legado sigue vivo en la memoria del pueblo venezolano y de quienes valoran la música tradicional latinoamericana. Sus canciones continúan siendo interpretadas y su imagen-la de un hombre humilde y orgulloso de su tierra-sigue inspirando a músicos y artistas en todo el mundo.
Simón Díaz es un embajador de la identidad venezolana. Con su voz, rescató y dignificó la música del llano, llevándola a escenarios internacionales sin perder su esencia. Su legado musical y cultural permanece intacto, recordándonos que la verdadera riqueza de un pueblo está en sus tradiciones, en sus costumbres, en las voces que mantienen vivas, nuestras querencias: el monte, el lucero, el cimarrón y una punta de ganado. La tonada llanera sigue sonando en el espíritu inmortal de Tío Simón. Pero su legado también está en su sencillez, su humildad, su sonrisa, símbolo de nuestra paz y nuestra alegría.
Simón Díaz era un hombre con un gran sentido del humor. A lo largo de su vida, protagonizó diversas anécdotas que reflejan su ingenio y amor por la música llanera.
A los 15 años de edad, comienza a trabajar en un centro social de San Juan de los Morros como asistente y atrilero de la agrupación local Orquesta Siboney y poco tiempo después, se presenta como actor humorístico bajo el apodo de «El Chato» […] Un día el cantante de planta de la orquesta se enfermó. A solicitud del dueño del local Simón lo reemplaza. El joven Simón decidió interpretar el bolero Dos Almas del compositor argentino Domingo Fabiano, conocido como Don Fabián. Sin embargo [a Díaz] en plena actuación se le olvidó la letra y para salir del compromiso comenzó a improvisar la letra con sonidos guturales, ocurrencia que fue aplaudida por el público. A partir de ahí, Simón se convierte en el bolerista de la banda.
Durante un viaje a España, Simón Díaz fue invitado a un evento en el que también estaban presentes grandes artistas internacionales. Sin embargo, cuando llegó, notó que nadie parecía reconocerlo ni mencionaba su nombre. Intrigado y con su característico buen humor, se acercó a uno de los organizadores y le preguntó:
—“Oye, ¿y ustedes sí saben quién soy yo?” A lo que el organizador respondió emocionado:— ”¡Por supuesto! Ud. es el autor de ‘Caballo Viejo’, una de las canciones más famosas del mundo.” Simón, con una sonrisa pícara, exclamó: — ”¡Ah bueno! Me tenían preocupado porque pensé que me habían traído de paseo nada más.”
Simón Díaz tenía la costumbre de transformar cualquier conversación en una tonada llanera. En una ocasión, durante una comida familiar, tuvo una discusión amistosa con su esposa Betty. En lugar de responder con palabras normales, Simón comenzó a cantarle en forma de tonada su argumento. La familia no pudo contener la risa, y Betty terminó dándole la razón sólo por lo divertido que fue el momento. Simon era un hombre al decir del poeta, que daba un beso y lanzaba un verso, antes de que aflore la rabia…
En un vuelo comercial, Simón Díaz fue reconocido por los pasajeros y la tripulación. Alguien pidió que cantara una canción, y de inmediato el piloto habló por el telefonillo diciendo:
—“Señoras y señores, tenemos el honor de contar con el maestro Simón Díaz a bordo. ¿Nos regalaría una tonada?” Simón, sin dudarlo, se puso de pie y comenzó a cantar una de sus tonadas llaneras. Al terminar, recibió una ovación-todos sentados y ajustados su cinturón-en pleno vuelo-sic-.
Las anécdotas de Simón Díaz reflejan la chispa y el humor venezolano. Al oírlo El cauca reverdece, el guamachito florece y la soga se revienta. Es el verdor de la tierra amada, el guamachito que florece en la memoria y la soga que revienta la nostalgia.
Fue un artista que nunca perdió el contacto con sus raíces y que supo llevar su música con alegría a cada rincón del mundo. Su legado no sólo vive en sus canciones, sino en las historias que dejaron emociones por tierra de gracia, que no tienen horarios ni fechas en el calendario.
¿Por qué le escribo al Tio Simón?
Un querido amigo [Emilio] nos envió a un grupo de queridos venezolanos, un mosaico de videos de Nella Rojas, una hermosa cantante Margariteña de voz quebrada, “la que pasa la noche en vela cantando coplas de madrugada”. Al escucharla cantar Tonada de Luna Llena de Simón Díaz, en un gélido amanecer, la nostalgia rompió la soga, tocándome sentidamente el listón, robándome una lágrima.
Entonces escribo lo que siento. No hay mejor forma de expresar lo que florece en el guamachito del corazón, que darle sabana. Homenajear nuestra historia con el pasito apurao, con el galope contao. Así entiendo mejor al mundo, porque le doy voz a todo aquello que, de otro modo, tiende a quedarse en silencio: la memoria, el ayer noble, la mañana de mi niñez, la madrugada en Venezuela, la luna llena, la que me está mirando, la que no se lo que me ve. Yo tengo la consciencia limpia…ayer tarde la lavé.
Simón Díaz no sólo compuso canciones, sino que creó recuerdos, despertó amores y dejó una huella imborrable en el alma venezolana. Su voz sigue cabalgando con el viento del llano, recordándonos que la música es eterna, que su voz es eterna, que su gentilicio es inmortal y que al comienzo de la vida o al final de la vida, la gloria es siembra, labrado y cosecha de la generosidad, que es impronta perenne que es así como se enamora, tu corazón con el mío…
Gracias Tío Simón por recordarnos que a la ora de “discutir” es mejor responder en versos, con poesía, con besos, para terminar riendo, todos contentos, para alumbrar los pasos de mi amante que se va y volverá: Venezuela.
Simón Díaz: La Voz Eterna del Llano Venezolano. El hombre que sabía cantarle a las vacas. Yo no sé hacerlo,como quieres que no sueñe con el sol de los venados. Hoy le rindo tributo a quién bien lo merece, a quién infinito honor le rinde a la pradera, a quien nos inspira a que cante como canta un corazón. Y lo hago porque caballo viejo no puede perder la flor que le dan[...]porque después de esta vida, no hay otra oportunidad.
Y te canto tío Simón: Cómo quieres que no tenga tantas ganas de volver...
@ovierablanco
Presidente de Venamerica
vierablaco@gmail.com
Hoy queremos rendirle homenaje a Simon Díaz, al tío Simón. Al hombre que sabía cantarle a las vacas, la luz, la voz eterna del llano, querencia en la sabana, caballo que nunca para, porque recordarlo, es huella imborrable del alma que cabalga en nuestro corazones y en nuestras memorias.
De Barbacoas al mundo. Una leyenda cultural
Simón Díaz es uno de los músicos más emblemáticos de Venezuela, cuya obra ha trascendido generaciones y fronteras. Su inconfundible voz y su capacidad para capturar la esencia del llano venezolano lo convirtieron en un ícono de la música folclórica. Más que un cantante, se hizo un símbolo que inmortalizó la tonada llanera, llevándola al mundo y conquistando el corazón de nuestro pueblo. Quiero rendirle tributo a su vida que es explorar, sus inicios artísticos, sus experiencias, su familia que es legado que es querencia de la cultura venezolana.
Simón Narciso Díaz Márquez nació el 8 de agosto de 1928 en Barbacoas, estado Aragua, Venezuela. Desde pequeño creció rodeado de música y cultura popular, influenciado por su padre, Juan Díaz, quien era músico y amante de la poesía. La muerte prematura de su padre obligó a la familia a trasladarse a San Juan de los Morros, donde Simón, aún niño, tuvo que asumir responsabilidades para ayudar en la casa. De niño-hermano de siete críos-salió a las calles a vender empanadas y dulces que su Madre María Márquez hacía para sostener el hogar.
A pesar de las dificultades económicas, su pasión por la música lo llevó a buscar oportunidades para desarrollar su talento. En 1949 decide ir a Caracas, donde su primer oficio fue de cajero del Banco Venezolano de Crédito. Estudiaba en horario vespertino en la Escuela Superior de Música de Caracas, donde recibió formación académica a lado de compañeros como el Maestro José Antonio Abreu, fundador del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela.
Simón Díaz comenzó su carrera artística en la radio en la década de 1940, interpretando canciones del folclore venezolano. Su talento y carisma lo hicieron destacar rápidamente. Con el tiempo comenzó a componer sus propias canciones. Fue un pionero en la tonada llanera, género tradicionalmente cantado por nuestros campesinos del llano venezolano, que viene acompañado de la magia de la improvisación, del verso tierno de la vaca mariposa que tuvo un terné, un becerrito lindo...
En 1963, lanzó su primer álbum de la mano del compositor y productor musical Hugo Blanco. Su canción “Caballo Viejo”, ha sido traducida a múltiples idiomas y adaptada en versiones de artistas internacionales como Julio Iglesias, Caetano Veloso y Plácido Domingo. Esta canción es una de las más importantes de la música latinoamericana. Imposible olvidar-viajando de Moscú a San Petersburgo-escuchar en un vetusto tren, Caballo Viejo. No hallaba cómo decirle a todo el vagón, que esa hermosa melodía, era de Simón Diaz, de mi tío Simón, de un paisano. Lloré emocionado.
Simón Díaz incursionó en la televisión con programas como “Contesta por Tío Simón”, donde educó a varias generaciones de niños sobre nuestra música. En el programa improvisaba caricaturas, tonadas acompañado de su cuatro y diálogos propios del buen abuelo, el buen tío. Supo cosechar la imagen de un hombre sencillo y de buen humor, manteniendo una vida familiar estable y alejada de frivolidades. Se casó con Betty Díaz, con quién tuvo varios hijos: Simon Humberto, Bettsimar Coromoto y Juan Bautista. La familia siempre fue un pilar fundamental en su vida, y su amor por Venezuela y sus raíces se reflejó en su forma de ser tanto dentro como fuera del escenario. Una leyenda cultural.
Un Embajador de la identidad venezolana. Su legado…
La obra de Simón ha sido interpretada por artistas de diversos géneros y continúa influyendo en nuevas generaciones de músicos. A pesar de su fallecimiento [19/02/2014/ 85 años], su legado sigue vivo en la memoria del pueblo venezolano y de quienes valoran la música tradicional latinoamericana. Sus canciones continúan siendo interpretadas y su imagen-la de un hombre humilde y orgulloso de su tierra-sigue inspirando a músicos y artistas en todo el mundo.
Simón Díaz es un embajador de la identidad venezolana. Con su voz, rescató y dignificó la música del llano, llevándola a escenarios internacionales sin perder su esencia. Su legado musical y cultural permanece intacto, recordándonos que la verdadera riqueza de un pueblo está en sus tradiciones, en sus costumbres, en las voces que mantienen vivas, nuestras querencias: el monte, el lucero, el cimarrón y una punta de ganado. La tonada llanera sigue sonando en el espíritu inmortal de Tío Simón. Pero su legado también está en su sencillez, su humildad, su sonrisa, símbolo de nuestra paz y nuestra alegría.
Simón Díaz era un hombre con un gran sentido del humor. A lo largo de su vida, protagonizó diversas anécdotas que reflejan su ingenio y amor por la música llanera.
A los 15 años de edad, comienza a trabajar en un centro social de San Juan de los Morros como asistente y atrilero de la agrupación local Orquesta Siboney y poco tiempo después, se presenta como actor humorístico bajo el apodo de «El Chato» […] Un día el cantante de planta de la orquesta se enfermó. A solicitud del dueño del local Simón lo reemplaza. El joven Simón decidió interpretar el bolero Dos Almas del compositor argentino Domingo Fabiano, conocido como Don Fabián. Sin embargo [a Díaz] en plena actuación se le olvidó la letra y para salir del compromiso comenzó a improvisar la letra con sonidos guturales, ocurrencia que fue aplaudida por el público. A partir de ahí, Simón se convierte en el bolerista de la banda.
Durante un viaje a España, Simón Díaz fue invitado a un evento en el que también estaban presentes grandes artistas internacionales. Sin embargo, cuando llegó, notó que nadie parecía reconocerlo ni mencionaba su nombre. Intrigado y con su característico buen humor, se acercó a uno de los organizadores y le preguntó:
—“Oye, ¿y ustedes sí saben quién soy yo?” A lo que el organizador respondió emocionado:— ”¡Por supuesto! Ud. es el autor de ‘Caballo Viejo’, una de las canciones más famosas del mundo.” Simón, con una sonrisa pícara, exclamó: — ”¡Ah bueno! Me tenían preocupado porque pensé que me habían traído de paseo nada más.”
Simón Díaz tenía la costumbre de transformar cualquier conversación en una tonada llanera. En una ocasión, durante una comida familiar, tuvo una discusión amistosa con su esposa Betty. En lugar de responder con palabras normales, Simón comenzó a cantarle en forma de tonada su argumento. La familia no pudo contener la risa, y Betty terminó dándole la razón sólo por lo divertido que fue el momento. Simon era un hombre al decir del poeta, que daba un beso y lanzaba un verso, antes de que aflore la rabia…
En un vuelo comercial, Simón Díaz fue reconocido por los pasajeros y la tripulación. Alguien pidió que cantara una canción, y de inmediato el piloto habló por el telefonillo diciendo:
—“Señoras y señores, tenemos el honor de contar con el maestro Simón Díaz a bordo. ¿Nos regalaría una tonada?” Simón, sin dudarlo, se puso de pie y comenzó a cantar una de sus tonadas llaneras. Al terminar, recibió una ovación-todos sentados y ajustados su cinturón-en pleno vuelo-sic-.
Las anécdotas de Simón Díaz reflejan la chispa y el humor venezolano. Al oírlo El cauca reverdece, el guamachito florece y la soga se revienta. Es el verdor de la tierra amada, el guamachito que florece en la memoria y la soga que revienta la nostalgia.
Fue un artista que nunca perdió el contacto con sus raíces y que supo llevar su música con alegría a cada rincón del mundo. Su legado no sólo vive en sus canciones, sino en las historias que dejaron emociones por tierra de gracia, que no tienen horarios ni fechas en el calendario.
¿Por qué le escribo al Tio Simón?
Un querido amigo [Emilio] nos envió a un grupo de queridos venezolanos, un mosaico de videos de Nella Rojas, una hermosa cantante Margariteña de voz quebrada, “la que pasa la noche en vela cantando coplas de madrugada”. Al escucharla cantar Tonada de Luna Llena de Simón Díaz, en un gélido amanecer, la nostalgia rompió la soga, tocándome sentidamente el listón, robándome una lágrima.
Entonces escribo lo que siento. No hay mejor forma de expresar lo que florece en el guamachito del corazón, que darle sabana. Homenajear nuestra historia con el pasito apurao, con el galope contao. Así entiendo mejor al mundo, porque le doy voz a todo aquello que, de otro modo, tiende a quedarse en silencio: la memoria, el ayer noble, la mañana de mi niñez, la madrugada en Venezuela, la luna llena, la que me está mirando, la que no se lo que me ve. Yo tengo la consciencia limpia…ayer tarde la lavé.
Simón Díaz no sólo compuso canciones, sino que creó recuerdos, despertó amores y dejó una huella imborrable en el alma venezolana. Su voz sigue cabalgando con el viento del llano, recordándonos que la música es eterna, que su voz es eterna, que su gentilicio es inmortal y que al comienzo de la vida o al final de la vida, la gloria es siembra, labrado y cosecha de la generosidad, que es impronta perenne que es así como se enamora, tu corazón con el mío…
Gracias Tío Simón por recordarnos que a la ora de “discutir” es mejor responder en versos, con poesía, con besos, para terminar riendo, todos contentos, para alumbrar los pasos de mi amante que se va y volverá: Venezuela.
Simón Díaz: La Voz Eterna del Llano Venezolano. El hombre que sabía cantarle a las vacas. Yo no sé hacerlo,como quieres que no sueñe con el sol de los venados. Hoy le rindo tributo a quién bien lo merece, a quién infinito honor le rinde a la pradera, a quien nos inspira a que cante como canta un corazón. Y lo hago porque caballo viejo no puede perder la flor que le dan[...]porque después de esta vida, no hay otra oportunidad.
Y te canto tío Simón: Cómo quieres que no tenga tantas ganas de volver...
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