Discreción ante todo
La bola de fuego que son los cambios que propone la Administración estadounidense ha llevado a una estampida de valores, tradiciones y compromisos que por decir lo menos producen una constelación de problemas
Las tensiones internacionales y los cambios globales están llevando a que la mayoría de los países reduzcan sus compromisos en el exterior. No se trata de practicar un severo aislamiento. Eso ya no es posible. Pero si de concentrarse en los fines y objetivos centrales. No hay terreno para la dispersión.
Y esto es lo que estamos observando en la actualidad. La bola de fuego que son los cambios que propone la Administración estadounidense ha llevado a una estampida de valores, tradiciones y compromisos que por decir lo menos producen una constelación de problemas y temas nunca vistos en la humanidad desde el término de la Segunda Guerra Mundial.
Y esto es lo que estamos observando en la actualidad. La bola de fuego que son los cambios que propone la Administración estadounidense ha llevado a una estampida de valores, tradiciones y compromisos que por decir lo menos producen una constelación de problemas y temas nunca vistos en la humanidad desde el término de la Segunda Guerra Mundial.
La conducta del presidente Trump de arrasar con muchos convencionalismos nos lleva a preguntarnos cuáles procesos deben ser superados y cuáles no. Destaca la certeza que esas decisiones no han sido consultadas ni se ha inventariado que resultado tienen. Los principios del enfoque de las políticas públicas se han alterado.
Formulación, implementación y evaluación son los pasos que ese enfoque consagró en la ciencia política contemporánea. Hoy, vista la conducta del presidente estadounidense y de sus socios, es posible calcular que la racionalidad que aspira la disciplina ha dado paso, esperaremos que por un corto plazo, a la ciencia de salir al paso consagrado en la tesis del incrementalismo.
Esto es, comprender que las decisiones gubernamentales vienen de repente y que muchas veces no están relacionadas con un plan general de actuación. Más bien se le da una prioridad a lo espontáneo, a lo directo, “se me ocurre que” …
Desde luego que este tipo de actuación tiende a agotarse muy rápido. Frente a la burocracia se puede ser muy valiente al comienzo de un cambio, pero a la larga imperan la organización, las instituciones, por más que estén afectadas por el clientelismo y por el desgaste de sus estructuras. Entonces, ¿cuál es el camino?
No creo que la solución sea “unos pañitos calientes” ni una indiferencia rapaz ante la magnitud de los cambios planteados, pero tampoco es viable aceptarlos sin condiciones, lo sugerido por el nuevo gobierno. La bola de fuego sino se controla puede salirse de su canal y comenzar a partirse y propagarse por todas partes.
En este contexto, resaltan dos decisiones. Una, la de meterle el pecho a la burocracia federal en Washington, cortando rabo y cabeza, expulsando así a talentosos jóvenes que de cualquier parte de la Tierra y de los Estados Unidos trabaja en Washington. De paso, dejando acéfalo el compromiso de ese país por el desarrollo y la democracia.
Por otra parte, cuestionar el orden mundial actual, descalificando las actuales alianzas y promoviendo otros disparates, como aquella propuesta de la Riviera Oriental. Demás hay que recordar el uso de medidas económicas internacionales como los aranceles para ganar terreno.
¿Cuánto durará este terremoto? Qué impacto tendrá en la disciplina. En este momento como que no hay mucho tiempo para pensarlo. Pero a la larga hay que reformar las relaciones entre el Estado y la sociedad. Así pasó en la Edad Moderna y debe pasar ahora. Ojalá que sea para bien y para conservar y promover la libertad.
romecan53@hotmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones