Mi-mamá-me-ama
La guerra Rusia (China) -OTAN acelera la formación del Nuevo Orden Mundial, agrupaciones defensivas de países que anuncian graves tensiones encabezadas por los BRICS, a los que Trump promete sanciones arancelarias de 100%
1. Francis Fukuyama, uno de los autores más comentados y menos leídos, captó con precisión los bemoles del derrumbe del Muro de Berlín, junto a Samuel Huntington. Cuanto charlatán comía galletas, se llenaba la boca burlándose de que aquél sostenía que con el final de la URSS la historia había llegado a su final. No notaban la burla porque quien dijo que el triunfo del comunismo era el fin de la historia de la lucha de clases, la injusticia social, fue el calenturiento Marx. Fukuyama no anunciaba una paz edénica, como si lo hizo el barbudo, un mundo donde seríamos obreros en la mañana y arquitectos en la tarde, sino que el desastre de la utopía comunista la anulaba como rival de ética superior frente a la sociedad abierta, “proletariado vs burguesía”, “justicia vs maldad”. Los múltiples conflictos serían en adelante entre etnias, religiones, intereses económicos o culturas, y se demuestra su acierto cuando el wokismo foucaultiano y la “teoría crítica” de Frankfurt desbancan al marxismo ortodoxo. La eclosión de la URSS y la Guerra Fría, independiza gran parte de la humanidad de taras ideológicas derivadas: socialismo, proteccionismo, colectivismos improductivos.
2. El mundo regido por EE.UU con relativa comodidad, inicia el salto a la producción de riqueza, el orden que desintegran las erráticas y atroces decisiones de Trump (17-21) y Biden (21-25). Trump hostiliza a China, pese a que ambas naciones y el mundo avanzaron contra la pobreza gracias a la apertura comercial, la caída de barreras arancelarias y la globalización. En un coloquio público en el que participamos en Madrid, mi querido amigo Carlos Alberto Montaner lanzó, en su estilo chispeante, que “China era la mayor maquila de EE. UU”. Sobre suelo alemán, en 2011, Putin planteó crear “un mercado abierto de Lisboa a Vladivostok” y que “Rusia quería entrar a OTAN”. Pero Occidente concebía más bien balcanizar a Rusia y, como relata Merkel, “los acuerdos de Minsk (2014-2015) solo pretendían dar tiempo de armar a Ucrania para la guerra”. Producto de la desquiciada asesoría de la Rand Corporation, Biden monta una provocación a Putin con Ucrania, similar a la de Jrushchov con los misiles en Cuba, aunque ocho meses después la misma corporación recomendó a su cliente, cuando ya estaba hasta el pescuezo, salir en volandas.
3. La guerra Rusia (China) -OTAN acelera la formación del Nuevo Orden Mundial, agrupaciones defensivas de países que anuncian graves tensiones encabezadas por los BRICS, a los que Trump promete sanciones arancelarias de 100%. Desde el 24 de febrero de 2022, estaba claro que Ucrania iba al fracaso ante la potencia nuclear -imagine una “guerra” entre México y EE. UU-, pero resultó peor, porque la derrotada es OTAN. Por desventura una miríada de ignorantes y mermados, bisontes con mal de rabia del sur y el norte, vitoreaban el conflicto que desangró y destruye Ucrania, hoy dividida y en ruinas al costo de más de un millón de vidas, pero siguen pontificando en cuartillas descerebradas. Producto de las hostilidades recientes, se asocian países autoritarios y democráticos que se compactarán de acuerdo con la marcha de Trump. Con “América first”, idea añeja en EE. UU, buenos deseos y declaraciones de principios, Trump quiere parecerse a Reagan, quien sí lo cumplió. Ahora que los medios de comunicación, tradicionales y redes fanáticas, están faltos de realidad y tal vez de decencia, valdría la pena examinar con un criterio mínimamente objetivo la ruta marcada por Trump.
4. Es más bien de buen augurio la presencia de los titanes tecnológicos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Sundar Pichai, Jeff Bezos y varios más y hay que apostarles a ellos, magos del salto civilizacional, y no a reaccionarios y dinosaurios, como figuras ligadas al vicepresidente James Vance. Es preferible tener a Musk cerca que a Kamala Harris que no puede decir de corrido ni “mi-mamá-me-ama”. La reacción progre es así: el gobierno británico liberó millares de inmigrantes violadores de niñas, con tal que hicieran cursos de formación cívica, terapias o asistieran a bibliotecas. Scholtz es responsable de destruir la economía alemana y condenarla quien sabe a qué, promover la guerra más estúpida del mundo, pero si Musk lo dice es un monstruo “fascista”. El es un personaje, demasiado creativo, demasiado útil a la humanidad y demasiado autónomo en sus juicios, para no enervar el resentimiento y un simple saludo suyo se hace viral. Las tesis de Trump reflejadas antes y en la toma de posesión, son de varios tenores, desde platino hasta latón, de Dalí a Cantinflas.
5. Tranquiliza al planeta luego de cuatro años de Biden al borde de la guerra mundial y baja las tensiones el anuncio de reunirse con Putin e invita a Xi Jinping a su proclamación. Pero abandona la ya anoréxica doctrina, antes respetada, de que las relaciones entre los países se rigen por el derecho internacional, con Canadá y Panamá. Los observadores no valoraron la delicada frase de Serguei Lavrov, el supercanciller ruso, que avala, con toda tranquilidad la futura anexión de Groenlandia a cambio, supongo, de que consigan visa a Zelensky en Tuvalu o Micronesia. Trump disparata con su plan de apoderarse del canal de Panamá por “razones estratégicas”, como si Putin declarara apropiarse del Canal de Suez con los mismos argumentos. Hace un par de semanas, con ese fin, sugirió que lo habían construido “militares” (norteamericanos) cuando lo cierto es que fueron más de 75 mil obreritos mayoritariamente de la Cuenca del Caribe, murieron unos 25 mil y entre ellos 5 mil norteamericanos, al extremo de que la empresa decidió “diversificarse” y exportar cadáveres a universidades europeas para redondear las cuentas.
6. El derecho internacional, sustenta el Tratado Carter Torrijos que estableció la fecha límite del control norteamericano del paso interoceánico en 1999. Trump inventa que China participa en la administración del canal. Con los dicterios contra Canadá y México, pone en peligro la NAFTA, el Tratado de Libre Comercio del Norte, que une el norte de México y el sur de los EE. UU, con un producto interno equivalente a la cuarta potencia económica mundial. Llama al Golfo de México golfo de América, una provocación para hacer saltar las cicatrices de los mexicanos. El primero en navegarlo fue Hernán Cortés, creador del espacio político luego llamado México y hasta el siglo XIX se conoció como Seno de México. Cancela dos adefesios: el fundamentalismo ambiental y su punta de lanza, el automóvil eléctrico (“todo norteamericano podrá comprar el auto que quiera”) y el wokismo: pederastia, drag queens frente a los colegios, cambio de sexo de menores, femifascismo, transexualismo “obligatorio”, pero sin extremaduras al aceptar que los Village people, un símbolo gay, cerraron la jornada. Trump conversa con ellos en señal de pluralismo.
7. Sería de mal gusto no mencionar el ruidoso silencio sobre el caso de nuestro país. Trump declaró crisis energética y pese a que muchos genios no lo saben o no lo recuerdan, Venezuela tiene las primeras reservas mundiales de petróleo, por encima de Arabia Saudita, Irán, Canadá, Emiratos, Irak, Kuwait, Rusia, Libia y EE. UU en el número 10 del ranking. Pese a lo que dicen algunos “expertos” folklóricos, la producción petrolera local la maneja la OFAC (Departamento del Tesoro) por medio de las “licencias” a Chevron y Mobil. Richard Grenell es el comisionado para manejar la relación con Maduro, con la misión de observación activa y diplomática. El gobierno debe mantener el stand by y apresurar los pasos hacia la normalización, la pacificación y estabilizar las relaciones con “el imperio”.
2. El mundo regido por EE.UU con relativa comodidad, inicia el salto a la producción de riqueza, el orden que desintegran las erráticas y atroces decisiones de Trump (17-21) y Biden (21-25). Trump hostiliza a China, pese a que ambas naciones y el mundo avanzaron contra la pobreza gracias a la apertura comercial, la caída de barreras arancelarias y la globalización. En un coloquio público en el que participamos en Madrid, mi querido amigo Carlos Alberto Montaner lanzó, en su estilo chispeante, que “China era la mayor maquila de EE. UU”. Sobre suelo alemán, en 2011, Putin planteó crear “un mercado abierto de Lisboa a Vladivostok” y que “Rusia quería entrar a OTAN”. Pero Occidente concebía más bien balcanizar a Rusia y, como relata Merkel, “los acuerdos de Minsk (2014-2015) solo pretendían dar tiempo de armar a Ucrania para la guerra”. Producto de la desquiciada asesoría de la Rand Corporation, Biden monta una provocación a Putin con Ucrania, similar a la de Jrushchov con los misiles en Cuba, aunque ocho meses después la misma corporación recomendó a su cliente, cuando ya estaba hasta el pescuezo, salir en volandas.
3. La guerra Rusia (China) -OTAN acelera la formación del Nuevo Orden Mundial, agrupaciones defensivas de países que anuncian graves tensiones encabezadas por los BRICS, a los que Trump promete sanciones arancelarias de 100%. Desde el 24 de febrero de 2022, estaba claro que Ucrania iba al fracaso ante la potencia nuclear -imagine una “guerra” entre México y EE. UU-, pero resultó peor, porque la derrotada es OTAN. Por desventura una miríada de ignorantes y mermados, bisontes con mal de rabia del sur y el norte, vitoreaban el conflicto que desangró y destruye Ucrania, hoy dividida y en ruinas al costo de más de un millón de vidas, pero siguen pontificando en cuartillas descerebradas. Producto de las hostilidades recientes, se asocian países autoritarios y democráticos que se compactarán de acuerdo con la marcha de Trump. Con “América first”, idea añeja en EE. UU, buenos deseos y declaraciones de principios, Trump quiere parecerse a Reagan, quien sí lo cumplió. Ahora que los medios de comunicación, tradicionales y redes fanáticas, están faltos de realidad y tal vez de decencia, valdría la pena examinar con un criterio mínimamente objetivo la ruta marcada por Trump.
4. Es más bien de buen augurio la presencia de los titanes tecnológicos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Sundar Pichai, Jeff Bezos y varios más y hay que apostarles a ellos, magos del salto civilizacional, y no a reaccionarios y dinosaurios, como figuras ligadas al vicepresidente James Vance. Es preferible tener a Musk cerca que a Kamala Harris que no puede decir de corrido ni “mi-mamá-me-ama”. La reacción progre es así: el gobierno británico liberó millares de inmigrantes violadores de niñas, con tal que hicieran cursos de formación cívica, terapias o asistieran a bibliotecas. Scholtz es responsable de destruir la economía alemana y condenarla quien sabe a qué, promover la guerra más estúpida del mundo, pero si Musk lo dice es un monstruo “fascista”. El es un personaje, demasiado creativo, demasiado útil a la humanidad y demasiado autónomo en sus juicios, para no enervar el resentimiento y un simple saludo suyo se hace viral. Las tesis de Trump reflejadas antes y en la toma de posesión, son de varios tenores, desde platino hasta latón, de Dalí a Cantinflas.
5. Tranquiliza al planeta luego de cuatro años de Biden al borde de la guerra mundial y baja las tensiones el anuncio de reunirse con Putin e invita a Xi Jinping a su proclamación. Pero abandona la ya anoréxica doctrina, antes respetada, de que las relaciones entre los países se rigen por el derecho internacional, con Canadá y Panamá. Los observadores no valoraron la delicada frase de Serguei Lavrov, el supercanciller ruso, que avala, con toda tranquilidad la futura anexión de Groenlandia a cambio, supongo, de que consigan visa a Zelensky en Tuvalu o Micronesia. Trump disparata con su plan de apoderarse del canal de Panamá por “razones estratégicas”, como si Putin declarara apropiarse del Canal de Suez con los mismos argumentos. Hace un par de semanas, con ese fin, sugirió que lo habían construido “militares” (norteamericanos) cuando lo cierto es que fueron más de 75 mil obreritos mayoritariamente de la Cuenca del Caribe, murieron unos 25 mil y entre ellos 5 mil norteamericanos, al extremo de que la empresa decidió “diversificarse” y exportar cadáveres a universidades europeas para redondear las cuentas.
6. El derecho internacional, sustenta el Tratado Carter Torrijos que estableció la fecha límite del control norteamericano del paso interoceánico en 1999. Trump inventa que China participa en la administración del canal. Con los dicterios contra Canadá y México, pone en peligro la NAFTA, el Tratado de Libre Comercio del Norte, que une el norte de México y el sur de los EE. UU, con un producto interno equivalente a la cuarta potencia económica mundial. Llama al Golfo de México golfo de América, una provocación para hacer saltar las cicatrices de los mexicanos. El primero en navegarlo fue Hernán Cortés, creador del espacio político luego llamado México y hasta el siglo XIX se conoció como Seno de México. Cancela dos adefesios: el fundamentalismo ambiental y su punta de lanza, el automóvil eléctrico (“todo norteamericano podrá comprar el auto que quiera”) y el wokismo: pederastia, drag queens frente a los colegios, cambio de sexo de menores, femifascismo, transexualismo “obligatorio”, pero sin extremaduras al aceptar que los Village people, un símbolo gay, cerraron la jornada. Trump conversa con ellos en señal de pluralismo.
7. Sería de mal gusto no mencionar el ruidoso silencio sobre el caso de nuestro país. Trump declaró crisis energética y pese a que muchos genios no lo saben o no lo recuerdan, Venezuela tiene las primeras reservas mundiales de petróleo, por encima de Arabia Saudita, Irán, Canadá, Emiratos, Irak, Kuwait, Rusia, Libia y EE. UU en el número 10 del ranking. Pese a lo que dicen algunos “expertos” folklóricos, la producción petrolera local la maneja la OFAC (Departamento del Tesoro) por medio de las “licencias” a Chevron y Mobil. Richard Grenell es el comisionado para manejar la relación con Maduro, con la misión de observación activa y diplomática. El gobierno debe mantener el stand by y apresurar los pasos hacia la normalización, la pacificación y estabilizar las relaciones con “el imperio”.
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