Las metáforas pueden ayudar a entender conceptos abstractos y complejos, a través de imágenes concretas y sencillas; así tenemos que, la idea de seguridad en sí mismo se puede entender mejor con la metáfora del pájaro posado en una rama frágil y movediza con viento fuerte, pero el pájaro se siente seguro, porque su estabilidad depende de su capacidad de volar y no de la fortaleza de la rama, lo cual evoca la imagen y transmite el mensaje de un ser que confía en sus propias capacidades para enfrentar circunstancias adversas sin depender en una forma determinante de factores externos. Es una convicción de sentirse seguro de sí mismo para superar un obstáculo en forma realista, producto de la confianza en las propias habilidades y capacidades, lo cual es fundamental ya que si subestima sus capacidades, tendrá poca seguridad y no asumirá riesgos por lo tanto producirá inacción del gerente, pero si sobreestima sus propias condiciones puede exponer a la organización a riesgos innecesarios, de ahí que cada individuo debe estimular el conocimiento de sí mismo, para valorar objetivamente sus capacidades en una forma equilibrada, para decidir lo que debe hacer, cuando lo debe hacer, como lo debe hacer y donde lo debe hacer. Cuando el gerente confía más en sus “Alas” que en la “Rama”, soporta su acción más en sus propias habilidades y conocimientos que en las circunstancias del entorno. En síntesis, ante la posibilidad que la rama se rompa, el pájaro confía en sus alas.

El manejo adecuado de situaciones complejas y sobre todo inesperadas, es fundamental en el proceso gerencial, ya que es normal que se generen emociones como por ejemplo el miedo y la ira, pero si estas son procesadas con un pensamiento racional, pueden ser favorables ya que constituyen estímulos positivos para una respuesta rápida y correcta, pero si prevalece la emoción sobre la razón, el resultado puede ser negativo.

En el proceso de formación gerencial es importante educar y fomentar el desarrollo personal y profesional relacionado al autoconocimiento, ya que esto genera un componente de seguridad como parte del clima organizacional para el afrontamiento de múltiples situaciones, las cuales deben ser resueltas según su complejidad en los diferentes niveles jerárquicos de la organización. Cuando en la política institucional, se fomenta la autoconfianza de los trabajadores, se genera un equipo innovador, creativo, no conforme con su zona de confort y dispuesto a aprender de las circunstancias que se presenten, independientemente del riesgo que estas involucren. El resultado final es una institución resiliente, que se fortalece en las adversidades, que transforma los riesgos en nuevas oportunidades y las debilidades en fortalezas. En los escenarios que se presentan en la actualidad, caracterizados por la incertidumbre y con cambios inesperados que pueden tener repercusiones variadas en el plano individual e institucional, es fundamental que las instituciones fomenten la autoconfianza.

Bartolomé Finizola Celli
ascardio.coordinacion@gmail.com