Sin agricultores ni comida ni futuro
En verdad los agricultores europeos están hartos de que los gobiernos y gobernantes les digan desde la comodidad de sus escritorios y aires acondicionados, cómo operar sus fincas sin nunca haber labrado la tierra ni ordeñado una vaca
Sorprende el frío invierno europeo calentado por las masivas protestas de calle de los agricultores en los distintos países de la Unión Europea. La ira de los agricultores es allá incontenible ante la incomprensión de los gobiernos y gobernantes. Las nuevas políticas económica y ambientales puestas en efecto contra toda la opinión y derechos a producir libremente de los productores, reflejan un total divorcio de los burócratas con el campo. Mientras los agricultores europeos confrontan altos costos de energía, fertilizantes y transporte, junto a bajos precios que los inhabilitan para competir con las producciones importadas cada vez más en aumento, los gobiernos y gobernantes solo dictan más difîciles y costosa exigencias a los agricultores para producir,, destacando las ecológicas. Se culpa a las vacas y los ganaderos del cambio climático porque eructan metano, y se propone que la gente en vez de comer carne y lácteos, coma burdas imitaciones, para que bajando el consumo y la demanda, se reduzcan los inventarios de ganado y sus eructos.
Así las grandes capitales y ciudades de Europa han visto por varias semanas ya sus principales vías bloqueadas con tractores y hasta cauchos quemado en las protestas. La política “verde” europea se plantea disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero que causa el sector agrícola en toda la Unión Europea, estimadas en 11% del total. Como sea que se pretende que los agricultores dediquen menos tierra de sus fincas a cultivos o ganadería, y usar 20% menos fertilizantes químicos , los agricultores se preguntan cómo reduciendo el área productiva y los fertilizantes, y aún siendo subsidiados para hacerlo, puedan asegurar la rentabilidad de sus fincas si actualmente muchos no lo logran.
En verdad los agricultores europeos están hartos de que los gobiernos y gobernantes les digan desde la comodidad de sus escritorios y aires acondicionados, cómo operar sus fincas sin nunca haber labrado la tierra ni ordeñado una vaca. Se le exige a los agricultores una producción más sostenible y que produzcan “más barato”, lo cual es difícil con altos costos y tantas nuevas regulaciones que cumplir
Conscientes de la realidad del cambio climático del cual son los primeros afectados, los agricultores europeos están dispuestos a cumplir medidas pro-ambientales graduables y razonables, pero no forzadas y acompañadas con fuerte alza del diésel agrícola al eliminar bruscamente las exenciones. Los gobiernos y gobernantes parecen dispuestos a ceder, influyendo notoriamente la politiquería acostumbrada y la lucha de los partidos anti Europa unida, en todos los países que tratan de capitalizar para ellos la ira de los agricultores.
Mientras la guerra en Ucrania sigue empeorando los suministros afectando el mercadeo agrícola internacional y aumentando en la Unión Europea, los costos de los insumos energía, fertilizantes y transporte. La protesta de los agricultores europeos busca forzar un cambio de reglas y medidas agrícolas más claras, más concertadas, de menor costo directo al productor, y mejor programadas como suficiente tiempo de adecuación y cumplimiento. También aspira precios más “justos”, nada nuevo siempre cuestión difícil de lograr, ante la liberación total de los mercados y la concentración de los grandes compradores y cadenas agrícolas. Y en cuanto a los subsidios agrícolas esperan los agricultores no se reduzcan y se mantengan, lo que seguramente lograrán pues de mantenerse las protestas más tiempo los cambios políticos de gobiernos y gobernantes no se harán esperar.
Ciertamente tal como rezan las pancartas de protesta este invierno en toda Europa, sin agricultores no hay comida ni futuro. Planteamiento que aquí en Venezuela tenemos productores y técnicos del agro por décadas repitiendo, mientras siguen los oídos sordos y espaldas al campo de los gobiernos, y se privilegia a la agricultura de puertos en vez del desarrollo agrícola, que no ocurrirá sino hasta el cambio de la mentalidad minera que prevalece.
ppinate@gmail.com
Así las grandes capitales y ciudades de Europa han visto por varias semanas ya sus principales vías bloqueadas con tractores y hasta cauchos quemado en las protestas. La política “verde” europea se plantea disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero que causa el sector agrícola en toda la Unión Europea, estimadas en 11% del total. Como sea que se pretende que los agricultores dediquen menos tierra de sus fincas a cultivos o ganadería, y usar 20% menos fertilizantes químicos , los agricultores se preguntan cómo reduciendo el área productiva y los fertilizantes, y aún siendo subsidiados para hacerlo, puedan asegurar la rentabilidad de sus fincas si actualmente muchos no lo logran.
En verdad los agricultores europeos están hartos de que los gobiernos y gobernantes les digan desde la comodidad de sus escritorios y aires acondicionados, cómo operar sus fincas sin nunca haber labrado la tierra ni ordeñado una vaca. Se le exige a los agricultores una producción más sostenible y que produzcan “más barato”, lo cual es difícil con altos costos y tantas nuevas regulaciones que cumplir
Conscientes de la realidad del cambio climático del cual son los primeros afectados, los agricultores europeos están dispuestos a cumplir medidas pro-ambientales graduables y razonables, pero no forzadas y acompañadas con fuerte alza del diésel agrícola al eliminar bruscamente las exenciones. Los gobiernos y gobernantes parecen dispuestos a ceder, influyendo notoriamente la politiquería acostumbrada y la lucha de los partidos anti Europa unida, en todos los países que tratan de capitalizar para ellos la ira de los agricultores.
Mientras la guerra en Ucrania sigue empeorando los suministros afectando el mercadeo agrícola internacional y aumentando en la Unión Europea, los costos de los insumos energía, fertilizantes y transporte. La protesta de los agricultores europeos busca forzar un cambio de reglas y medidas agrícolas más claras, más concertadas, de menor costo directo al productor, y mejor programadas como suficiente tiempo de adecuación y cumplimiento. También aspira precios más “justos”, nada nuevo siempre cuestión difícil de lograr, ante la liberación total de los mercados y la concentración de los grandes compradores y cadenas agrícolas. Y en cuanto a los subsidios agrícolas esperan los agricultores no se reduzcan y se mantengan, lo que seguramente lograrán pues de mantenerse las protestas más tiempo los cambios políticos de gobiernos y gobernantes no se harán esperar.
Ciertamente tal como rezan las pancartas de protesta este invierno en toda Europa, sin agricultores no hay comida ni futuro. Planteamiento que aquí en Venezuela tenemos productores y técnicos del agro por décadas repitiendo, mientras siguen los oídos sordos y espaldas al campo de los gobiernos, y se privilegia a la agricultura de puertos en vez del desarrollo agrícola, que no ocurrirá sino hasta el cambio de la mentalidad minera que prevalece.
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