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Aristóteles sin drama

El drama es una metáfora. La tragedia también. La épica narra y la Tragedia es acción = drama. Aparecen héroes y dioses haciendo y diciendo. Tenemos, sin embargo, que aceptar que la tragedia pertenece al género dramático

  • JAVIER VIDAL

14/04/2023 05:00 am

Es imposible escribir sobre dramaturgia sin referirse a la Poética de Aristóteles. He ahí la convención. He ahí la primera lección que debemos aprender para llegar a ser un dramaturgo express.

El primer problema, sin embargo, es que Aristóteles jamás habla de drama ni de dramaturgia. Aristóteles se refiere a la tragedia, la epopeya y la poesía. Jamás se refiere al drama, sin embargo en el capítulo 5, antes de acercarse a la Tragedia, asoma el origen y la naturaleza de la Comedia. Aprovecha el mismo capítulo para exponer las semejanzas y diferencias entre epopeya y tragedia. Espera el lector ávido de definiciones, la justiciera y justificada extensión del desarrollo de la Comedia. Quizá llegó Aristóteles a escribir la Poética II en donde desarrolló las transgresoras conceptualizaciones sobre el humor y la risa. Quizá las sintió tan fatuas y populacheras que las quemó antes de caer en las manos del Juan de Burgos de El nombre de la rosa. La cuestión es que de la Comedia sólo tenemos un pequeño capítulo compartido con otros tópicos. Pero, por lo menos, tenemos uno. El drama, ninguno.

A falta de dramas tenemos tragedias. Diecisiete capítulos le dedicó Aristóteles a la Tragedia. La define y enumera sus elementos cualitativos. Escribe sobre unidad y extensión. Tradición e invención de la Tragedia. Lo necesario, lo verosímil y lo maravilloso. Sus argumentos simples y complejos. La peripecia y el reconocimiento. Se enumeran las partes integrantes de la tragedia y configura su estructura básica ¿Cómo se provoca una emoción en la Tragedia?

Se plantea una difícil emulsión entre caracteres y personajes. Su complejidad es post-freudiana. Si no me creen, lean Edipo Rey. Llega incluso, Aristóteles, a dar consejos acerca de la trama argumental, en el capítulo 17. Un buen número para dar consejos y no seguirlos

¿Qué es un nudo? ¿Qué es un desenlace? O ¿Cómo deshacer el nudo?

Los últimos capítulos dedicados a la Tragedia se tornan más densos, oscuros y filosóficos, pues se refiere nada más y nada menos que al pensamiento y al inicio de un análisis del lenguaje. Ahora le toca a Lacan y la lengua como subconsciente o inconsciente. Finaliza su exposición trágica con los “usos estilísticos de las palabras y en particular de la metáfora”.

El drama es una metáfora. La tragedia también. La épica narra y la Tragedia es acción = drama. Aparecen héroes y dioses haciendo y diciendo. Tenemos, sin embargo, que aceptar que la tragedia pertenece al género dramático. Aprovechemos su esfuerzo teórico. Un esfuerzo que Aristóteles realiza a posteriori de Esquilo, Sófocles, Eurípides y los demás trágicos. Quizá ellos ya eran dramaturgos, pero la preceptiva aristotélica los elevó a trágicos. Escribo “elevar”, porque me imagino que a los dramaturgos de la Comedia los degradó a comediógrafos.

“La tragedia (es así) imitación de una acción elevada y perfecta, de una determinada extensión, con un lenguaje diversamente ornado en cada parte, por medio de la acción y no de la narración, que conduce, a través de la compasión y del temor, a la purificación de las pasiones” (Aristóteles dixit).

javiervidalpradas@gmail.com
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