Dios y el mundo
Un libro fresco, grato de leer, bien estructurado en su secuencia, que aspira a convertirse (como de hecho me sucedió a mí), en obra de cabecera, en manual de consulta, en oráculo denso y sencillo a la vez de todo lo que nos interesa en torno del mundo...
Hace ya bastantes años me topé en una librería con un libro, que desde entonces considero esencial para una manera de entender y de comprender la vida sujeta a principios y valores fundamentales, ese libro es Dios y el mundo. Creer y vivir en nuestra época. Una conversación con Peter Seewald (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2002), de Joseph Ratzinger, hoy papa emérito Benedicto XVI. Luego del impacto de la obra La sal de la Tierra (Ediciones Palabra, 1997, y sucesivas), en la que el entonces cardenal Ratzinger conversa con quien se convertiría en su más conspicuo biógrafo, Dios y el mundo es un extraordinario complemento para conocer el pensamiento cristiano de la mano de uno de los más relevantes doctores de la Iglesia católica, y de los más importantes pensadores de la actualidad.
Si bien la obra es de divulgación, y no busca adoctrinar sino traducir al lenguaje de lo cotidiano aquello que los teólogos elevan a niveles casi ininteligibles, el libro en cuestión ahonda en relevantes aspectos del mundo y su relación con Dios, para que estemos contestes acerca de las grandes interrogantes existenciales, de los más álgidos problemas (todos vigentes al día de hoy), de las más acuciantes realidades que desbordan nuestra capacidad de análisis, y hasta los sentidos.
Desde los tiempos en los que Joseph Ratzinger era cardenal, me acerqué con detenimiento e interés a su extensa obra filosófica y teológica, casi toda traducida a la lengua española, sin embargo, son sus libros de entrevistas (como el que hoy reseño) los que más impacto han tenido en mi visión acerca del relevante personaje. Tal vez ayude en esa comprensión la tarea de Seewald, quien logra extraer de su entrevistado lo mejor de su pensamiento, asumiendo con respeto (y a la vez con desenfado) la tarea de abogado del diablo, que lo azuza e interpela a cada instante, que lo lleva a hondas reflexiones, que lo hunde en su pasado remoto, para que ponga a disposición del presente las enseñanzas que trae consigo el paso del tiempo, así como el trajinar sin descanso por las sendas del mundo eclesiástico.
Dios y el mundo no es para nada un libro complaciente, ya que en él podemos leer con asombro acerca de los más intrincados episodios de las escrituras y su articulación con la realidad que vivimos, lo que nos empuja una y otra vez a replantearnos atavismos, viejas creencias y hasta supuestos convertidos en verdades desde la agrafía y la ignorancia. Tanto Seewald como Ratzinger se nos muestran completamente dialógicos, ensartados en complejas discusiones, lo que se traduce muy pronto en un corpus digno de análisis reiterado, y hasta de estudio académico.
Las respuestas dadas por Ratzinger a las grandes interrogantes no son simples, sino que buscan en todo caso articular toda una intrincada red de interacciones y de visiones, y que gracias a la manera didáctica del Cardenal pueden llegar sin traumas a todos los lectores. Esa es precisamente la magia del libro: su extraña simplicidad a pesar de la complejidad de los grandes temas abordados. No hay, por fortuna, posiciones anquilosadas ni retrógradas, sino el denodado esfuerzo por parte del alemán de estar a tono con la dinámica de los nuevos tiempos, que exige claridad y actualidad en todo a lo atinente a la religión y a su papel en el mundo de hoy.
Nada de lo expresado en Dios y el mundo es en sí una verdad única e irrebatible, sino que nos acerca con sabiduría y cautela a la comprensión de una temática diversa, que desnuda la realidad desde lo filosófico y lo teológico y nos la presenta bajo múltiples aristas y tonalidades. Cuestiones como el alma, el pecado original, la libertad, cielo e infierno, el universo, el sentido de la vida, el amor, los evangelios, el poder y la propiedad, la Trinidad, la vida del ser humano, el juicio final, los dogmas, los milagros, la resurrección, el Papa, el matrimonio, el sacerdocio y la muerte, entre muchas otras, pasan ante nuestros ojos y adquieren nuevos matices, hasta vislumbrar otros derroteros y caminos de comprensión y de exégesis.
Por fortuna para los lectores, Seewald es un gran conocedor de la vida y obra de Joseph Ratzinger, lo que posibilita un acercamiento certero y hondo a su pensamiento, así como el poder adentrarse sin rubor y sin temor a los más espinosos temas eclesiales y de la doctrina, sin caer en vaguedad y especulación. Este acercamiento es valor agregado, porque en las preguntas no hay desperdicio alguno; todo lo contrario: un énfasis propio de quien otea con lucidez el horizonte y se lanza en vuelo libre por las escarpadas montañas, teniendo la certeza de que no se estrellará en el intento.
Dios y el mundo es un libro fresco, grato de leer, bien estructurado en su secuencia, que aspira a convertirse (como de hecho me sucedió a mí), en obra de cabecera, en manual de consulta, en oráculo denso y sencillo a la vez de todo aquello que nos interesa en torno del mundo y sus circunstancias. A pesar de los años transcurridos desde su publicación, su contenido tiene una asombrosa vigencia, lo que denota que estamos en presencia de un clásico en su estilo. De hecho, no ha cesado su reimpresión, y con la obra anterior, así como con la más cercana: Benedicto XVI. Últimas conversaciones (2016), el conjunto es esencial para el conocimiento de los grandes temas de la vida, de la mano de un avezado maestro.
rigilo99@gmail.com
Si bien la obra es de divulgación, y no busca adoctrinar sino traducir al lenguaje de lo cotidiano aquello que los teólogos elevan a niveles casi ininteligibles, el libro en cuestión ahonda en relevantes aspectos del mundo y su relación con Dios, para que estemos contestes acerca de las grandes interrogantes existenciales, de los más álgidos problemas (todos vigentes al día de hoy), de las más acuciantes realidades que desbordan nuestra capacidad de análisis, y hasta los sentidos.
Desde los tiempos en los que Joseph Ratzinger era cardenal, me acerqué con detenimiento e interés a su extensa obra filosófica y teológica, casi toda traducida a la lengua española, sin embargo, son sus libros de entrevistas (como el que hoy reseño) los que más impacto han tenido en mi visión acerca del relevante personaje. Tal vez ayude en esa comprensión la tarea de Seewald, quien logra extraer de su entrevistado lo mejor de su pensamiento, asumiendo con respeto (y a la vez con desenfado) la tarea de abogado del diablo, que lo azuza e interpela a cada instante, que lo lleva a hondas reflexiones, que lo hunde en su pasado remoto, para que ponga a disposición del presente las enseñanzas que trae consigo el paso del tiempo, así como el trajinar sin descanso por las sendas del mundo eclesiástico.
Dios y el mundo no es para nada un libro complaciente, ya que en él podemos leer con asombro acerca de los más intrincados episodios de las escrituras y su articulación con la realidad que vivimos, lo que nos empuja una y otra vez a replantearnos atavismos, viejas creencias y hasta supuestos convertidos en verdades desde la agrafía y la ignorancia. Tanto Seewald como Ratzinger se nos muestran completamente dialógicos, ensartados en complejas discusiones, lo que se traduce muy pronto en un corpus digno de análisis reiterado, y hasta de estudio académico.
Las respuestas dadas por Ratzinger a las grandes interrogantes no son simples, sino que buscan en todo caso articular toda una intrincada red de interacciones y de visiones, y que gracias a la manera didáctica del Cardenal pueden llegar sin traumas a todos los lectores. Esa es precisamente la magia del libro: su extraña simplicidad a pesar de la complejidad de los grandes temas abordados. No hay, por fortuna, posiciones anquilosadas ni retrógradas, sino el denodado esfuerzo por parte del alemán de estar a tono con la dinámica de los nuevos tiempos, que exige claridad y actualidad en todo a lo atinente a la religión y a su papel en el mundo de hoy.
Nada de lo expresado en Dios y el mundo es en sí una verdad única e irrebatible, sino que nos acerca con sabiduría y cautela a la comprensión de una temática diversa, que desnuda la realidad desde lo filosófico y lo teológico y nos la presenta bajo múltiples aristas y tonalidades. Cuestiones como el alma, el pecado original, la libertad, cielo e infierno, el universo, el sentido de la vida, el amor, los evangelios, el poder y la propiedad, la Trinidad, la vida del ser humano, el juicio final, los dogmas, los milagros, la resurrección, el Papa, el matrimonio, el sacerdocio y la muerte, entre muchas otras, pasan ante nuestros ojos y adquieren nuevos matices, hasta vislumbrar otros derroteros y caminos de comprensión y de exégesis.
Por fortuna para los lectores, Seewald es un gran conocedor de la vida y obra de Joseph Ratzinger, lo que posibilita un acercamiento certero y hondo a su pensamiento, así como el poder adentrarse sin rubor y sin temor a los más espinosos temas eclesiales y de la doctrina, sin caer en vaguedad y especulación. Este acercamiento es valor agregado, porque en las preguntas no hay desperdicio alguno; todo lo contrario: un énfasis propio de quien otea con lucidez el horizonte y se lanza en vuelo libre por las escarpadas montañas, teniendo la certeza de que no se estrellará en el intento.
Dios y el mundo es un libro fresco, grato de leer, bien estructurado en su secuencia, que aspira a convertirse (como de hecho me sucedió a mí), en obra de cabecera, en manual de consulta, en oráculo denso y sencillo a la vez de todo aquello que nos interesa en torno del mundo y sus circunstancias. A pesar de los años transcurridos desde su publicación, su contenido tiene una asombrosa vigencia, lo que denota que estamos en presencia de un clásico en su estilo. De hecho, no ha cesado su reimpresión, y con la obra anterior, así como con la más cercana: Benedicto XVI. Últimas conversaciones (2016), el conjunto es esencial para el conocimiento de los grandes temas de la vida, de la mano de un avezado maestro.
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