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Lo propio y común

Cuando la mentira se convierte en “ortopraxis” aparecen personajes como Petro o Lula. Los pueblos que acompañan sus aventuras, nunca se acaban de arrepentir el no haber advertido el engaño...

  • JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E.

25/05/2022 05:01 am

“Las mentiras se justifican con el ideal que dormita al fondo del alma rencorosa: que los horrores del mundo van dirigidos en especial a la víctima que intenta justificar su mentira. Pero necesitamos sacar a colación la arrogancia, junto con el rencor, para entender de verdad por qué practicamos el engaño.” (Jordan B. Peterson. “Más allá del orden.”)


Hay pocas formas de violencia más destructiva que la mentira. Cuando esta se transforma en una manera de gobernar, de dirigir y manipular a grandes masas, nos encontramos con el socialismo real, el nacional socialismo, el neoliberalismo o el comunismo. Hace tiempo se tratan de definir las formas de gobierno, de ideología totalitaria desde diferentes perspectivas. La económica es la más popular. También por las formas de hegemonía comunicacional. Otras tantas por la manera de organización social y política.

Ha pasado el tiempo desde cuando a mediados del siglo XIX nacieron estas formas ideológicas. Con expresión política tanto en el marxismo como en el liberalismo. Sin olvidar al mercantilismo. Aunque como todo lo insuficiente y reductivo, no fueron nada originales. Se venían gestando desde finales de la edad media, con el pensamiento de Maquiavelo. Como expresa el gran Leo Strauss: “el mejor discípulo de Maquiavelo fue Marx”.

Desde nuestra posición de lego en ciencia política, nos atrevemos a encontrar un lugar común y repetido en todas esas formas ideológicas: la mentira. La mentira que viene del orgullo y la arrogancia. En definitiva, la mentira que acompaña al resentimiento. El resentimiento en cualquiera de sus formas. Hay maneras de resentimiento individual y otras colectivas. El resentimiento social y económico pertenece a su manifestación colectiva. Una verdadera plaga que puede introducir a los pueblos por verdaderos entuertos históricos. Ya llevamos 24 años en el nuestro.

Cuando la mentira se convierte en “ortopraxis” aparecen personajes como Petro o Lula. Los pueblos que acompañan sus aventuras, nunca se acaban de arrepentir el no haber advertido el engaño. Luego cuando se quiere corregir el rumbo, suele ser demasiado tarde. La mentira actúa una y otra vez cegando las conciencias y torciendo las acciones. Porque mentir en lo público, en lo de todos, es similar a robar. Mucho más es equivalente a matar.

“Es la arrogancia tras ese mentiroso que cree que, de algún“ modo, su mentira ha alterado para siempre la forma del mundo, así que ahora se puede vivir como si esa mentira fuera real por algún motivo. Pero la realidad es muy complicada y, según parece, casi todo depende de todo lo demás.” (Jordan B. Peterson. “Más allá del orden”)

jagamez@icloud.com

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