Pensamiento Propositivo
Las dos opciones de la vida
Frente a una situación de dolor, profunda decepción o frustración, debemos elegir entre engancharnos en esos sentimientos negativos o hacer borrón y cuenta nueva
Marayira Chirinos
Cada amanecer toca elegir iniciar el día triste o alegre y agradecido. A lo largo de mi vida reciente (de 10 años para acá) todos me preguntan cómo hago para no enojarme nunca, o hacerlo de forma casi imperceptible, para mantener siempre una sonrisa, para alcanzar siempre el punto de encuentro entre posiciones disímiles sin crear conflicto, o ser positiva todo el tiempo. La respuesta está en poner la lupa en una simple elección. La elección de la felicidad o la desdicha, de enojarme o agradecer la experiencia por muy desagradable que sea para aprender la lección. Eso sí!, no es soplar y hacer botellas, he tenido que tragar grueso la mayoría de las veces y sentir mi mundo desvanecer. Pero ten la seguridad que sí es posible si persiste en ti el pensamiento propositivo.
Existe una conocida parábola de un personaje que aunque presumo imaginario se inscribe en una corriente de positivismo y propositivismo que rescato para ilustrar el tema central de hoy sobre la importancia de elegir siempre entre dos opciones por lo general diametralmente opuestas.
Esta historia conocida como la “parábola de Pepe”, gira en torno a una persona positiva todo el tiempo que responde lo siguiente cuando se le pregunta ¿Como lo hace? Y ¿Cómo vive la vida?: "Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo, Pepe, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor". "Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello". "Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida".
Pepe me inspira, y mucho… y su historia se hace aún más aleccionadora cuando tras un terrible accidente donde Pepe fue baleado él relata su paso por el quirófano. "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión. Fue allí cuando les dije a los médicos; “estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Vemos con esto que TODO en la vida se circunscribe a una elección por muy dura que parezca, y que la misma SIEMPRE debe inclinarse hacia lo que te de paz y tranquilidad.
Debemos ser capaces de discernir entre lo que conviene o no elegir, entre lo que nos genera sufrimiento y nos altera el estado de ánimo. En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA, ¡TU VIDA!
Como ocurrió a Pepe nos puede pasar que dependamos de unos médicos en algún momento, pero por sobre todo de Dios y de nuestra actitud. Cada día tenemos la elección de vivir plenamente; la ACTITUD, al final, lo es todo.
Esa actitud y determinación al elegir entre las únicas dos opciones que tenemos en la vida nos debe acompañar siempre. Toda elección supone grandes riesgos, y en algunas oportunidades también supone poner en practica valores como la tolerancia, la empatía y hasta el perdón. Siempre mantenemos el temor de equivocarnos, es el riesgo más grande, es allí donde si debemos sentarnos a analizar y hacernos las preguntas sobre cuál de las opciones supone el verdadero, honesto e íntegro equilibrio emocional.
Si estamos frente a una situación de dolor, profunda decepción o frustración, elegir entre engancharnos en esos sentimientos negativos salpicando todo lo que hagamos, o desprendernos de ellos, tragar grueso y hacer borrón e iniciar lo que algunos llaman recomenzar, que no siempre es color de rosas, depende de nosotros. Vivir no es difícil, requiere eso sí, de muchos pensamientos propositivos.
Cada amanecer toca elegir iniciar el día triste o alegre y agradecido. A lo largo de mi vida reciente (de 10 años para acá) todos me preguntan cómo hago para no enojarme nunca, o hacerlo de forma casi imperceptible, para mantener siempre una sonrisa, para alcanzar siempre el punto de encuentro entre posiciones disímiles sin crear conflicto, o ser positiva todo el tiempo. La respuesta está en poner la lupa en una simple elección. La elección de la felicidad o la desdicha, de enojarme o agradecer la experiencia por muy desagradable que sea para aprender la lección. Eso sí!, no es soplar y hacer botellas, he tenido que tragar grueso la mayoría de las veces y sentir mi mundo desvanecer. Pero ten la seguridad que sí es posible si persiste en ti el pensamiento propositivo.
Existe una conocida parábola de un personaje que aunque presumo imaginario se inscribe en una corriente de positivismo y propositivismo que rescato para ilustrar el tema central de hoy sobre la importancia de elegir siempre entre dos opciones por lo general diametralmente opuestas.
Esta historia conocida como la “parábola de Pepe”, gira en torno a una persona positiva todo el tiempo que responde lo siguiente cuando se le pregunta ¿Como lo hace? Y ¿Cómo vive la vida?: "Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo, Pepe, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor". "Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello". "Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida".
Pepe me inspira, y mucho… y su historia se hace aún más aleccionadora cuando tras un terrible accidente donde Pepe fue baleado él relata su paso por el quirófano. "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión. Fue allí cuando les dije a los médicos; “estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Vemos con esto que TODO en la vida se circunscribe a una elección por muy dura que parezca, y que la misma SIEMPRE debe inclinarse hacia lo que te de paz y tranquilidad.
Debemos ser capaces de discernir entre lo que conviene o no elegir, entre lo que nos genera sufrimiento y nos altera el estado de ánimo. En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA, ¡TU VIDA!
Como ocurrió a Pepe nos puede pasar que dependamos de unos médicos en algún momento, pero por sobre todo de Dios y de nuestra actitud. Cada día tenemos la elección de vivir plenamente; la ACTITUD, al final, lo es todo.
Esa actitud y determinación al elegir entre las únicas dos opciones que tenemos en la vida nos debe acompañar siempre. Toda elección supone grandes riesgos, y en algunas oportunidades también supone poner en practica valores como la tolerancia, la empatía y hasta el perdón. Siempre mantenemos el temor de equivocarnos, es el riesgo más grande, es allí donde si debemos sentarnos a analizar y hacernos las preguntas sobre cuál de las opciones supone el verdadero, honesto e íntegro equilibrio emocional.
Si estamos frente a una situación de dolor, profunda decepción o frustración, elegir entre engancharnos en esos sentimientos negativos salpicando todo lo que hagamos, o desprendernos de ellos, tragar grueso y hacer borrón e iniciar lo que algunos llaman recomenzar, que no siempre es color de rosas, depende de nosotros. Vivir no es difícil, requiere eso sí, de muchos pensamientos propositivos.
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