Caracas.- Las diferentes sociedades latinoamericanas se han constituido en líneas de defensa, en sus propios países, contra la incursión de las fuerzas civiles desestabilizadoras de izquierda, que en los últimos meses han intentado subvertir el orden democrático en Chile, Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia y Colombia, lo cual no solo no fue logrado, sino que en todos, la respuesta y el rechazo fue dentro del campo de la democracia. En la consciencia de que cada uno de los países tiene temas profundos para resolver, que van desde la pobreza, hasta el déficit y el gasto, pasando por la educación y la salud; sin dejar de lado la corrupción y tratando de asimilar las nuevas expectativas de la sociedad. Esas son las vulnerabilidades que estos grupos externos tratan de aprovechar para subvertir estructuras por vía de la violencia, sin esperar a que los tiempos políticos y la madurez, vayan modificándolas, en cada caso, a su propio ritmo. El haberlo controlado rápidamente, fue debido a que se reconoció que venía desde afuera: era gente a la cual no le dolía el daño que estaba haciendo en ese país. La anterior, fue la respuesta táctica, casi inmediata; pero la otra, la dura, la estratégica, la que tiene que ver con el cambio de vientos, se fue manifestando en los últimos años, con los resultados electorales en cada país, creando una gran zona de progreso, a la cual Venezuela deberá incorporarse, y Argentina deberá reinsertarse a partir de que el nuevo gobierno se haga cargo, y se clarifique de qué lado está; si del progreso y la evolución, o del estancamiento y la involución.