El hombre lobo: historia, mitos y leyendas
“Hotel Transilvania 3” trajo de vuelta al hombre lobo, uno de los monstruos más temidos y populares de todos los tiempos, con siglos de historia y amplia presencia en el Séptimo Arte.
Caracas.-La divertida película “Hotel Transilvania 3”, actualmente en cartelera, trae de vuelta a los monstruos más famosos del cine: Drácula, la momia, Frankenstein, el hombre invisible y el hombre lobo. A éste último se lo muestra como un simpático padre de familia, pero no siempre ha sido así, pues dicha criatura lleva siglos encarnando los mayores miedos del ser humano. Conozcamos su escalofriante historia.
Los relatos de personas con la capacidad de adquirir la apariencia y ferocidad de un animal salvaje existen desde el principio de los tiempos. Sin ir más lejos, en el libro bíblico del profeta Daniel se narra que Dios castigó al monarca babilonio Nabucodonosor II por ordenar la destrucción del Templo de Jerusalén: “(El rey) fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila y sus uñas como las de las aves”.
Hay testimonios de hombres lobo en los libros de autores grecorromanos como Heródoto, Plinio el Viejo, Ovidio y Petronio. Es muy conocida la historia mitológica del rey griego Licaón, quien se atrevió a ofrecerle a Zeus la carne de un niño sacrificado. Como castigo, el padre de los dioses lo convirtió en lobo. De su nombre provienen los términos “licantropía” y “licántropo”, derivados de las palabras griegas lýkos (lobo) y ánthropos (hombre).
La Europa del norte dio un papel relevante al lobo en sus antiguas mitologías. Odín, la máxima divinidad del panteón nórdico, tiene dos lobos a su servicio y a su vez un gigantesco lobo llamado Fenrir lo devorará al final de los tiempos. Durante siglos fueron temidos los “berserker” escandinavos, guerreros consagrados a Odín que adquirían la fuerza y atributos del lobo al vestirse con su piel para entrar en combate.
A partir de la Edad Media y el triunfo del cristianismo, se consolidó la asociación del lobo con Satanás, la oscuridad y pecados como la ira o la gula, lo que supuso una persecución implacable contra los acusados de transformarse en este animal maldito.
El mito del hombre lobo tal como lo conocemos hoy surgió entre finales del siglo XVI y la primera mitad del XVII, cuando una auténtica epidemia de licantropía especialmente fuerte en Francia hizo que cerca de treinta mil personas fueran procesadas, torturadas y ejecutadas bajo la acusación de convertirse en lobos y cometer terribles crímenes de asesinato y canibalismo al servicio del demonio.
A juicio de Juan Eduardo Cirlot, el licántropo “simboliza la irracionalidad latente en la parte inferior del hombre, la posibilidad de su despertar. Por ello, sentido similar al de todos los monstruos y seres fabulosos malignos”. Asimismo asocia el vello, rasgo fundamental de la apariencia del hombre lobo, a la “proliferación de la potencia irracional del cosmos y de la vida instintiva”.
Se han ofrecido muchas explicaciones científicas para la licantropía, pues varios de sus síntomas se corresponden con los de la rabia, la porfiria o la hipertricosis, esta última una patología hereditaria caracterizada por la abundancia de vello facial y corporal. También tiene mucha aceptación la licantropía clínica, un desorden psiquiátrico mediante el cual el paciente cree poder convertirse en un animal y se comporta como tal (acaso fuera ésta la dolencia sufrida por el rey Nabucodonosor, mencionado más arriba). Por último, otra teoría relaciona el fenómeno con el cornezuelo del centeno, un hongo que ataca los cereales y produce una sustancia alucinógena parecida al LSD.
Muchos acusados de licantropía aseguraban convertirse en lobos tras vestirse con un cinturón hecho con la piel de dicho animal o untarse el cuerpo con una sustancia especial para tal efecto, quizás fabricada a partir de la belladona o el beleño, plantas causantes de alucinaciones.
La transformación del hombre en bestia suele ocurrir en las noches de luna llena, pues una creencia muy extendida afirma que los lobos aúllan a la luna. La ciencia ha desmentido esta versión, ya que dichos animales aúllan siempre por ser su forma de comunicarse y transmitir una amplia variedad de emociones y mensajes. No es casualidad que a los licántropos se los mate con balas de plata, metal asociado a la luna.
Quizás el caso de licantropía más famoso de la historia ocurrió en el distrito de Gévaudan, al sur de Francia, donde entre 1764 y 1767 una “bestia” asesinó de forma terrible a 121 personas. La crisis llegó a tal punto que el mismísimo rey Luis XV se involucró y ofreció una cuantiosa recompensa por la criatura. El horror llegó a su fin el 19 de junio de 1767, cuando el granjero Jean Chastel mató con tres balas de plata a un animal descrito como de cabeza ancha, hocico y orejas puntiagudas, pelo rojizo y con una raya negra sobre el lomo. Por desgracia, el cadáver se pudrió antes de que pudieran embalsamarlo y estudiarlo, por lo que la identidad de la “Bestia de Gévaudan” sigue siendo un misterio, aunque se ha especulado que pudo ser más de un lobo, un asesino serial, un híbrido entre lobo y perro o incluso una hiena o una pantera.
España ha sido una tierra rica en leyendas de hombres lobo, especialmente las regiones de Extremadura, el País Vasco y Galicia. En ésta última tuvieron lugar las andanzas del primer asesino en serie de la historia española: un licántropo clínico llamado Manuel Blanco Romasanta, quien asesinó y devoró a trece personas hasta su arresto en 1853. Aunque fue sentenciado a muerte, su pena se reemplazó por prisión perpetua. El “hombre lobo gallego” falleció en la cárcel de Ceuta diez años más tarde.
Con semejante bagaje cultural, no es casual que el hombre lobo inspirara al cine desde sus comienzos. De 1913 es la primera película sobre el tema, “The Werewolf”, actualmente perdida. La consagración del licántropo en la pantalla vino en 1941 con “el hombre lobo” (1941), film protagonizado por Lon Chaney Jr. y producido por Universal Pictures, estudio especializado en el género de terror.
El hombre lobo ha aparecido en el cine en más cien ocasiones. Entre tan amplia filmografía merecen destacarse hitos como “Un hombre lobo americano en París” (1981), que le hizo ganar el Óscar a su especialista en maquillaje, Rick Baker, e inspiró el videoclip de Michael Jackson “Thriller” (1984). También son dignas de mención “Lobo” (1994), con Jack Nicholson, y “El hombre lobo” (2010), protagonizada por Benicio del Toro, así como los seculares enfrentamientos entre licántropos y vampiros en las sagas “Inframundo” y “Crepúsculo”.
Twitter: @mhnissnick
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