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¿Qué podemos aprender del apagón de Facebook?

La caída de los servicios nos mostraron vulnerables en nuestras comunicaciones y lo mucho que nuestro día a día depende de ellos. Esta falla nos dejó lecciones importantes qué aprender y mucho qué pensar

  • ESTAMPAS

29/10/2021 06:00 pm

Juan Carlos Araujo S.

En Caracas eran los minutos cercanos al mediodía del 4 de octubre de 2021. Yo estaba coordinando una reunión de consulta con una cliente y de pronto no podía conectarme a Whatsapp en la computadora. Pensé por un momento que era una falla en mi conexión a Internet, así que intenté enviar un mensaje desde el teléfono para encontrarme con que, simplemente, no podían ser enviados. Ya el reloj marcaba las 12, la hora de la reunión, y recurrimos a una llamada telefónica para coordinar la conexión por Google Meet.

Mientras tanto, yo probaba enviar algún mensaje a cualquiera de mis contactos en Telegram, un servicio de mensajería que uso en paralelo desde 2012, para ver que los mensajes salían y llegaban bien. Luego de la reunión entro en Twitter para enterarme que la caída era global: todos los servicios de Facebook estaban caídos y no había acceso. Por 6 horas no hubo ni Whatsapp ni Instagram y la tensión en el ambiente se podía respirar.

Con el trabajo a distancia, muchas empresas habían recurrido a los grupos de Whatsapp como medio de comunicación inmediata. Muchos restaurantes y muchas tiendas se apoyaron en Instagram como principal mecanismo de comunicación y mercadeo.
 
Las empresas y los servicios están más juntos e integrados. Foto pexels-brett-jordan

Por seis horas quedaron en la oscuridad, pues, hasta para llamarles, los clientes debían ubicar su número de teléfono en su perfil de Instagram. Uno salía a la calle y era impresionante ver los pocos motorizados de los servicios de entrega a domicilio que estaban circulando, la mayoría recurriendo a mensajes de texto normales y llamadas telefónicas.

En fin, una sociedad global tan hiperconectada estaba en relativo silencio. Cuando la crisis pasó, y la cosa fue retomando su normalidad, muchos quedaron con inquietudes, dudas y, sobre todo, ese temor que queda ante la idea de que algo así se repita. ¿Qué pasó? ¿cómo evitamos que nos afecten?

Algunas lecciones

La primera lección es la más sencilla: siempre mantener alguna forma alternativa de mensajería, puede ser Telegram o Signal (yo tengo ambas), así no la usen todo el tiempo. No teman recurrir a métodos más tradicionales como los mensajes de texto SMS y la llamada telefónica.


Debemos aprender y poner en práctica algunas lecciones. Pexels-torsten

La segunda lección es, principalmente, para las empresas: no se queden amarrados a UNA plataforma social. Tengan una cuenta en Twitter así el contacto sea mínimo y no duden en invertir en una página web por sencilla que sea.

Para las comunicaciones internas hay plataformas específicamente diseñadas para el uso empresarial como Stack y Microsoft Teams, suelen ser más seguras, confiables y cuentan con mejor soporte. Lo mejor es que migren todos esos grupos de WhatsApp a estas plataformas... verán que también las comunicaciones serán más efectivas.

Lo importante es tener protocolos claros en caso de que un apagón así volviese a ocurrir, sobre todo de cara a los clientes: una publicación en otras redes informando de lo que se hará ante la situación y la forma más idónea de contacto a utilizar puede salvar un día de negocio.

  
La caída dejó muchos pensando. Foto pexels-michael-burrows

Inquietudes e interrogantes

Pero, más allá de la vida cotidiana de los usuarios comunes, este evento dejó mucho qué pensar tanto dentro de Facebook como en los entes reguladores a nivel global.

Lo primero es que, pese a que en la Unión Europea la compra de Whatsapp fue aprobada bajo la condición de que se mantuviese como una entidad separada de Facebook, las empresas y los servicios están más juntos e integrados de lo que parece. Dentro de Facebook deberían estar pensando, primero que todo, en separar sus servidores e independizar sus servicios entre sí, para evitar una caída como esta.

Lo segundo es que, al ver lo mucho que las comunicaciones globales dependen de UNA empresa, el Congreso de Estados Unidos empiece a buscar una forma de aplicar la ley antimonopolio a Facebook, así sea para separar sus servicios.

Esto se suma al escándalo tras las declaraciones de Frances Haugen, ex empleada de la empresa, ante el Senado de Estados Unidos denunciando prácticas poco éticas de cara al usuario. En fin, no son días tranquilos para la empresa de Mark Zuckerberg.

Para todos los demás, lo que toca es mantener las opciones abiertas y no bajar la guardia.

Juan Carlos Araujo en Twitter e Instagram:
@jcas0058
@ParadigmaHoy 
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