Entorno Urbano
DEMO-CRACIA
El arquitecto Victor Artis en su artículo de opinión habla sobre la importancia de los municipios y gobiernos locales.
VÍCTOR ARTIS
Atenas estaba organizada en cien Demos (barrios) y cada uno escogía candidatos al Consejo de Quinientos o gobierno de la ciudad en función de su especialidad: comercio, salud, educación u otros. Los miembros designados por las tribus intervenían en los aspectos que dominaban, no eran toderos y además de sus asuntos personales tenían que participar en el gobierno de la ciudad; lo contrario se tenía por perversión. Hoy presume de democracia un tinglado en nada parecido a lo aplicado 2.500 años atrás en Grecia, donde todo el pueblo conformaba la asamblea y participaba en el gobierno. Allí la polis era un modo de vida en común y sin tiranía, porque “la ciudad no tiene peor enemigo que el déspota, quien no reconoce leyes comunes, sino que gobierna con la ley en sus manos”. En los municipios de hoy estos conceptos no rigen y en lugar de la participación de todos los ciudadanos se delega el gobernar en partidos que intentan convencer al pueblo de cuando en cuando con promesas, no por hechos ni méritos. Como los candidatos no son escogidos por los ciudadanos sino por los partidos, los ganadores asumen los cargos como escalones en su carrera de político profesional, sin cuidar el bien común característico en los griegos. Por allí percolan los males urbanos. La escasa calidad de nuestras ciudades incita a cuestionar tanto los procedimientos para escoger quienes deben gobernarlas, como la técnica para guiar su crecimiento y mejoría.
En menos de cien años dejamos de ser un país rural y el crecimiento urbano nos arropó sin profesionales preparados en planificación urbana. Los planes de las ciudades solo son imágenes estáticas de un futuro posible y tal como los dibujos de arquitectura, no definen prioridades ni etapas en función de recursos disponibles. Sería injusto atribuir toda la pobre calidad de nuestras ciudades a quienes han gobernado pues se han desempeñado lo mejor posible dentro de sus limitaciones, por tanto debemos reconocer las intervenciones acertadas, aunque la mayoría hayan procurado más resolver crisis que evitarlas. Salvo en Ciudad Guayana donde la población, las demandas en viviendas, servicios, infraestructura, equipamientos y las etapas fueron planteadas en función de los recursos posibles derivables de la base económica. Previsión importante fue adquirir toda la tierra del ámbito municipal para que la plusvalía revierta en la Corporación de Guayana.
El catálogo urbano del país contiene mucho por corregir, pero gracias a lo avanzado del saber urbanístico, a existir instituciones para difundirlo y a la abundancia de especialistas, es imperdonable proponer resultados mediocres como las rezonificaciones de Los Palos Grandes, El Paraíso, Las Mercedes, El Rosal y Campo Alegre, que no aportaron mejorías y sin embargo están siendo emuladas en Los Chorros, El Hatillo y Baruta.
Dado que la reconstrucción del país partirá de cero, sería lamentable desperdiciar la oportunidad de aplicar lo más avanzado del conocimiento en diseño, construcción y mantenimiento urbanos y en la simplificación del gobernar. Por la proximidad de unas elecciones de concejales es tarde para que los ciudadanos escojan a los candidatos tal como hacían los griegos, propuesta utópica por ahora, porque implicaría que quienes mandan renuncien a estas sinecuras. Pero quizás sembrar la idea pueda influir para que los candidatos, además de sonrisas, tengan conocimientos.
vartisg@gmail.com
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