Convivencia local y coexistencia global
El conflicto interno tiene una vía de solución a través de la construcción de un esquema de convivencia
En dos publicaciones recientes, cada una con su perfil distintivo y su propia argumentación, se concluye en la necesidad de emprender un proceso de negociación diferente al seguido hasta ahora. Esto con el propósito modificar los términos del conflicto y construir un terreno común y un futuro viable para los distintos actores.
Más allá de los simples acuerdos electorales, se postula la importancia de elaborar una visión compartida de país y el establecimiento de un esquema de convivencia donde la alternancia en el poder no represente una amenaza, ni a nivel personal ni en términos de movimientos políticos.
Los textos en cuestión son “Un Pacto por el Futuro de Venezuela”, de Francisco Rodríguez, y el artículo “La capacidad de Biden para presionar a Maduro es limitada”, de David Smilde.
Rodríguez sintetiza de manera efectiva la argumentación en el siguiente párrafo: “una negociación electoral en un país donde el ganador se lo lleva todo es, esencialmente, una negociación sobre quién le corta la cabeza a quién. No es sorprendente que esa negociación no haya llegado a nada”.
Por su parte, Smilde destaca que el sector gubernamental está consciente “de la persecución judicial del brasileño Luis Ignacio Lula da Silva, el ecuatoriano Rafael Correa y el boliviano Evo Morales cuando dejaron el poder”.
Por todo esto, se concluye en la necesidad de desplegar un esfuerzo amplio de diálogo y persuasión que involucre a todos los sectores de la sociedad. Este esfuerzo debería centrarse en cultivar la idea de cohabitación, garantías y participación compartida.
El enfoque que guía las reflexiones aquí expuestas es acertado y de allí su utilidad y pertinencia. Sin embargo, su alcance es limitado porque se omite la existencia de una confrontación entre dos Estados, el venezolano y el estadounidense. Reducir lo que acontece a una rivalidad doméstica no tiene sentido.
La dimensión geopolítica define al conflicto en su conjunto y su ausencia en la formulación del problema representa un obstáculo para la búsqueda de soluciones. El conflicto entre ambos países no es un simple reflejo de la pugna por el poder entre factores internos o de las dinámicas del sistema político venezolano, sino que obedece a razones de índole geopolítica.
INTERESES
La élite dirigente de Estados Unidos considera que los países del continente americano, especialmente los del Caribe, hacen parte de forma obligatoria de su “zona de influencia”. Desde que Venezuela se apartó de ese dispositivo de poder, se desencadenaron tensiones que llevaron a que el país fuera declarado como una amenaza para la seguridad estadounidense.
Esta es la explicación que fundamenta la búsqueda de un cambio de gobierno por parte de Washington, así como la utilización de una gama de tácticas que van desde la diplomacia hasta hostilidades intensas, incluida la constante interferencia en la política interna venezolana.
Dado que las acciones de Washington buscan reinsertar a Venezuela en su dispositivo geopolítico, el asedio ha alcanzado un alto nivel. Esto ha involucrado sanciones y bloqueos a la actividad petrolera. Se trata de movimientos se asemejan a acciones características de conflictos armados.
ESPECÍFICAS
La presencia de tensiones geopolíticas no niega la existencia de conflictos internos, pero es indispensable comprender las motivaciones y particularidades específicas de cada uno. Pasar por alto esta realidad no permite la identificación de salidas viables.
Estas negociaciones pudieran crear lazos de cooperación, establecer compromisos de no beligerancia de parte de Venezuela en los conflictos globales y garantizar el respeto absoluto hacia su política de no alineamiento y sus relaciones con los diversos polos de poder mundial.
Más allá de los simples acuerdos electorales, se postula la importancia de elaborar una visión compartida de país y el establecimiento de un esquema de convivencia donde la alternancia en el poder no represente una amenaza, ni a nivel personal ni en términos de movimientos políticos.
Los textos en cuestión son “Un Pacto por el Futuro de Venezuela”, de Francisco Rodríguez, y el artículo “La capacidad de Biden para presionar a Maduro es limitada”, de David Smilde.
CONVIVENCIA
Rodríguez sintetiza de manera efectiva la argumentación en el siguiente párrafo: “una negociación electoral en un país donde el ganador se lo lleva todo es, esencialmente, una negociación sobre quién le corta la cabeza a quién. No es sorprendente que esa negociación no haya llegado a nada”.
Por su parte, Smilde destaca que el sector gubernamental está consciente “de la persecución judicial del brasileño Luis Ignacio Lula da Silva, el ecuatoriano Rafael Correa y el boliviano Evo Morales cuando dejaron el poder”.
Por todo esto, se concluye en la necesidad de desplegar un esfuerzo amplio de diálogo y persuasión que involucre a todos los sectores de la sociedad. Este esfuerzo debería centrarse en cultivar la idea de cohabitación, garantías y participación compartida.
AUSENCIA
El enfoque que guía las reflexiones aquí expuestas es acertado y de allí su utilidad y pertinencia. Sin embargo, su alcance es limitado porque se omite la existencia de una confrontación entre dos Estados, el venezolano y el estadounidense. Reducir lo que acontece a una rivalidad doméstica no tiene sentido.
La dimensión geopolítica define al conflicto en su conjunto y su ausencia en la formulación del problema representa un obstáculo para la búsqueda de soluciones. El conflicto entre ambos países no es un simple reflejo de la pugna por el poder entre factores internos o de las dinámicas del sistema político venezolano, sino que obedece a razones de índole geopolítica.
INTERESES
La élite dirigente de Estados Unidos considera que los países del continente americano, especialmente los del Caribe, hacen parte de forma obligatoria de su “zona de influencia”. Desde que Venezuela se apartó de ese dispositivo de poder, se desencadenaron tensiones que llevaron a que el país fuera declarado como una amenaza para la seguridad estadounidense.
Esta es la explicación que fundamenta la búsqueda de un cambio de gobierno por parte de Washington, así como la utilización de una gama de tácticas que van desde la diplomacia hasta hostilidades intensas, incluida la constante interferencia en la política interna venezolana.
Dado que las acciones de Washington buscan reinsertar a Venezuela en su dispositivo geopolítico, el asedio ha alcanzado un alto nivel. Esto ha involucrado sanciones y bloqueos a la actividad petrolera. Se trata de movimientos se asemejan a acciones características de conflictos armados.
ESPECÍFICAS
La presencia de tensiones geopolíticas no niega la existencia de conflictos internos, pero es indispensable comprender las motivaciones y particularidades específicas de cada uno. Pasar por alto esta realidad no permite la identificación de salidas viables.
Las tensiones, tanto internas como externas, se entrelazan, lo que impulsa la necesidad de abordar ambas dimensiones simultáneamente en la búsqueda de soluciones. Este enfoque integral es indispensable para lograr avances en la resolución de los conflictos.
COEXISTENCIA
El conflicto interno tiene una vía de solución a través de la construcción de un esquema de convivencia. Pero en el tablero geopolítico, la cooperación pragmática es la única ruta transitable, lo que requiere negociaciones basadas en la noción de coexistencia entre naciones.
Estas negociaciones pudieran crear lazos de cooperación, establecer compromisos de no beligerancia de parte de Venezuela en los conflictos globales y garantizar el respeto absoluto hacia su política de no alineamiento y sus relaciones con los diversos polos de poder mundial.
La convivencia en lo interno y la coexistencia en el ámbito geopolítico son elementos clave de un enfoque integral para abordar ambas dimensiones del conflicto venezolano.
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