Con mandato indefinido Xi Jinping reforzará su poder en China
El Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) ha presentado una propuesta para eliminar el límite de dos mandatos de cinco años que impone la Constitución al presidente y al vicepresidente del país y permitir así la perpetuación en el poder de Xi
Xi Jinping no solo es el líder más poderoso de China en décadas, sino que también se convertirá en el más duradero en mucho tiempo. El Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) ha presentado una propuesta para eliminar el límite de dos mandatos de cinco años que impone la Constitución al presidente y al vicepresidente del país y permitir así la perpetuación en el poder de Xi.
Además, el Comité Central ha propuesto inscribir la ideología de Xi Jinping con el nombre oficial de “Pensamiento de Xi Jinping sobre Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era” en la Carta Magna china, un honor que solo se había concedido en vida al fundador de la República Popular, Mao Zedong.
El cargo que verdaderamente importa en una China donde el Partido Comunista está por encima de las estructuras del Estado es el de secretario general del PCCh. El reglamento de la formación no impone formalmente límites temporales a Xi, pero sí existía la costumbre tácita de que los altos cargos se retiraran al cumplir los 68 años.
Sin embargo, el año pasado, los dirigentes del partido habían indicado que esa convención no era más que eso, una convención, y podía ser desechada sin problemas.
Se propuso que en la Constitución se añada una frase que subraye el liderazgo del Partido: "El liderazgo del Partido Comunista de China es la característica esencial del socialismo con peculiaridades chinas. Al respecto de los asuntos económicos y del desarrollo urbano y rural, el Consejo de Estado también tiene la función y poder de dirigir y administrar el avance ecológico, de acuerdo con un cambio propuesto a una cláusula bajo el Artículo 89.
Estas propuestas se someterán a los parlamentarios chinos durante la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP) que inicia el 5 de marzo.
Xi, que acumula ya más poder que cualquiera de sus predecesores desde los tiempos de Mao, según opiniones de analistas pretende acabar con el régimen de gestión consensuada entre los siete miembros del Comité Permanente, el órgano de poder más alto del Partido.
Este sistema se había aprobado tras el fallecimiento de Mao para evitar, precisamente, la acumulación de poder en un solo individuo y que pudieran repetirse los excesos en que incurrió el maoísmo durante etapas como el Gran Salto Adelante (1958-1962) o la Revolución Cultural (1966-1976), en las que murieron millones de personas.
Foto: Sesión inaugural de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing (Ng Han Guan/AP)
Esta decisión ha generado críticas e inquietud en Hong Kong y Taiwán, dos territorios que temen una mayor presión de Pekín en su intento de asimilarlos.
Activistas, profesores y políticos hongkoneses mostraron su temor a la continuación indefinida de Xi en el poder.
La primera voz disonante provino del activista hongkonés Joshua Wong, quien pasó varios meses en la cárcel por liderar las protestas de la "Revolución de los Paraguas" de finales de 2014 que pedían más apertura democrática contra las políticas de control ordenadas desde la capital china.
"Para Hong Kong, que es relativamente más abierto y diverso que el resto de China, el futuro de la libertad académica, la libertad de prensa, la libertad de expresión y los derechos políticos será más precario", dijo Kenneth Chan, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad Baptista de Hong Kong.
Algunos académicos ven la medida como señal de que China no está dispuesta a seguir el sendero de la democracia y no cejará en aplastarla en Taiwán y Hong Kong.
Xi es una persona con gran aplomo y que no muestra fácilmente sus cartas, y ha llevado a China a una emergencia en todos los aspectos, desde el económico y el militar al estratégico o el social, lo que le otorga un gran poder para realizar sus objetivos, explicó el director del Instituto de Posgrado en Estudios Estratégico de Tamkang en Taiwán, Li Da-jong.
Una de las hipótesis han deducido los analistas a raíz del anuncio es la posibilidad de que Xi nombre vicepresidente a Wang Qishan, su hombre de confianza, que hasta octubre estuvo al cargo de su vasta campaña contra la corrupción dentro del Partido Comunista y que ha cesado o detenido a cientos de miles de funcionarios, aunque algunos la consideran como una manera de deshacerse de sus enemigos.
Si se abandonan las normas, tácitas o escritas, sobre jubilación de los altos cargos, es posible que Xi quiera contar con un hombre que se ha demostrado a lo largo de su carrera como un hábil solventador de problemas, sean políticos o económicos, como lo es Wang.
El mandato de Xi Jinping se ha caracterizado, en el exterior, por una presencia cada vez más destacada de China en el escenario internacional: Xi se ha presentado como defensor de la globalización económica y la lucha contra el cambio climático, además ha ofrecido a su país como alternativa ante las tendencias aislacionistas de Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump.
En el terreno interno, ha intensificado fuertemente los controles sobre la sociedad civil. Los medios de comunicación han recibido estrictas órdenes de respetar la línea del Partido; las redes sociales están supervisadas y se han lanzado duras campañas contra aquellos que se perciben como una amenaza contra el régimen, desde los defensores de los derechos de las minorías a abogados defensores de los derechos humanos.
Con información de Amanda Acevedo