La familia Morrison continúa la labor de sus ancestros y de las cuatro generaciones anteriores, siguiendo con la saga y el compromiso de reproducir un producto de alta calidad, desde que adquirieron la hacienda Altamira en los años 50. Es importante destacar que en el siglo XIX ya se hacía referencia a nivel internacional al prestigio del jugo de caña, cuando se referían al Ron Viejo de Carúpano.
La alta calidad de estos rones se debe gracias a la ubicación geográfica de la hacienda Altamira, en el Valle de Macarapana, estado Sucre, un lugar legendario en el mundo del ron por sus características y condiciones climáticas particulares, con un microclima donde se consigue brisa salina procedente del Mar Caribe y del Océano Atlántico, que se mezcla con la humedad del valle y con las altas temperaturas que permiten que el proceso de maduración se acelere. En esta zona del oriente de Venezuela se registra un cambio de temperatura famosísimo, el salto térmico, utilizado en el mundo del vino para la maduración de las uvas.
En aquellos lugares donde hay un contraste de temperatura significativo entre los días y las noches es conocido como salto térmico, que ayuda en la cosecha de diferentes productos de origen agrícola como el caso de la caña de azúcar, ingrediente esencial para el ron. El alto nivel de las precipitaciones que se registra en este valle ayuda a la óptima calidad y riqueza de sus suelos que colaboran en el mejoramiento de las condiciones para cosechar caña de azúcar.
Elementos como los alcoholes de carácter superior y agua pura de sus propios manantiales, aunado a la madera de las barricas de roble blanco americano que se utilizan para añejar y el largo tiempo de envejecimiento de los destilados de caña, aportan un alto porcentaje de sabor, fragancia y color, lo que contribuye de manera fundamental con el rasgo distintivo y sabor exquisito de sus rones.
Los rones venezolanos, al igual que Ron Carúpano, expusieron con sus presentaciones de ron viejo y blanco en la primera exposición de productos agrícolas e industriales del país, en 1883, como parte de la celebración del centenario del nacimiento de Simón Bolívar, que se realizó en El Paraíso, Caracas, en lo que actualmente es el colegio San José de Tarbes, lo que ayudó a darle prestigio y reconocimiento al ron.
Así mismo, en 1911 en la ciudad de Turín, al norte de Italia, al Ron Viejo de Carúpano le dieron el diploma Medalla de Oro por su calidad. La producción de este ron no podía cruzar el Atlántico sin estar acompañada de la presencia de una botella de gran belleza, para que obviamente se correspondiera tanto el contenido como el continente. Los hermanos Santelli acudieron a una famosa casa productora de botellas en la ciudad de Berlín en 1926 y mandaron a hacer una que tiene un esmerilado con el nombre en francés de Ron Viejo Santelli Carúpano, un elemento diferenciador de gran significado.
En el desarrollo de cualquier actividad o emprendimiento, en especial relacionada con la producción del ron venezolano, la sumatoria de la naturaleza y el trabajo del hombre van a dar como resultado un producto de enorme calidad y de gran prestigio tanto nacional e internacional como el Ron Carúpano.
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones