Horacio Blanco: “Hay falta de valentía y riesgo en la industria musical venezolana”
El cantautor pone en pausa el ska y abraza el rock alternativo con "Otras distorsiones", su nuevo proyecto en solitario
Hace casi cuatro décadas, Horacio Blanco (Caracas, 1968) subió por primera vez a un escenario. Después de aquella aparición es mucha agua la que ha pasado debajo del puente: se erigió en la voz líder de Desorden Público, ha usado sus letras para lanzar críticas contra el sistema político, ha vendido miles de discos, agotado la boletería de conciertos en Venezuela y llevado la bandera del ska por el mundo.
No obstante, hoy se siente orgulloso de lanzar Otras distorsiones, su primera producción en solitario, en la que abraza a otro género, el rock.
“Para mí es un reto presentar un trabajo como solista, es algo que siento que debía canalizar y finalmente este es el lugar y el momento en el que las coordenadas se alinearon. Es un compromiso. Sé que me he forjado un nombre dentro de la escena musical venezolana con Desorden Público, pero tengo la confianza de que el trabajo está bien hecho y quisiera que el público lo escuchara y le gustara”, dice.


No obstante, hoy se siente orgulloso de lanzar Otras distorsiones, su primera producción en solitario, en la que abraza a otro género, el rock.
“Para mí es un reto presentar un trabajo como solista, es algo que siento que debía canalizar y finalmente este es el lugar y el momento en el que las coordenadas se alinearon. Es un compromiso. Sé que me he forjado un nombre dentro de la escena musical venezolana con Desorden Público, pero tengo la confianza de que el trabajo está bien hecho y quisiera que el público lo escuchara y le gustara”, dice.

"Tomé un montón de riesgos en este álbum, pero siento que todo está bien hecho, con concepto, profesionalismo, nivel", dice Horacio Blanco sobre Otras distorsiones (IGNACIO TOVAR)
-¿Cuántas piezas integran esta producción?
-Este álbum está compuesto por 12 canciones. En cuanto a la estética musical, exploro una sonoridad más de rock alternativo, new wave. Aquí tengo un mayor protagonismo y eso me da cancha para expresar visiones que son mías. Hago esta aclaratoria porque en Desorden me corresponde hablar en nombre de todos como en un colectivo, pero acá, sin irrespetar al equipo que trabaja en Otras distorsiones, es mi oportunidad para compartir posiciones o reflexiones que son de mi fuero personal.
-¿Qué libertades se da Horacio Blanco en estas nuevas letras, arreglos y producción?
-Aquí me estoy dando muchas libertades. Canto letras que, en otro lugar, no hubiese podido. Me atreví a grabar cosas que van desde el grunge hasta el surf, pasando por el techno. Tomé un montón de riesgos en este álbum, pero siento que todo está bien hecho, con concepto, profesionalismo, nivel.
-¿A quiénes llamó para que se unieran a usted en este proyecto?
-Estoy trabajando con el ingeniero Jean Sánchez, ganador de varios Grammy; el baterista Lerryns Fernández, que trabajó en Jesucristo Superestrella y con Karina, Mulato y Divine; con el baterista Raymond Mariño, ganador de varios Premios Pepsi; con el pianista Víctor Morles, miembro activo de Desorden Público, que también tiene su proyecto como solista, y la más reciente adquisición ha sido Claudia Rojas, actriz y cantante que acaba de culminar sus presentaciones con Matilda.
-¿Cuántas piezas integran esta producción?
-Este álbum está compuesto por 12 canciones. En cuanto a la estética musical, exploro una sonoridad más de rock alternativo, new wave. Aquí tengo un mayor protagonismo y eso me da cancha para expresar visiones que son mías. Hago esta aclaratoria porque en Desorden me corresponde hablar en nombre de todos como en un colectivo, pero acá, sin irrespetar al equipo que trabaja en Otras distorsiones, es mi oportunidad para compartir posiciones o reflexiones que son de mi fuero personal.
-¿Qué libertades se da Horacio Blanco en estas nuevas letras, arreglos y producción?
-Aquí me estoy dando muchas libertades. Canto letras que, en otro lugar, no hubiese podido. Me atreví a grabar cosas que van desde el grunge hasta el surf, pasando por el techno. Tomé un montón de riesgos en este álbum, pero siento que todo está bien hecho, con concepto, profesionalismo, nivel.
-¿A quiénes llamó para que se unieran a usted en este proyecto?
-Estoy trabajando con el ingeniero Jean Sánchez, ganador de varios Grammy; el baterista Lerryns Fernández, que trabajó en Jesucristo Superestrella y con Karina, Mulato y Divine; con el baterista Raymond Mariño, ganador de varios Premios Pepsi; con el pianista Víctor Morles, miembro activo de Desorden Público, que también tiene su proyecto como solista, y la más reciente adquisición ha sido Claudia Rojas, actriz y cantante que acaba de culminar sus presentaciones con Matilda.

Junto a la cantante y actriz Claudia Rojas, "la más reciente adquisición" de Otras distorsiones (IGNACIO TOVAR)
-¿En el disco incluye colaboraciones?
-Tengo importantes aportes de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas, del Ensamble B11 y de mi estimado chelista Juan Manuel Trujillo.
-El público conoce al Horacio Blanco de Desorden Público. ¿Cómo define al Horacio Blanco de Otras distorsiones?
-El Horacio Blanco de Otras distorsiones es uno que se ha ido ganando un kilometraje en el mundo de la música, con Desorden Público tengo más de 38 años trabajando. Hace casi 40 años decidí que este iba a ser mi camino. Imagina todo lo que he vivido, bueno, malo, fácil, difícil y todo eso está en Otras distorsiones. Me gusta decir que esta manera de desnudarme artísticamente me ha permitido verme en un espejo y saber quién soy y ver hasta dónde llegan mis fortalezas y mis debilidades. Aquí, por primera vez, en mi larga trayectoria, puedo expresarme como el guitarrista de un ensamble y eso me parece súper chévere. Por último, diría que aquí tengo el chance de mostrar cuáles son mis visiones del mundo, cuáles son mis reflexiones en cuanto a un montón de temáticas que no necesariamente pasan por la perspectiva sociopolítica, que es mucho de Desorden Público. Claro que aquí hay vasos conectores entre los distintos Horacios, porque soy yo, pero aquí tengo otras libertades y obviamente, distorsiones.
-¿De cuáles figuras o agrupaciones de rock está integrada la banda sonora de Horacio Blanco?
-Wao, en ese playlist tengo bastante información e intento escuchar cosas actuales, pero jamás dejo de repasar los clásicos. Me formé como músico en la segunda mitad de los 80 y todavía sigo revisando el new wave, rock clásico y cosas más contemporáneas. También he escuchado mucho alternativo y eso ha definido en gran medida lo que van a escuchar guitarrísticamente hablando en este trabajo. Me gusta que hay fuerza, que hay actitud, pero también gracias a los arreglos, a las composiciones y, sobre todo, gracias a los músicos que me acompañan, se puede pasar de momentos bien intensos a otros de inmensa sutileza. Puedo darme el chance de hacer algo súper crudo, sencillo, directo y luego van a escuchar canciones que tienen orquestación, donde hay una sinfónica trabajando conmigo todos esos matices, todos esos momentos, esos colores y sensibilidades.
-¿Cómo evalúa la salud de la industria musical en Venezuela?
-Es una pregunta compleja porque siento que hay músicos, agrupaciones que están haciendo trabajos súper válidos, que están marcando la sonoridad de la Venezuela del aquí y del ahora y eso me encanta. Hay gente que está haciendo cosas interesantísimas dentro del mundo sinfónico, folclórico, hip hop, reggae, etc. Hay un abanico de música popular y académica en este momento en el país, eso es una parte de la cara de la industria. Se programa su música en los medios de comunicación, se les da centimetraje en medios impresos y tienen cabida en los espacios de televisión, pero siento que hay falta de valentía y riesgo porque tiendo a ver y a escuchar mucho urbano y ojo, no quiero en ningún modo decir que no sea válido, buenísimo que la gente lo vea y oiga, pero si nosotros no nos ocupamos de abrir lo más posible los compases, nuestra industria va a terminar empobrecida en términos de variedad. Creo que es algo en lo que debemos trabajar. Tampoco lo hago como una crítica destructiva, que no se malinterprete, pero vamos a abrir más el rango estilístico, que es lo que va a redundar a favor de toda la industria y de todo lo que está pasando en el país, que a la gente que no esté dentro de esa tendencia no le sea tan difícil sonar y, por último, la responsabilidad recaería sobre quienes producen los espectáculos. Me gusta que haya un montón de conciertos en Caracas, pero que también los podamos ver en otras ciudades del país, que haya inversión privada, pública. Eso es fundamental. Ojalá que para 2024 haya más chance para otros estilos, otros festivales, otras bandas. Creo que vamos en el camino correcto. Y mi gente, denle chance a lo que se está haciendo en Venezuela, lo que está pasando, escuchar diferentes letras y posiciones, pero hagámonos protagonistas.
@yolilu
-¿En el disco incluye colaboraciones?
-Tengo importantes aportes de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por Elisa Vegas, del Ensamble B11 y de mi estimado chelista Juan Manuel Trujillo.
-El público conoce al Horacio Blanco de Desorden Público. ¿Cómo define al Horacio Blanco de Otras distorsiones?
-El Horacio Blanco de Otras distorsiones es uno que se ha ido ganando un kilometraje en el mundo de la música, con Desorden Público tengo más de 38 años trabajando. Hace casi 40 años decidí que este iba a ser mi camino. Imagina todo lo que he vivido, bueno, malo, fácil, difícil y todo eso está en Otras distorsiones. Me gusta decir que esta manera de desnudarme artísticamente me ha permitido verme en un espejo y saber quién soy y ver hasta dónde llegan mis fortalezas y mis debilidades. Aquí, por primera vez, en mi larga trayectoria, puedo expresarme como el guitarrista de un ensamble y eso me parece súper chévere. Por último, diría que aquí tengo el chance de mostrar cuáles son mis visiones del mundo, cuáles son mis reflexiones en cuanto a un montón de temáticas que no necesariamente pasan por la perspectiva sociopolítica, que es mucho de Desorden Público. Claro que aquí hay vasos conectores entre los distintos Horacios, porque soy yo, pero aquí tengo otras libertades y obviamente, distorsiones.
-¿De cuáles figuras o agrupaciones de rock está integrada la banda sonora de Horacio Blanco?
-Wao, en ese playlist tengo bastante información e intento escuchar cosas actuales, pero jamás dejo de repasar los clásicos. Me formé como músico en la segunda mitad de los 80 y todavía sigo revisando el new wave, rock clásico y cosas más contemporáneas. También he escuchado mucho alternativo y eso ha definido en gran medida lo que van a escuchar guitarrísticamente hablando en este trabajo. Me gusta que hay fuerza, que hay actitud, pero también gracias a los arreglos, a las composiciones y, sobre todo, gracias a los músicos que me acompañan, se puede pasar de momentos bien intensos a otros de inmensa sutileza. Puedo darme el chance de hacer algo súper crudo, sencillo, directo y luego van a escuchar canciones que tienen orquestación, donde hay una sinfónica trabajando conmigo todos esos matices, todos esos momentos, esos colores y sensibilidades.
-¿Cómo evalúa la salud de la industria musical en Venezuela?
-Es una pregunta compleja porque siento que hay músicos, agrupaciones que están haciendo trabajos súper válidos, que están marcando la sonoridad de la Venezuela del aquí y del ahora y eso me encanta. Hay gente que está haciendo cosas interesantísimas dentro del mundo sinfónico, folclórico, hip hop, reggae, etc. Hay un abanico de música popular y académica en este momento en el país, eso es una parte de la cara de la industria. Se programa su música en los medios de comunicación, se les da centimetraje en medios impresos y tienen cabida en los espacios de televisión, pero siento que hay falta de valentía y riesgo porque tiendo a ver y a escuchar mucho urbano y ojo, no quiero en ningún modo decir que no sea válido, buenísimo que la gente lo vea y oiga, pero si nosotros no nos ocupamos de abrir lo más posible los compases, nuestra industria va a terminar empobrecida en términos de variedad. Creo que es algo en lo que debemos trabajar. Tampoco lo hago como una crítica destructiva, que no se malinterprete, pero vamos a abrir más el rango estilístico, que es lo que va a redundar a favor de toda la industria y de todo lo que está pasando en el país, que a la gente que no esté dentro de esa tendencia no le sea tan difícil sonar y, por último, la responsabilidad recaería sobre quienes producen los espectáculos. Me gusta que haya un montón de conciertos en Caracas, pero que también los podamos ver en otras ciudades del país, que haya inversión privada, pública. Eso es fundamental. Ojalá que para 2024 haya más chance para otros estilos, otros festivales, otras bandas. Creo que vamos en el camino correcto. Y mi gente, denle chance a lo que se está haciendo en Venezuela, lo que está pasando, escuchar diferentes letras y posiciones, pero hagámonos protagonistas.
@yolilu
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones